«Hay que pensar en el virus como si fuera humo de tabaco que hay que intentar no tragar»

La Voz

SOCIEDAD

VALENTYN OGIRENKO | reuters

El investigador zaragozano José Luis Jiménez, experto en aerosoles, estima que las partículas suspendidas en el aire son responsables del 75 % de los contagios

27 oct 2020 . Actualizado a las 21:46 h.

«Imagina que todos los que te encuentras están exhalando humo. Yo lo que intento es tragar la menor cantidad posible». El investigador zaragozano José Luis Jiménez, catedrático de Química y Ciencias Ambientales de la Universidad de Colorado, dice que hay que entender el coronavirus como si fuera humo de tabaco que hay que tratar de no tragar. Frente a la teoría defendida al comienzo de la pandemia del contagio por gotículas, cree que los aerosoles (partículas suspendidas en el aire) son responsables del 75 % de las infecciones.

Miembro honorario de la Asociación Americana de Investigación en Aerosoles, insiste en declaraciones a Efe en la importancia de llevar la mascarilla ajustada, evitar los espacios interiores y, en todo caso, ventilarlos de manera correcta. Jiménez subraya que ninguna medida de protección funciona por sí sola, hay que combinarlas como si fueran capas. Así, será «casi imposible» que dos personas reunidas en el exterior, con mascarilla y respetando la distancia de seguridad, se contagien de covid-19, asegura.

«Hay muchísimas más evidencias (del contagio) por aerosoles que por gotas», asegura el doctor en Ingeniería Mecánica por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Jiménez, que forma parte de los 239 científicos de 32 países distintos que instaron a la OMS en una carta abierta a reconocer el contagio por aerosoles, considera que este organismo ha rechazado el contagio por el aire por una «cuestión histórica», como ya hizo en su día con la tuberculosis. No fue hasta 40 años después cuando se admitió, y por una cuestión «práctica», porque en un principio no se contaba con suficientes mascarillas para protegerse de la infección.

«El 2 % del aire respirado es aire que ha expulsado otra persona»

En caso de que sea inevitable estar en el interior de un local,como ocurre en colegios o centros de trabajo, Jiménez apuesta por ventilar para«limpiar el aire» y que el contaminado por el virus no vuelva aser inhalado por otras personas. El experto señala que no se puede indicar una manera universal de ventilar, sino que depende de la situación, pero sí apunta a que el CO2 en el ambiente no debe ser superior a 700 partículas por millón, pues garantiza que como mucho el 2 % del aire respirado es aire que ha expulsado otra persona, cifra que se reduciría a 500 en lugares «más peligrosos» como gimnasios o sitios donde se cante o grite.

Por eso, Jiménez apuesta por la instalación de medidores deCO2, cuyo coste ronda los 150 euros, en lugares públicos como aulas,tiendas o restaurantes y así no determinar restricciones de aforo generales, sino condicionarlas al nivel de CO2 que presenten. En caso de no poder ventilar, los locales deberían contar confiltros HEPA para limpiar el aire, que son más caros.

«Los contagios masivos se dan en lugares donde se pasa bastante tiempo hablando», sostiene, explicando que al hablar expulsamos diez veces más cantidad de aerosoles y al cantar o gritar 50 veces más. De hecho, su preocupación comenzó al investigar elcontagio masivo en un coro de EE.UU. donde el paciente cero no habíahablado de cerca con nadie.

Jiménez, que mantiene contacto con el Gobierno de España, apuesta también por llevar las aulas a la calle pese al invierno y pone el ejemplo de Nueva York y Boston, que dieron las clases en el exterior durante la epidemia de tuberculosis de 1910. El catedrático señala que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. ya reconocen el contagio por inhalación y matiza que no siempre que se emiten aerosoles se expulsa el virus, sino que es «esporádico» y por eso ocurre que a veces no se contagian contactos estrechos.