La vuelta de los bares: «¡Esto es vida, desayunaremos aquí de lunes a domingo!»

La Voz

SOCIEDAD

Felicidad entre los clientes, que por momentos tuvieron que esperar para coger mesa, y mucha preocupación entre los hosteleros: «Con cuatro mesas esto es muy difícil»

26 feb 2021 . Actualizado a las 18:44 h.

A las ocho de la mañana de hoy, viernes 26,  Yessenia y su familia, como miles de hosteleros en Galicia, volvieron a levantar la verja del Nautilus, uno de esos bares que dan vida a los barrios. En este caso, el Nautilus, al igual que el Madia Leva, el bar Las Pistas o algunos negocios más, aportan calor, color y ambiente al barrio de O Piñeiriño de Vilagarcía, que de no ser por ellos sería mucho más un lugar de paso y mucho menos un sitio en el que pararse y disfrutar.

Yessenia, que lleva 22 años en España pero aún tiene muy marcado el acento venezolano que le dejó a su familia el paso por la emigración, llegó al bar convencida de que el de hoy no es un día cualquiera. Lo contaba, bandeja en mano, con la emoción en la mirada: «Lo pasamos muy mal estas semanas. Nos dieron una ayuda pero eso no llega. Es muy triste estar sin hacer nada. Aquí trabajamos mi madre en la cocina y mi hermano y yo llevamos el bar desde hace tres años. Es muy duro ver que de repente te quedas sin nada, sin saber qué hacer. Así que hoy es un día importante, aunque no es como quisiésemos». 

Con ese «no es como quisiésemos» Yessenia se refiere a los aforos y las nuevas normas por las que se debe regir la hostelería en la comunidad, ya que hoy entra en vigor el Plan de Seguridade da Hostalaría en Galicia que implica, entre otras muchas cosas, que se realicen inspecciones policiales periódicas en los bares y que el establecimiento disponga de un código QR para que los clientes puedan registrarse. Eso sí, los locales tienen hasta el 5 de marzo para adaptarse a estos nuevos requisitos. Porque no hay que olvidar que la hostelería, tras varias semanas en la que solo pudo trabajar con servicios a domicilio o recogida en el local, reabre muy tímidamente, solo con terrazas en los concellos con restricciones medianas (como es el caso de Vilagarcía y, por tanto, del bar de Yessenia) y con el 30 % también en el interior en los concellos con menor nivel de incidencia. Así esta hostelera, a las ocho de la mañana, montaba exclusivamente la mitad de la terraza y colocaba como parapeto una mesa en la puerta para evitar la entrada de clientes. «Antes teníamos ocho mesas en la terraza y ahora solo cuatro y otras dos muy pequeñitas al lado de la puerta, con esto poco podemos hacer. Por eso seguimos muy preocupados», explicaba. 

En las primeras horas, en el Nautilus no hubo un gran afluencia. Y eso que la mañana de temperaturas templadas animaba a tomar las calles en Vilagarcía y, además, el bar está ubicado en una zona peatonal donde hay amplios espacios y donde se ubican más cafeterías, que hoy, con el beneplácito de la meteorología, también reabrieron sus puertas para trabajar en la terraza. 

Pero el ambiente se animó a partir de las 9.30, cuando los primeros clientes fueron muchos padres o abuelos que acababan de dejar a sus hijos en el colegio próximo a la cafetería. Algo antes de las diez, había que esperar para coger mesa. Fue un momento eufórico, en el que los clientes habituales se mostraron radiantes por volver a desayunar en su bar de siempre. En una mesa, Iván, su madre Uxía, Laura y Damián lo celebraban brindando con sus cafés con leches en vaso grande. Eso sí, con las mascarillas bien puestas todo el tiempo. Iván, con sonrisa de oreja a oreja, señalaba: «¡Esto es vida, nosotros desayunaremos aquí de lunes a domingo! Es increíble ver otra vez a los amigos sentados en el bar, lo echábamos muchísimo de menos!». Intentaban ellos que Yessenia, la hostelera, también sonriese, pero ella señalaba: «Es que solo con cuatro mesas y otras dos pequeñitas lo vamos a pasar mal. Cerramos a las seis de la tarde, es muy poco tiempo».

Yessenia explicaba también que ayer estuvieron todo el día limpiando y reponiendo mercancía y que todavía están poniéndose al día con las nuevas normas. Por ejemplo, todavía no disponen el QR al que obliga a la nueva normativa. «Ya vamos a intentar pedirlo, creo que nos dan un plazo para hacerlo. No sabemos muy bien para qué va a servir ese código», indicaba. Entre los clientes, todavía sonaba a chino esa novedad del QR, que establece la Xunta para que se puedan registrar cuando acuden a un local y que sea más fácil hacer un rastreo si se detecta un brote de covid. 

Hoy, de momento, no se hablaba tanto de las nuevas normas como del hecho de poder volver a tomar asiento en el bar de siempre, eso sí, en terraza. Antes de las 10.30 horas, por el Nautilus ya habían desfilado los clientes más fieles. Desde los citados Iván y Uxía a José, todo un personaje en el barrio, que remachaba ante su café: «Isto era un aburrimento de vida. Menos mal». Contaban que estos días habían cogido los cafés para llevar en algunos bares, pero «no es lo mismo, esto es gloria». 

La escena del Nautilus se repetirá hoy en miles de establecimientos hosteleros. En Galicia, hay 23.000 bares, restaurantes y cafeterías. De ellos, algunos no podrán volver a reabrir al público por estar ubicados en los concellos con máximas restricciones, donde solo se puede trabajar para domicilio o con servicio de recogida en el local. El resto, o abren solo con la terraza al 50 % (como en todos los concellos del área sanitaria de Pontevedra, A Coruña y Ferrol) o pueden tener ese servicio exterior y un 30 % dentro, como en las ciudades de Vigo, Ourense, Lugo y Santiago. 

Mesía, un oasis en la comarca coruñesa para los desayunos a cubierto

La hostelería de este municipio estrenó esta mañana las mesas interiores

Toni Silva

Casa Zapateiro, en Mesía, es esta mañana un hervidero de actividad para cumplir con los encargos a domicilio. «Levamos almorzos a Xanceda, porque estes días os bares da zona pecharon», explica Fernando García. Pero a ese trabajo este viernes se suma la atención a los clientes in situ, un momento deseado desde hace semanas y que algunas vecinas han querido disfrutar en esta mañana fría.

Marina y Andrea, estudiantes universitarias en A Coruña, fueron dos de las usuarias que han ocupado una de los dos mesas interiores del local. «Teníamos ganas de vernos así, tomando café y charlando», explican. En la terraza cubierta de fuera el aforo no es mucho mayor, apenas tres mesas, doce personas como máximo, y bien separadas.

Los vecinos de Mesía son los únicos afortunados de la comarca de A Coruña que podrán disfrutar de la hostelería tanto en el exterior (el aforo de las terrazas está limitado al 50 %) como en el interior (al 30 %), ya que su concello está en el nivel 3 de restricciones, el más permisivo de los tres establecimos por la Xunta, y porque pertenece al área sanitaria de Santiago. Y por eso mismo, por estar situado en una demarcacion sanitaria diferente, ningún residente de la coruñesa podrá traspasar la frontera ficticia y disfrutar a cubierto de alguna consumición.

Tímida repertura de la hostelería en Vigo

La eurodiputada Ana Miranda, una  de las primeras clientas en una cafetería de su barrio

L.C.LL.

La hostelería de Vigo ha reabierto de forma tímida y con éxito desigual. La reapertura ha sido a media asta porque algunos locales permanecen cerrados y muchos no van a volver a abrir. Hay sensación de semiluto en el sector. En Coia, el Girasol permanecía cerrado, mientras que el bar Chicho servía cafés su público habitual.

En Bouzas, uno de los primeros clientes que ha tenido Felipe II ha sido la eurodiputada Ana Miranda. La cafetería, que aparentemente lleva el nombre del emperador español, ha abierto esta mañana a las siete «con la mitad de clientela que un día normal». Dentro del local había varias personas desayunando y leyendo el periódico. Alguna se ha animado a jugar a la lotería, ya que también tienen una administración. Ana Miranda explica que conoce el dueño, Jose Carlos Felipe, desde que «iamos co colexio Chouzo xuntos». Miranda señala que «hai que apoiar ao comercio do barrio». Así que después de un frugal desayuno abandonó el local para dirigirse a un acto político con Ana Pontón.

El centro de Vigo también ha ido cobrando vida y las cafeterías se han ido llenando de gente para empezar el día con fuerzas. Es una jornada de trabajo más corta que las de antaño, pero por fin ya es viernes, piensan muchos pequeños empresarios como el del Carpe diem. Hay que vivir el presente, aunque este local del Arenal tenga la terraza aún vacía. En cambio en A Rotonda, en Isaac Peral no paran de servir cafés, pinchos y hasta cervezas tempraneras antes del mediodía.

La desescalada no ha sido para todos y los locales de ocio nocturno siguen a la espera de poder hacerlo, mientras pierden dinero y se producen bajas definitivas, como la de El Contrabajo. Los empresarios consideran que «es un agravio comparativo que en Madrid se pueda abrir de noche y aquí no». Por eso preparan una demanda por lucro cesante que entregarán en el juzgado antes del día 14 de marzo. Reclaman que, al menos, les den ayudas para los alquileres por los cierres obligados y que se les condonen impuestos. Muchos no van a poder resistir hasta octubre, fecha en la que está prevista la reapertura nocturna si hay vacunación suficiente, un objetivo que siembra las dudas en el sector.

Las terrazas regresan a Carballo y Vimianzo

Deben estar al 50% de ocupación y el horario de cierre quedó fijado a las seis de la tarde

Toni Longueira

El regreso del sector de la hostelería, aunque sea con las terrazas al 50% de ocupación, con cierre obligatorio a las seis de la tarde y con solo cuatro personas no convivientes como máximo por mesa, es ya toda una realidad en la Costa da Morte. El buen tiempo acompaña en este reinició de la actividad. De manera especial en Carballo, A Laracha y Vimianzo, tres municipios de la comarca muy azotados por esta tercera ola de la pandemia.

A destacar Vimianzo, que después de casi cuatro meses de cierres perimetrales y toque de queda, los hosteleros han vuelto a recuperar sensaciones perdidas el 30 de octubre, cuando la capital de Soneira quedó blindada ante el constante repunte de casos diagnosticados. Al igual que en Carballo —que alcanzó el triste récord de 400 positivos el 30 de enero—, donde las terrazas han vuelto a ocupar la vía pública. Desde primera hora de la mañana eran muchos clientes los que se afanaban en tomar un café al aire libre, después de casi un mes de duras restricciones.

«Estamos estresados por lo que pueda venir el fin de semana con el buen tiempo»

Las terrazas de Pontevedra reabren y desde primera hora se sirven cañas y vinos tras un mes sin actividad

NIeves D. Amil

La desescalada ha abierto las primeras terrazas de Pontevedra y de toda Galicia. A primera hora de la mañana había mesas libres, pero a medida que avanzaban las horas y el sol empezaba a calentar se iban llenando y haciendo más complicado hacerse un hueco en ellas. Los hosteleros detrás de las barras mostraban su preocupación viendo como arrancaban estas primeras horas. «Estamos estresados por lo que puede venir el fin de semana con el buen tiempo que va a hacer», señalaba la dueña de Os Carballos, mientras saluda a sus clientes de toda la vida y que no los veía desde el 27 de enero. Vinos, cañas y pocos cafés eran las principales consumiciones en una de las plazas más populares de la ciudad y en la que en anteriores desescaladas ha tenido que intervenir la policía por las aglomeraciones de gente. Con ese recuerdo en su cabeza, son varios los hosteleros que reflexionan: «No sé como dejan que abramos un viernes antes de un fin de semana de buen tiempo». Saben que desde hoy les toca volver a ser ese policía de barra que tantos quebraderos de cabeza le trajo en diciembre. Beatriz Araújo asegura mientras monta la terraza para el mediodía que «nos toca ser muy estrictos porque la gente está ansiosa por salir a la calle. Es el momento de que todos los hosteleros estemos concienciados de que no puede haber una vuelta atrás». Ella cree que durante la Navidad fue un despropósito que ahora no se puede repetir. La solución es ser exigente con el cliente y «el que no quiera cumplir las normas que se vaya a otra terraza que hay de sobra». Araújo todavía está pendiente de instalar el código QR. La información la recibieron ayer y con «veinte páginas en la mano ya no sabes ni que leer». 

Los hosteleros que abrieron este viernes las puertas de sus negocios reconocen que lo hacen «porque nos gusta nuestro trabajo», pero comprenden que haya otros empresarios que sigan con sus negocios cerrados. La plaza de A Ferrería sigue sin terrazas y en Méndez Núñez falta la de La Gramola. También para la hostelería esta es una desescalada descafeinada. Desde Hoempo decían estos días que si abriendo al 100 % del local seguirían teniendo deudas, haciéndolo un 50 % en la terraza lo veían inviable. 

Pese a esta disparidad de criterio entre los hosteleros de la ciudad, los pontevedreses aseguraban esta mañana que estaban de mejor humor que ayer. No solo por la apertura de las terrazas, sino porque además salió el sol. «Nosotras, cuando se podía, quedábamos en los bancos de una plaza para tomar el café más de dos metros de distancia y nos íbamos para casa», decía un grupo de amigas que esperan estar ya en el siguiente grupo de vacunación. «Estamos felices de poder tomar el café en esta terraza y al salir de aquí, para casa. Hasta el día siguiente ya no salimos porque hay que tener mucho cuidado», decían casi al unísono mientras tomaban un café con la mascarilla puesta y cumpliendo con las normas de la desescalada. Tanto clientes como hosteleros esperan que se pueda mantener esta apertura, pero saben que eso solo depende del «sentido común». De ahí que muchos recalquen que hubiese sido mejor esperar al lunes para ir controlando la ansiedad que da el alivio de las restricciones. 

El café vuelve a las terrazas de A Coruña con el alivio de las restricciones

Desde hoy, los locales de hostelería pueden volver a servir en el exterior, aunque el aforo será del 50 %. Como novedad, será obligatorio tener instaladas todas las mesas y sillas que se utilizarían en una situación normal, pero habrá que precintar las que permanecen inutilizadas

T. Rivas, E. Mouzo

La entrada en vigor de las nuevas restricciones anunciadas por la Xunta de cara a una desescalada progresiva han devuelto cierta imagen de normalidad a las calles de A Coruña. Desde primera hora de la mañana las terrazas han regresado al exterior de los locales, y así, en zonas como la Marina o María Pita, el café se convirtió en el gran protagonista de la mañana. Solos o en compañía -las reuniones podrán ser, como máximo, de cuatro personas no convivientes- los coruñeses más madrugadores disfrutaron sorbo a sorbo de sus cafés, algo que no podían hacer desde el pasado 25 de enero. Por el momento, los locales solo podrán servir en las terrazas, que tendrán el aforo restringido al 50 %, y deberán cerrar sus puertas a las 18.00 horas.

El nuevo Plan de Seguridade da Hostalaría Galega que se pone en marcha este viernes establece una serie de nuevas normas, que no todos parecen conocer. Desde hoy es obligatorio instalar todas las mesas y sillas que se utilizarían en una situación normal, pero habrá que precintar las que permanecen inutilizadas. Además, los establecimientos hosteleros deberán contar con un cartel que informe sobre los nuevos aforos y un código QR que permita a los clientes registrar su presencia en el local, para así, en caso de que se registre un brote, pueda hacerse el rastreo con mayor agilidad. Los locales tendrán de plazo hasta el próximo 5 de marzo para adaptarse a estas últimas dos medidas.

Javier estaba todavía montando las mesas de la terraza de la cafetería Tortoni en San Nicolás cuando llegaron los primeros clientes. «Desde primera hora noté el anhelo y las ganas que hay de sentarse en las terrazas», señaló, y apeló al sentido común para evitar un nuevo cierre de la hostelería.

Ángel Manso

Antonio y Araceli, de Granier, en la calle Barcelona, se mostraron muy contentos con la apertura y reconocen que, salvo excepciones, los clientes están cumpliendo con las medidas de seguridad para evitar la propagación del covid. «Bueno, a uno ya le tuvimos que decir que no se puede fumar y hay que mantener siempre la mascarilla», admiten. Sobre la nueva norma que obliga a instalar todas las mesas y precintar la inutilizadas, reconocen conocerla, «pero con nuestra poca fachada es imposible. Si viene alguna autoridad podemos demostrar que las otras mesas en el interior del local».

Susana Soutullo, propietaria de la cafetería Dylon´s, arrancó el día con optimismo y alegría al ver a uno de sus clientes esperando a las puertas de su establecimiento. «Eso es fidelidad y apoyo», afirmó emocionada. Y aunque desconocía las nuevas normas respecto al precintado de las mesas, se puso inmediatamente manos a la obra para cumplir con la obligación. Esta hostelera estableció un tiempo máximo de ocupación para sus mesas de 25 minutos, ya que «no puedo tener a alguien ocupando una mesa con un café y el móvil toda una mañana».

También Antonio, del bar Krone, optó por establecer un tiempo máximo de permanencia en sus mesas. «En ningún dos peches anteriores limitei a estancia nas mesas, pero agora fíxeno por indicación dos propios clientes. Eles tamén vían que había xente que se pasaba horas lendo a prensa e xogando co móvil», esgrime.

Reapertura de la hostelería en la calle Barcelona de A Coruña. Servando Barros y Santiago Naveiras volvieron a reunirse para tomar un café.
Reapertura de la hostelería en la calle Barcelona de A Coruña. Servando Barros y Santiago Naveiras volvieron a reunirse para tomar un café. Ángel Manso

Entre los coruñeses que han querido disfrutar de las terrazas en este primer día de alivio de las restricciones están Servando Barrós y Santiago Naveira. «Esto é outra vida. Poderse sentarse outra vez e contarnos cousas», comentaba con cierto humor uno de ellos. «E ademáis podemos estar xuntos aínda que non vivamos na mesma casa», señalaba el otro.

Y aunque la restricción de aforo del 50 % en las terrazas parece no ser suficiente para algunos negocios que optaron por seguir con sus puertas cerradas, otros como Kevin, de Artesano Café, animan a «tirar para adelante» porque «es poco, pero es lo que hay». Asegura que cumple con todas las medidas impuestas por la Xunta, «con el cartel de aforo, el gel, las mesas precientadas» y al igual que él, también sus clientes están respetando las medidas de seguridad.

Precisamente para velar por ese cumplimiento de las normas se reforzará la presencia policial y los controles, especialmente durante los fines de semana. Dos agentes de la Policía Local que esta mañana patrullaban por la zona de la calle Barcelona reconocieron que, por el momento, no habían tenido que sancionar a nadie. «Estamos observando buenos comportamientos y respeto a las normas por parte de los ciudadanos y de los hosteleros. Y por la emisora dicen que todo está yendo bien», comentaron.

El buen tiempo parece haberse puesto, en esta ocasión, de parte de la hostelería. Tras el paso el paso este jueves de una borrasca que dejó bastante lluvia, hoy los cielos amanecieron despejados y así está previsto que sigan durante todo el fin de semana, cuando se podrán alcanzar temperaturas que rondarán los 20º y que ayudarán a ver las terrazas funcionando a pleno rendimiento.

Ourense celebra la vuelta a las terrazas: «Os bares son os que tiran da xente»

El viernes de desescalada dejó sensación de alivio entre la hostelería y sonrisas entre clientes de toda la vida

Pablo Varela

Las calles de Ourense resucitaron este viernes a la vez que se desperezaban los bares. Quizá no haya mejor excusa que un café para un reencuentro, y a eso se agarraban una pandilla de tres amigas que, después de dos meses sin verse, quedaron en la terraza de La Coruñesa. Otros, como Marcos Aparicio, propietario de un establecimiento en la rúa das Burgas, optó por hacerlo en solitario en el bar Cervantes, del que es cliente habitual. «Veño todos os días. Era importantísima a volta da hostelería para os que teñen algún negocio preto, porque moven moitísimas máis persoas. Se o tempo non acompaña no inverno e non hai onde tomar un vermú, os veciños xa non sae. Os bares son os que tiran da xente», explicaba. Era su segundo cortado del día. «Sonche cafetero», decía.

En el interior del bar, con una administración de lotería, Manuel González reconocía que echaba de menos el cara a cara con los de siempre, sin barreras ni esa sensación efímera de quien pide las consumiciones para llevar. Quien no se dejaba unos céntimos en la tragaperras los invertía en una quiniela en busca de algo de suerte. Pero en el bar Cervantes, el premio gordo fue el regreso de clientes de toda la vida. «Estar físicamente coas persoas é outra cousa. Isto axuda»

Xa podemos apoiarnos aquí sen medo, non?

E logo? Aquí, ó bar de toda a vida, vense a falar, a dialogar.

En la plaza de las Mercedes, Pepe leía el periódico en la terraza mientras su hijo Xosé, propietario del Ollo Ledo, atendía un par de mesas en el exterior. «Atopamos sonrisas e unha sensación de alegría. Ó inicio foi bastante tranquilo, pero vemos que á xente opta máis por consumir fóra», decía el segundo. Su padre, que regentó el local entre los años 1999 y 2004, ve ahora cómo Xosé da continuidad a su legado. Sabe que no está siendo sencillo, pero confían en remontar. «El xubilouse aquí e hoxe veu facerme unha visita. Pouco a pouco tocará ir refacéndose, volvendo á normalidad. Pero por agora temos tres empregados en ERTE e iremos voltando gradualmente», contaba.