La música despidió a un atípico San Froilán que pasará a la historia

Laura López LUGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Animación contenida en las calles y terrazas de la ciudad en el último día de festejos

12 oct 2020 . Actualizado a las 19:55 h.

Nadie olvidará el San Froilán de la pandemia, estas atípicas fiestas que llegaron a su fin y que, seguro, pasarán a la historia. La música fue la auténtica protagonista de la jornada de clausura, con la actuación de grupos como Holy Danm, Mamá Cabra, Vía Per Loka, Man de Santo, Sound Sisters, Old Grads, Vrásica, Reviravolta, Arrincadeira Folk, As Vikingas, Os Trastiños de Castelo, Os Valuros, Fanfarria Taquicardia, Candorka, Xoana, Moura, Verto, Margarida Mariño o Bruno Villamor.

Sin embargo, a pesar de que los conciertos sonaron este año en más barrios de la ciudad que nunca, este fue, sin duda, un San Froilán silencioso: sin aglomeraciones, sin barracas, sin tómbolas, sin verbenas, sin comidas familiares... En la memoria quedará este San Froilán del pulpo en táper para llevar, de los conciertos con mascarilla y previa reserva, de los bailes sentados, de las calles sin visitantes, sin olor a dulces de los puestos callejeros y sin los ritmos propios de la celebración que se ha ganado el «título» de «gran fiesta del otoño».

La jornada de este lunes transcurrió, como en los días anteriores, a medio gas. Las calles de la ciudad amanecieron vacías, aunque en la sesión vermú comenzó a animarse el ambiente. Aun así, la afluencia en las calles y terrazas de la ciudad quedó lejos de lo que solía ser un día de San Froilán, especialmente de una jornada festiva para despedir las fiestas.

Antigüedades y artesanía, dos clásicos que sobreviven

Dos de los grandes clásicos de cada San Froilán, la muestra de artesanía Artesanfroilán y la feria de antigüedades y coleccionismo resistieron a la pandemia y volvieron a llenar de objetos únicos los puestos de la Praza Anxo Fernández Gómez y la Rúa da Raíña. Su ubicación en el exterior, la garantía de mantener las distancias de seguridad y la puesta en marcha de otras medidas sanitarias hicieron que su organización fuese viable. La satisfacción de los artesanos fue patente a lo largo de toda la feria de artesanía, pues fue de las pocas que no se cancelaron en Galicia y su celebración supone un auténtico escaparate para su trabajo, además de un impulso a sus ventas. A pesar del optimismo, la afluencia de público descendió notablemente y quedó patente, sobre todo, la ausencia de visitantes de otros puntos de Galicia.