La justicia da la razón a una investigadora gallega que fue discriminada por ser madre

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La sentencia histórica obliga al Instituto de Salud Carlos III a volver a evaluar a la científica María de la Fuente

11 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La carrera investigadora transcurre por un camino poblado de incertidumbre, precariedad y contratos temporales. Pero hay un obstáculo que solo impide avanzar a las mujeres. «La maternidad es un asunto que se oculta entre nosotras porque sabes que será contraproducente. Como se nos evalúa continuamente por lo que producimos, el hecho de parar nos perjudica mucho», confiesa María de la Fuente Freire, directora de la unidad de Nano-oncología del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS).

Hace tres años María fue víctima de una situación que ella califica como «discriminatoria». Por entonces sus dos hijos tenían 2 y 4 años. Para atenderlos se vio obligada a detener la producción científica durante un período total de 13 meses. En el 2018 le tocaba pasar una evaluación obligatoria para continuar con sus proyectos financiados por el Instituto de Salud Carlos III. María aspiraba, además, a un ascenso profesional, pero lo que recibió fue un palo por parte del sistema que la desmoralizó por completo. «Lo que recuerdo de aquel momento es que fue muy duro. Yo estaba compaginando mi trabajo mientras cuidaba de mis dos hijos. Apenas dormía. Sentí que no se valoraba nada el esfuerzo que estaba haciendo. Al principio incluso me costaba hablar del tema porque roza lo profesional con lo personal», confiesa.

El tiempo que dedicó a la maternidad le había restado competitividad a su candidatura para acceder a una categoría profesional superior. «En la convocatoria no aparecía por ningún lado el supuesto de que una mujer pudiese coger una baja por maternidad, así que me computaron esos meses como si estuviera trabajando, cuando no fue así. Al final lo que ocurrió es que no pude competir en igualdad de condiciones con el resto de investigadores que solicitaron esa plaza», explica.

Tras el golpe profesional y emocional, María reaccionó y pasó a la acción de todas las formas posibles. Decidió hacer pública su historia y denunciar ante la justicia su caso. Además, ayudó a inspirar el movimiento #ocientificaomadre. «Fue una iniciativa muy importante porque animó a otras muchas investigadoras que estaban en una situación similar y empezó a visibilizarse y a normalizarse esta causa», subraya.

Sentencia histórica

María no ha dejado de luchar ni un segundo. Esta semana ha participado en muchas actividades a propósito del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra hoy. Pero ayer recibió una notificación que permitirá que su protesta pase a la historia, originando un cambio real y trascendente. El Juzgado Central Contencioso administrativo número 2 de Madrid le ha dado la razón. «La Sentencia estima que la científica demandante sufrió discriminación indirecta por razón de género, al concurrir a la convocatoria. Las desigualdades existentes entre hombres y mujeres son particularmente acusadas en el sector de la investigación. Las mujeres van abandonando paulatinamente la carrera profesional, lo que se conoce como la tubería que gotea, y además, el acceso a los niveles más altos de la carrera está limitado», recoge el documento.

Aunque el verdadero logro de lo que ha conseguido la científica gallega con su esfuerzo queda reflejado en la parte final. «A partir de la Sentencia todos los Organismos de Investigación de nuestro país, estatales o autonómicos, que realicen evaluaciones de trayectorias científicas en régimen de concurrencia competitiva, estarán obligados por la sentencia, y también por decencia pública y reputacional de las Instituciones públicas, a establecer medidas correctoras en las convocatorias de contratos de investigadoras, lo que sin duda marcará un antes y un después en la lucha de género a favor de las mujeres científicas y madres».

El Instituto de Salud Carlos III está obligado ahora a volver a evaluar a María, pero esta vez en igualdad de condiciones. «Estoy realmente muy contenta, no tanto por mí, sino por el valor de la sentencia, que es pionera y sienta un precedente para que no se vuelvan a repetir este tipo de casos discriminatorios», concluye De la Fuente.