La primera vez que La Voz habló de la factura eléctrica: «No engañen, la luz no puede salir gratis»

SOCIEDAD

Françoise Saunier, el hombre que encendió la luz en Galicia
Françoise Saunier, el hombre que encendió la luz en Galicia Lvg

El precio de la luz, que estos días incendia la opinión pública, ya inflamaba también algunos debates mucho antes de que la frase «Oye, que no somos de Fenosa» se hiciera popular en Galicia. La primera gran polémica se remonta a 1888, cuando la compañía francesa de gas que tenía los derechos de explotación en A Coruña, Vigo y Santiago, comenzaba a mudarse a la nueva edad energética y algunos empresarios locales, constituidos como cooperativas, se lanzaron a competir con aquella en el emergente mercado eléctrico. Las chispas no tardaron en saltar.

20 ene 2021 . Actualizado a las 15:05 h.

La Voz, que en sus 139 años se ha ido curtiendo en la cobertura de momentos históricos, no pecó de bisoña a la hora de percibir el calambrazo social que estaba provocando la llegada de electricidad a Galicia. Asomaba un nuevo siglo, pero también una nueva era. Y el entonces joven periódico no escatimó espacio para dar cobertura a las primeras polémicas por el precio y la calidad del servicio, tan madrugadoras que llegaron antes que los postes de la luz. Así fue que el diario se convirtió en el mensajero de aquel intercambio de reproches cuya auténtica finalidad eran el control del jugoso mercado eléctrico.

«Contraten a un economista, pues según sus cálculos la factura de la electricidad sería gratis para sus abonados, eso es un engaño». De esta guisa se despachaban en nuestras páginas los gerentes de la compañía del gas, en pleno proceso para consolidarse también en el servicio eléctrico, mientras algunas cooperativas locales intentaban entrar también en esa codiciada plaza. «Nosotros no tenemos un contrato con el ayuntamiento que nos permita imponer nuestra ley», acusaban estos últimos, en indignada respuesta a través del periódico. Y la pugna continuó en fechas posteriores: «Estamos muy lejos de lucrarnos con el alumbrado eléctrico: nuestra empresa no ha obtenido, ni con mucho, el 5 % que la cooperativa ofrece a sus abonados; y no hemos dedicado aún un solo céntimo a amortizaciones del material».

ALBERTO MARTI VILLARDEFRANCOS

El director de la compañía de gas de A Coruña y Vigo, Françoise Saunier, metía así el colmillo en la disputa después de que los cooperativistas que pretendían hacerse con parte de los derechos de explotación eléctrica le hubiesen lanzado unos dardos envenenados. La réplica de Saunier, aunque educada, no ocultaba su gran malestar por los ataques del aspirante a competidor: «Nuestra empresa hará la instalación de la electricidad donde lo decida y seguirá bajando el precio del gas, pese a las peticiones de Fariña y Compañía». Unos días antes, el periódico había recogido unas manifestaciones de los promotores de la cooperativa, en las que, contrariados con Saunier por no haber aceptado un reparto del mercado que incluía cláusulas sobre las tarifas al consumidor, acusaban a aquel de especulador y de trabajar con materiales de mala calidad.

Los sucesivos números de La Voz fueron evidenciando que en esta pelea Rocky Balboa no le iba a ganar a Apollo Creed, aunque le aguantase varios asaltos. En marzo de 1901, la cooperativa publicaba en el diario este anuncio: «Participamos a nuestros clientes que no nos estableceremos en la calle Real, como habíamos anunciado, porque no podemos pagar el precio de estos alquileres. Solo pueden hacerlo quienes revenden a más del 60 % los aparatos para uso eléctrico que nosotros estamos ofreciendo sin ganancia alguna».

En la serie Historias de Galicia, publicada (3-11-2013) en el suplemento Mercados de La Voz, Fernando Salgado resume en un titular cómo acabó este lance: «Saunier, el francés que prendió la luz en A Coruña y Vigo». Solo un capítulo más en la biografía de este ingeniero casado con la compositora compostelana Eugenie Osterberger, con la que vivió más de tres décadas en Galicia, y que también ayudó a encender otras luces (apoyó a Murguía en la fundación de la Liga Gallega, promovió la figura de Sofía Casanova, cooperó con su esposa y la Pardo Bazán en iniciativas culturales) y a beber de otras aguas: fue el que trajo las de uso doméstico a A Coruña. 

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