El Reino Unido se encamina hacia un confinamiento general a finales de octubre

Íñigo Gurruchaga COLPISA / LONDRES

SOCIEDAD

FACUNDO ARRIZABALAGA

Johnson impulsa su estrategia regional, pero científicos y oposición le empujan a decretar un cortafuegos de dos semanas

14 oct 2020 . Actualizado a las 18:00 h.

 El Gobierno británico parece encaminado hacia la introducción de un confinamiento general durante quince días, coincidiendo con las vacaciones escolares de mitad del trimestre, para detener la expansión de la epidemia. Mientras sus portavoces afirman que hay un 80% de seguridad en que ocurra y la oposición laborista se lo exige, el primer ministro, Boris Johnson, defiende su estrategia regional de contención.

Irlanda del Norte se ha adelantado. Las vacaciones en cada trimestre suelen ser de una semana pero durarán quince días a partir del lunes. Cerrarán a partir del viernes peluquerías o la hostelería que no dé comida para llevar o a domicilio, no se podrá pernoctar en otra vivienda,. Se añaden, por un mes, a las restricciones actuales, como el máximo de seis personas en una reunión, a puerta cerrada o al aire libre.

Un sistema de restricciones con tres niveles ya se aplica en regiones de Inglaterra, según la evolución en los últimos días del índice de casos positivos o del nivel de ocupación de sus hospitales. La comarca en torno a Liverpool es la única en el nivel tres, el máximo, que incluye la prohibición de ver a alguien con quien no se conviva, salvo en parques o bosques. Se aconseja que no se viaje a, o desde, esas áreas.

Alcaldes del Gran Mánchester piden a Johnson que les transfiera recursos de la empresa privada que dirige el sistema de rastreo o poder para cerrar lugares que incumplen las regulaciones. Si no lo hace, prefieren el confinamiento temporal. El jefe médico oficial ya afirmó que no confía en las restricciones regionales. El comité de asesores científicos pidió en septiembre un cortafuegos de quince días.

«A alguien que ha sido un oportunista toda su vida le resultará difícil entenderlo, pero tras leer y considerar el informe del comité científico he llegado genuinamente a la conclusión de que el cortafuegos es de interés nacional», le dijo Keir Starmer a Johnson en el Parlamento. Enumeró los beneficios anotados: bajaría el coeficiente de transmisión, reduciría la incidencia, retrotraería la epidemia 28 días o más.

Equilibrios

Hasta ahora, el líder laborista ha apoyado las medidas adoptadas por el Gobierno, criticando la ejecución por la incompetencia de su líder. En el inicio de la larga guerra de desgaste que tiene por delante, Starmer ha tenido éxito en los sondeos. Quizás gracias a Johnson. Su ineptitud se mide en cifras: el 66 % de la población lo tenía por buen gobernante en abril y ahora es el 35 %, según YouGov.

Por primera vez, Starmer afirmaba que su partido apoya una estrategia diferente a la del Gobierno. «La epidemia se ha desarrollado regionalmente y no a nivel nacional», le replicó Johnson, «y eso nos da una oportunidad». «Pero él quiere cerrar lugares en los que la incidencia es baja y quiere hacerlo ahora», sentenció el primer ministro, que devolvió el golpe y sugirió que el cierre puede llegar después.

No solo están divididos los políticos. Los científicos oficiales son criticados por otros con largas y prestigiosas carreras. Una mayoría de la población desea medidas estrictas, pero la Policía tuvo que disolver una juerga callejera en Liverpool celebrando vísperas. Según la revista Public Health (Salud Pública), a principio de mayo solo el 18 % se aisló adecuadamente tras tener síntomas, solo el 11 % cumplió la cuarentena correctamente tras contacto con un caso confirmado.

Johnson traza un equilibrio también en su partido, donde los conservadores libertarios se rebelan contra los edictos del Gobierno y su impacto en la economía y en los derechos individuales. Hacer que el confinamiento coincida con vacaciones escolares, a finales de octubre, amortiguaría el impacto en familias ya preparadas para tener a los hijos en casa durante esos días.