En estos días de nevadas copiosas e intensas heladas es bueno recordar el papel que el frío ha jugado en la historia de la vida en la Tierra. Desde que el planeta se formó, hace unos 4.500 millones de años, ha atravesado períodos mucho más hostiles que el actual. Hubo una época en la que se convirtió en una bola de nieve, una tesis que fue respaldada por una reciente investigación basada en nuevas evidencias halladas en rocas sedimentarias.
Durante una glaciación se produce un notable descenso de la temperatura media. La capa de hielo se extiende y alcanza incluso las latitudes medias. Hace 600 millones de años tuvo lugar la madre de las glaciaciones. Los casquetes polares fueron avanzando desde el norte y el sur hasta alcanzar el ecuador. Se cree que la temperatura en la llamada etapa Criogénica descendió hasta los veinte grados bajo cero.
Las causas de ese drástico cambio climático, como el de hoy, fueron una serie de variaciones en la atmósfera. Por entonces había una concentración más elevada de dióxido de carbono y metano, pero empezaron a descender los niveles de estos gases de efecto invernadero y el clima comenzó a enfriarse de forma intensa. La acumulación del hielo produjo a su vez un efecto de retroalimentación por el albedo, ya que la nieve rebota toda la radiación solar. De esta forma, el blanco no tardaría en cubrir el planeta entero, perjudicando gravemente a los seres vivos. En aquellos años eran todos marinos y unicelulares. Cuando el océano comenzó a congelarse tuvieron muchas dificultades para sobrevivir. La inmensa mayoría de los organismos se extinguieron pero la vida encontró un refugio en las profundidades, en las fumarolas o chimeneas hidrotermales. Aquí afloran los materiales terrestres desde el interior del planeta. Son una especie de volcanes marinos que aportan gases, minerales y sobre todo altas temperaturas. Lo sorprendente es que con el tiempo fueron apareciendo una serie de organismos nuevos y pluricelulares. Es decir, la vida no solo había resistido, sino que evolucionó. Los diminutos seres vivos que sobrevivieron y nacieron durante la bola de nieve son los ancestros más lejanos. La vida que hay en la Tierra, incluida la especie humana, es hija del hielo.