«Carmel»: Lo que el caso María Marta Belsunce reveló de la sociedad argentina

Laura Inés Miyara
Laura Miyara REDACCIÓN

SOCIEDAD

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El asesinato de Belsunce es el eje de una nueva serie documental de Netflix que es furor en redes

16 nov 2020 . Actualizado a las 10:32 h.

En el 2002, un crimen conmocionó a la sociedad argentina: el asesinato de María Marta Belsunce. La historia de cómo una dulce mujer de clase alta llegó a ser encontrada con seis balas en la cabeza en su casa de Pilar (Buenos Aires) es el hilo conductor de Carmel: ¿quién mató a María Marta?, la miniserie documental de Netflix que aborda los pormenores del caso.

Al principio, todo parece tranquilo en el barrio privado de Carmel, una zona residencial reservada para familias adineradas. Pero hay algo que no cuadra. Detalles en los testimonios, amistades de la familia Belsunce con personas involucradas en el infame Cartel de Juárez y numerosos elementos que constituyen evidencia circunstancial hacen de este caso uno complejo. No solamente porque cualquiera podría ser el culpable, sino por lo que el interés por esta historia revela acerca de su audiencia: desde su lanzamiento, la serie se volvió tendencia en redes sociales, primero en Argentina, y ahora, en España.

Catalogado inicialmente como un accidente doméstico, el crimen que puso fin a la vida de la filántropa María Marta Belsunce ocurrió el 27 de octubre del 2002. La mujer, que volvía sola de visitar a unos amigos, murió en el baño de su casa, supuestamente de un resbalón y un golpe consecuente que le habría provocado la herida en el cráneo. Pese a las inquietudes de uno de los médicos que acudieron a asistirla cuando su esposo llamó a emergencias, el caso no recibió el rótulo de homicidio hasta meses más tarde, cuando, para corroborar datos confusos en el certificado de defunción apócrifo de la víctima que se había emitido, el fiscal Diego Molina Pico ordenó una autopsia. Allí se detectó finalmente que María Marta había recibido seis disparos con balas de calibre 32. A partir de ese momento, la causa se abrió y comenzó la investigación.

A medida que avanzan los episodios de una hora, la serie va revelando una serie de pistas que ponen en duda la inocencia del entorno de María Marta. Carlos Carrascosa, el esposo de la víctima, aparece como un posible culpable de los hechos. Otro acusado es el vecino de Belsunce, Nicolás Pachelo, quien tenía antecedentes de robo y previamente había secuestrado al perro de María Marta para pedirle un rescate de 5.000 dólares. También se introduce la hipótesis elaborada por la Procuración de que el asesinato podría haber tenido relación con el Cartel de Juárez, la organización mexicana de narcotráfico con la que, supuestamente, tenía contacto Nora Taylor, una amiga cercana de la víctima. Esta teoría fue descartada durante el juicio. Lo cierto es que no hay una respuesta. La serie ofrece solamente un repaso cronológico de los hechos, la investigación y el juicio.

Aunque Molina Pico haya logrado condenar a Carrascosa y a los cuñados de Belsunce, la Justicia sobreseyó al viudo en 2016 y los cómplices no cumplieron siquiera un año de cárcel ya que pagaron las respectivas fianzas. Se mencionan brevemente en el documental las acusaciones contra el fiscal, cuya negligencia impidió que se realizara a tiempo la autopsia. Según el diario argentino Página/12, Molina Pico «necesitaba tapar su error de no mandar a hacer la autopsia. Para eso, acusó a la familia de engañarlo. Cualquier otra pista que no involucrara a los García Belsunce exhibía su error original y lo ponía al borde del final a su carrera».

Con testimonios viscerales y evidencia inconclusa, la serie fue furor en las redes sociales. Más allá de la especulación en torno al culpable y su móvil, dos interrogantes que mantienen en vilo a los espectadores aún a dieciocho años del suceso, el caso atrapó a la sociedad durante tanto tiempo porque, como explica en el documental la escritora Claudia Piñeiro, se trató de una historia que arrojó luz sobre la vida privada de las élites que viven en countries. María Marta dejó ver con su muerte las fisuras difíciles de detectar en la superficie de esas vidas, en apariencia perfectas y cómodas gracias al dinero.

Este interés del público habla también de lo que queda soslayado. En Argentina, los homicidios no siempre reciben tanta cobertura mediática como en este caso. Los femicidios, en particular, han sido históricamente objeto de un tratamiento periodístico irresponsable, como se explica en la serie. Hasta hace poco, solía utilizarse la expresión «crimen pasional» para referirse a ellos, absolviendo implícitamente a los culpables, que actuaban en arrebatos de «pasión» por motivos de «amor».

Por otro lado, los medios de comunicación argentinos han tendido a culpar a las víctimas, señalando detalles sobre sus comportamientos, su sexualidad y hasta su forma de vestir como errores que las llevaron a ser asesinadas. Esto ocurre especialmente con las mujeres de clases bajas. Cuando las víctimas no aparecen culpabilizadas, son casos como el de María Marta: personas de clase alta, pertenecientes a familias ilustres. Esta desigualdad no pasó desaprecibida para los espectadores.

Tras haber visto la serie completa, una usuaria expresó en Twitter su empatía para con todas las víctimas de crímenes violentos: sean o no pertenecientes a contextos económicos favorables. Recordó la película documental del 2019 Quién mató a mi hermano, sobre la desaparición y el asesinato en el 2009 de Luciano Arruga, un joven de 16 años que murió en custodia de la policía bonaerense. Cuando apareció su cuerpo, enterrado como NN en el Cementerio de la Chacarita, el cadáver mostraba signos de tortura. La causa que investiga su desaparición y muerte sigue impune.