«Tenemos que celebrar la Navidad con sentidiño o lo pagaremos con vidas»

fernando molezún A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

F. M.

«No estamos bien, ni mucho menos», asegura, y anima a restringir al máximo los contactos en las fiestas

19 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Siempre he sido muy empático con el paciente, he intentado ponerme en su lugar. Y ahora, más si cabe». Así se explica el doctor Enrique Míguez Rey, jefe de la unidad de Enfermedades Infecciosas del Chuac que, además, ha terminado convirtiéndose en paciente de su propio servicio al dar positivo por Covid. Tras superar una enfermedad «más dura de lo que suele explicarse», participó ayer en un foro titulado Por una Navidad segura, organizado en el hospital de A Coruña y retransmitido por Radio Voz, junto al gerente del área sanitaria de A Coruña y Cee, Luis Verde, y otros especialistas que llevan todo este 2020 que llega ahora a su fin luchando contra el coronavirus.

 -Cuando dio positivo por Covid usted tenía ya experiencia tratando la enfermedad. ¿Eso le tranquilizó o le provocó, por el contrario, mayor inquietud?

-La sensación antes y después de mi positivo fue siempre la de una impotencia terrible, como profesional, por los escasos medios terapéuticos que uno tiene para mejorar a los pacientes. Y después cada uno vive la enfermedad a su manera. Yo tengo la suerte de haberla vivido con bastante tranquilidad a pesar de saber que cumplía con todos los criterios de gravedad. Sabía que podía pasar cualquier cosa, pero no me puse nervioso. Es lo que me tocaba vivir, al igual que a muchos otros pacientes que habían pasado por nuestro hospital.

 -¿Cambió su concepto de la enfermedad tras padecerla personalmente?

-Llevo estudiando muchos meses lo que es esta enfermedad, y puedo asegurarle que lo que he vivido al padecerla solo se parece en parte a lo que he estudiado. Lo que leemos no siempre refleja toda la realidad que viven los pacientes. Ahí te das cuenta de lo que sufren, con unos síntomas que ni siquiera salen reflejados. Yo estuve ingresado, con mucha insuficiencia respiratoria, aunque no llegué a ir a la UCI. Pero tuve además otros síntomas que me impedían hacer mi vida normal. Ahí vi que no era algo a lo que estuviésemos acostumbrados, no era un catarro ni una gripe. Es más, incluso a los pacientes asintomáticos pueden presentárseles síntomas meses después. Así que hay que vivir la enfermedad con tranquilidad relativa pero con mucho cuidado, manteniendo la guardia siempre alta.

 -¿Sabe cómo pudo producirse su contagio?

-Es algo difícil de determinar. Hacía una vida casi monacal, pero siempre hay una brecha de seguridad en algún momento. No sé, pudo ser a través de un paciente, porque hemos visto muchísimos, al cruzarme en el pasillo con alguien, algún miembro de la familia... Es muy difícil de saber. Es algo que está ahí, todos los profesionales que trabajamos con pacientes sabemos que nos puede tocar en cualquier momento. Es un riesgo que va con el puesto.

 -Con todo lo que ha pasado, ¿qué le diría a los que están planeando una reunión masiva por Navidad?

-Antes de pasar la enfermedad ya habría sido duro, porque estaba viendo lo que estaba pasando en el hospital, el sufrimiento de los pacientes y sus familias. Cuando te encuentras con negacionistas, con gente que va sin mascarilla, fumando por la calle, que se agolpa en bares o centros comerciales, solo puedes sentir impotencia y rabia. Te dan ganas de hacer algo, tienes que contener la agresividad, porque le diría unas cuantas cosas a esa gente, pero es que para colmo me contestarían mal...

 -¿Cuál es el mensaje que quieren mandar desde el hospital para esta Navidad?

-Pues que aunque empiece a verse la luz al final del túnel, no estamos bien ni mucho menos. Tenemos que hacer unas fiestas diferentes, con sentidiño. Si no, lo pagaremos con una tercera ola, es decir, lo pagaremos con vidas y enfermos. No queremos vivir solo esta Navidad, queremos vivir muchas más. Y eso solo podemos asegurarlo teniendo unas fiestas un poco diferentes este año. Disfrutarlas más en familia, evitando todos los contactos que solemos mantener por estas fechas. Porque cada contacto implica un riesgo. En mi caso, mis contactos se contaban con los dedos de una mano, y no pude evitar contagiarme. Así que la mejor felicitación para esta Navidad es «Que no te pase nada».