«Eu traballo na pedra, sen bocetos»

Olimpio Pelayo Arca Camba
o. p. arca LA VOZ

SOCIEDAD

miguel souto

Luis Ferreiro, O Vila, lleva más de 30 años haciendo hablar a las piedras. De cruceiros a fuentes ornamentales, de figuras religiosas a escudos familiares, todo cabe en la obra de un dezano que trasciende fronteras

07 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Luis Ferreiro Diéguez (Negrelos, Rodeiro, 1962) es cantero artístico desde hace más de tres décadas. O Vila es el nombre que daban a su familia, el que tiene él mismo desde la escuela y su rúbrica pétrea en unas obras que están desperdigadas por toda España, por países europeos y por los destinos americanos de emigrantes que sembraron Venezuela y Argentina con cruceiros de su autoría. A este cantero la curiosidad por el oficio le viene de niño, pero su inicio profesional no fue hasta los 27 años: dejó la albañilería para aprender durante un año en el antecedente de una escuela-taller en Lalín.

Allí conoció los rudimentos del oficio, y con otro cantero de reconocido prestigio, Vidal Payo, los secretos para hacer hablar a las piedras: «Foi el quen me motivou para seguir e quen me ensinou. Se non, igual non tería seguido. Pero chamábame a atención o que facía, como traballaba a pedra». Fue su «buxa», la palabra que en el latín de los canteros designa al maestro, una de las pocas que quedó en la memoria de O Vila.

Y desde entonces hasta hoy, en un proceso creativo que empieza con la elección del bloque de piedra. Un granito del país de grano fino, que le llega de canteras de O Carballiño, de Parga, de Friol... Comienza entonces a trabajar directamente, a desbastar la piedra hasta darle la forma que tiene en su mente. Porque en su trayectoria siempre ha evitado los bocetos previos: «Cando son traballos que tes feito moitas veces, é normal que o teñas xa na cabeza. E se son novos, podes tomar como referencia un debuxo ou unha fotografía e sacalos directamente, é unha vantaxe».

Lo dice O Vila tras dejar la herramienta con la que talla un cruceiro que saldrá esta misma semana para Vilagarcía. Una obra habitual en su producción, junto a las figuras de santos: «Santiago Apóstol é o primeiro, e tamén demandan figuras de San Antonio, da Virxe do Carme... a xente sempre ten preferencia por algún santo». Pero también ha esculpido gaiteiros, bailarines, figuras con vestimentas tradicionales, escudos familiares o fuentes.

¿Y cuánto cuesta su obra? ¿Un cruceiro? «É moi elástico: pode ir dos mil euros do máis básico ou pequeno ata o que se queira poñer, 30.000... Canto custa o cruceiro de Hío, que hoxe é un monumento?», repregunta. Depende del trabajo que requiera la obra: «Nese caso de Hío son moitas figuras nunha soa peza: hai que sabela traballar, furgar e está o risco de que se rompa».

Pero O Vila tiene claro que el precio no es un inconveniente insalvable, solo hay que tener ganas de tener la pieza. Él ha llegado a vender alguna a plazos, como «a un señor que me encargou unha Virxe do Carme». Esa se quedó en Lalín; de más lejos llegó una pareja alemana que en los años 90 quiso llevarse una figura del Pelegrín que promocionó el Xacobeo 93. El cantero de Lalín no tiene heredero: su hijo estudió Bellas Artes, pero dibuja, pinta y diseña en Barcelona, más centrado ahora en la publicidad. ¿Hay futuro?: «Ojalá, pero vexo a cousa complicada. Hoxe parece que esixe máis o que quere aprender que o que ensina», pese a que demanda hay.