El presidente portugués bloquea la ley de eutanasia

Begoña Íñiguez CORRESPONSAL EN LISBOA

SOCIEDAD

Marcelo Rebelo de Sousa, presidente de Portugal, en una imagen de finales de enero del 2021
Marcelo Rebelo de Sousa, presidente de Portugal, en una imagen de finales de enero del 2021 PEDRO NUNES | Reuters

Rebelo de Sousa envía al Constitucional la norma aprobada en el Parlamento por los partidos de izquierda

19 feb 2021 . Actualizado a las 09:53 h.

El jefe del Estado portugués, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, envió ayer al Tribunal Constitucional la ley de la eutanasia, para que los jueces determinen si incurre en alguna inconstitucionalidad. La ley fue aprobada en el Parlamento de Lisboa el pasado 29 de enero, con los votos de la mayor parte de los diputados de los partidos de izquierda.

Rebelo de Sousa que es catedrático de Derecho Constitucional y católico practicante considera que «el artículo dos recurre a conceptos excesivamente indeterminados en la definición de los requisitos para permitir la despenalización de la muerte médicamente asistida», escribe el presidente luso en la carta dirigida al presidente del Tribunal Constitucional portugués, João Caupers, publicada en la página oficial de la Presidencia de la República.

Marcelo indica que «al Parlamento portugués le competía haber especificado en su redacción con más detalle los requisitos en los que se podrá realizar la eutanasia sin ser penalizado por ello». Por dicho motivo, Rebelo de Sousa quiere que tenga la última palabra el Constitucional porque para él es insuficiente y viola la constitucionalidad al enumerar únicamente que «se permitirá la eutanasia cuando así lo decida una persona mayor de edad por voluntad propia y en situación de sufrimiento intolerable».

Otra opción que tenía el presidente portugués al recibir la ley era vetarla y enviarla de vuelta a la Asamblea de la República, lo que llevaría a una nueva votación en unos meses, donde con casi total probabilidad resultaría aprobada de nuevo. Rebelo de Sousa ha manifestado en varias ocasiones los últimos meses, sin revelar su posición personal, que «para avanzar la ley de la despenalización de la muerte médicamente asistida en Portugal tendrá que haber un gran consenso en la sociedad portuguesa y ser aprobada por más de los dos tercios de los diputados de la Cámara», lo que no ocurrió el 19 de enero.