«Si la gente se está asfixiando se agarra a un clavo ardiendo, pero los resultados...»

SOCIEDAD

Oscar Vázquez

El sector hace un balance negativo de la reapertura y teme otro cierre en enero

20 dic 2020 . Actualizado a las 11:33 h.

La hostelería gallega da brazadas de ahogado. Casi tres semanas después de haberse aliviado las restricciones, con el regreso parcial a la actividad, los empresarios realizan un balance negativo y muy condicionado por las limitaciones. Temen un repunte y otro cierre.

Hector Cañete, presidente de la Asociación de empresarios de Hostelería de A Coruña, realiza un balance «negativo porque siguen las restricciones y la climatología no ha ayudado en absoluto». «Las expectativas no son buenas, aunque es mejor tener los negocios abiertos que cerrados. Pero sin cenas de empresa ni fiestas en la calle como Fin de Año, la previsión no es halagüeña», añade.

Reitera que le preocupa «que se haya decidido que se celebren las fiestas navideñas en domicilios, que haya un repunte en enero y se vuelva a cerrar la hostelería, lo que llevará a la ruina y al cierre de cientos de negocios, cuando el propio informe de Sanidad refleja que la mayoría de contagios se producen en el ámbito familiar».

Lois Lopes, directivo de Hostalaría Compostela, asume que «compensou, porque no caso de Santiago había unha necesidade imperiosa de liquidez, o que non significa que non se asuman perdas. O que creo que non é asumible é a actividade con peche ás cinco da tarde. Como moito, para o take away ou negocios familiares nos que non se contan as horas de traballo».

«A actividade actual é baixa, incluso comparando con meses coma novembro. Nada que ver con outros decembros, supoño que algo inflúe a climatoloxía», analiza. Afirma que las perspectivas son bajas: «No haberá ceas de empresa, pola limitación de seis non convivintes». «O temor das próximas ondas está aí. O que reclamamos, de darse, é que se adopten medidas de indemnización similares ás que se adoptan en Europa», concluye.

Cheché Real, presidente de la patronal lucense lo tiene claro: «Menos es nada. Merece la pena abrir porque cuando estás asfixiado te agarras a un clavo ardiendo y la ciudadanía también estaba deseosa, pero los resultados no son normales, porque la situación tampoco lo es». «La facturación no consiste en abrir puertas, sino en que entre la clientela», matiza antes de advertir: «Si hay demasiada confianza por parte de todos, malo. Pan para hoy y hambre para mañana. Hay que seguir cumpliendo. Para no volver a pagar los platos rotos en enero como hacemos desde marzo».

Ovidio Fernández Ojea, presidente de la Federación de Hostelería de Ourense apunta: «Aunque hubiese más actividad, es imposible la recuperación, tras 9 de 12 meses sin normalidad. En restaurantes, toda opción viable la corta el protocolo. Se respeta, pero la inferioridad de posibilidades es manifiesta. Estamos contentos, pero con cautela. Nada de lo que nos afecta se ha marchado. Nuestra gran esperanza eran las cenas de fiestas tradicionales y sus previas, con la población flotante y eso se ha estrangulado. No podremos resarcirnos en tan poco tiempo. No se salva nadie. Incluso el que tiene dinero, no puede gastarlo como antes si no puede reunirse».

El sector del alojamiento: «Cerrar otra vez los bares ni sería solución ni el país se lo podría permitir»

«Ni el comercio ni el turismo son lo mismo sin la hostelería. No tienen sentido. El impacto es directísimo. Nosotros vivimos del público externo, porque Galicia es un destino gastronómico y eso provoca un mayor efecto negativo en el sector, pero los cierres perimetrales capan incluso el potencial cliente interno. La realidad es que la reducción de aforos limita la rentabilidad de los negocios», explica el presidente de Hospeco, Richard Huerta.

«No tenemos una bola de cristal para saber si habrá tercera ola. Pero, salvo que la situación se descontrole mucho, no creo que cierren otra vez la hostelería. No sería la solución ni el país podría permitírselo. No somos Alemania. Por eso, hay que apelar a la responsabilidad de la gente, porque si se vuelve a desmadrar esto en términos sanitarios, volveremos a sufrir», concluye.

DOMINGO GONZÁLEZ (temple bar Y BORA BORA TIKI BAR, viveiro)

«Será una mala Navidad, se llevará por delante a muchos»

Domingo González, propietario del Temple Bar y Bora Bora Tiki Bar en Viveiro, realiza un crudo análisis: «Para nosotros va a ser una mala Navidad. Los horarios nos perjudican mucho. El consumo de tarde no es suficiente. Los locales están en números negativos. Lo que pensábamos que nos iba a salvar un poco, la campaña de Navidad, pues con los cierres perimetrales se han perdido las franjas horarias de mayor facturación. Y las terrazas... estamos en Galicia, no en Málaga». Apenas da un voto de confianza a los negocios de mayor tamaño, mientras recuerda que asume los mismos gastos corrientes con ayudas insuficientes. «Algunas de las prometidas, ni están ni se las esperan. Se llevará por delante el trabajo de mucha gente», zanja.

marcos patiño (hotel coruña mar, a coruña)

«Nuestro negocio es imposible, no espero nada hasta el verano»

Marcos Patiño, dueño del Hotel Coruña Mar, recuerda que «diciembre y enero son de los peores meses ya en circunstancias normales». «Y en esta situación, con cierres perimetrales propios y ajenos, más el miedo al contagio, nuestro negocio es imposible», añade. No espera una reactivación parcial antes del verano, más allá de la incógnita puntual de la Semana Santa. «No hay llamadas ni entra nada de las plataformas de reservas», lamenta.

M.MORALEJO

jordi casadó (van gogh y la exscama, vigo)

«Debemos hacer autocrítica y el Estado vigilar a quien no cumple»

Propietario de un café y un restaurante en el centro de Vigo, Jordi Casadó estima que los negocios que no cumplen las normas deben de hacer autocrítica y profesionalizar su respuesta, mientras que «se debe de tener en cuenta a los que están haciendo bien las cosas». Por ello aboga por una vigilancia efectiva del cumplimiento de las normas para que el sector salga cuanto antes de su delicada situación, aunque teme que las dificultades se recrudezcan en enero-febrero y no se empiecen a superar hasta junio o julio. «Quedará mucho negocio por el camino, será duro y solo sobrevivirá el que cuente con un fondo previo», augura.