El tránsito laboral entre Ourense y Portugal: «La lástima es que no puedo parar a comer bacalao»

Pablo Varela Varela
Pablo Varela OURENSE / LA VOZ

SOCIEDAD

Miguel Villar

Al antiguo puesto aduanero de Feces de Abaixo llegaba este lunes algún vecino despistado que buscaba pasar al país vecino para repostar gasoil más barato

01 feb 2021 . Actualizado a las 20:29 h.

En el paso fronterizo de Feces de Abaixo, a medio camino entre Verín y Chaves, algún ciclista despistado llegaba esta mañana al límite con Portugal para dar un giro de 180 grados y regresar por donde había venido. Y desde el país luso, más de un vecino acostumbrado a repostar en la provincia de Ourense se veía obligado a dar media vuelta.

Miembros de la Policía Nacional, Guardia Civil y Guarda Nacional Republicana vigilaban este lunes el antiguo puesto aduanero próximo al río Támega. En su momento, paraíso para los contrabandistas. «E aínda hai quen intenta colarse polas pistas de terra», decía uno de los gendarmes portugueses. Por la carretera desfilaban camiones y furgonetas de carga, como la que conducía Juan Marques rumbo a Francia. Llevaba mobiliario y le esperaba un largo camino. «Allí, para entrar por tierra nos exigen una acreditación que determine una PCR negativa en las 72 horas previas al viaje», explicaba.

Porque la ristra de papeles sobre los salpicaderos era una constante en los controles. Justificantes por razones de dependencia en la familia, algún vecino que acudía a firmar a un juzgado del otro país y, generalmente, por razones laborales. Por Feces pasan ahora decenas de vecinos de Chaves que trabajan en Verín o la comarca de A Limia. Y también al revés, ourensanos que encontraron empleo al norte de Portugal. Desde la localidad coruñesa de Ordes viajaba José Antonio Fernández, veterinario. ¿Su destino? Una granja de Vidago, cerca de Chaves, donde un cliente le pidió llevar a cabo la inseminación de 500 conejas. «Volveré en el día. La lástima es que ahora no puedo parar a comer bacalao», contaba riendo.