Luis Paz, oncólogo: «En una familia con 9 hermanos al menos 3 van a desarrollar un cáncer»

SOCIEDAD

HOSPITAL 12 DE OCTUBRE

El médico gallego, que preside la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer, alerta sobre otra crisis sanitaria en ciernes, la de los enfermos con tumores

03 feb 2021 . Actualizado a las 09:15 h.

Luis Paz Ares (Vilagarcía,1962) dirige el Servicio de Oncología Médica en el Hospital 12 de Octubre de Madrid y acaba de consumir su primer mes al mando de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA) tras coger el testigo del investigador santiagués Xosé Bustelo. Dentro de dos años, otra gallega, Marisol Soengas, asumirá la presidencia. 

—¿Cómo han sido los primeros días en el cargo?

—Xosé ha hecho un excelente trabajo durante estos últimos años y sigue colaborando conmigo. Es una sociedad científica que está creciendo rápido y que necesita mucha dedicación.

—Asume el mandato en el peor momento

—Estamos en una situación muy complicada. El covid ha parasitado toda la actividad, tanto en la atención como en la investigación y nos ha dejado sin recursos.

—El informe de la Sociedad Oncológica Médica es demoledor. El diagnóstico de nuevos casos ha caído un 20 % por la pandemia.

—No solo eso, también ha tenido un impacto notable en los estudios clínicos. Debido a la crisis sanitaria se han reducido de forma significativa los tratamientos y ensayos experimentales. En mi hospital disminuyeron un 40 % respecto al 2019.

—Y luego está la situación que sufren los propios enfermos

—Son las personas más vulnerables y sabemos que la mortalidad es mucho mayor que en el resto de las patologías, sobre todo entre los pacientes que están sometidos a tratamientos de quimioterapia y los que sufren cáncer de pulmón o hematológicos. La mortalidad en estos casos aumenta hasta un 35 % entre los ingresados por coronavirus.

—Supongo que el impacto emocional también debe estar siendo terrible

—Ya hay estudios que señalan que el daño psicológico resulta especialmente notable entre los pacientes con tumores. Tiene todo el sentido ya que deben ir al hospital con frecuencia, donde se encuentra el virus, y esto les produce mucho miedo.

—Vamos camino de un año con restricciones muy duras para evitar que colapsase la sanidad, pero está emergiendo otro drama médico

—Es normal que dediquemos esfuerzos a la atención de una persona que llega a Urgencias con problemas respiratorios. Sin embargo, ahora tenemos que cuantificar lo que no hemos hecho para tratar de saber qué sobreesfuerzo debemos hacer durante los próximos meses para compensar lo que llamamos «la resaca del covid».

— ¿Se espera un carga importante de trabajo en los servicios de Oncología?

—Claro. El hecho de que no se hayan diagnosticado uno de cada cinco casos, nos obligará a operar mucho más rápido. Y sin olvidar que debemos sumar los nuevos pacientes que aparecerán este año.

—¿Cree que se ha actuado correctamente?

—Seguro que podemos citar muchos errores que se han cometido, pero no soy un experto en gestión de pandemias. Quizás la reflexión podría ser que a veces por ocuparse de lo urgente dejamos de atender lo más importante. Nosotros ya hemos proporcionado a la administración todos los datos para que puedan dimensionar el daño que ha hecho la pandemia al diagnostico del cáncer y se pueda diseñar una estrategia que permita afrontar lo que se nos viene encima.

—Usted tuvo el covid. ¿Cómo fue la experiencia?

—También mi mujer e hijos. Lo peor de todo es que no sabes qué te va a pasar. Cuando creía que me estaba recuperando, empecé con problemas respiratorios.

—¿El cáncer es una pandemia?

—Desde luego no se trata de una epidemia porque no es una situación coyuntural, sino algo que se nos afecta a todos y cuyo crecimiento se sostiene en el tiempo. Las cifras son demoledoras. Cada años fallecen 130.000 personas solo en nuestro país, alrededor de 350 al día. Y en el futuro uno de cada dos varones y una de cada tres mujeres tendrán cáncer. En mi familia somos nueve hermanos. Al menos tres lo tendremos.

—¿Cuál es el problema?

—La esperanza de vida ha aumentado y, por tanto, también la probabilidad de desarrollar un cáncer. Creo que la población no es consciente de la magnitud y sería necesario un programa de educación en salud, porque a pesar de que estamos hablando de la segunda causa de mortalidad la ciudadanía sabe muy poco. Y eso que los factores de riesgo son bien conocidos: tabaco, falta de ejercicio o una mala alimentación.

—Tenemos al menos a la ciencia de nuestro lado. La batalla está servida ¿no?

—Hay algunos avances muy prometedores, como, por ejemplo, en el ámbito de la inmunoterapia, que nos permitirá en el futuro diseñar tratamientos personalizados más eficaces.