Lorena Jaume-Palasí: «Las infraestructuras digitales serán las infraestructuras del siglo XXI»

SOCIEDAD

Es una de las grandes especialistas mundiales en la aplicación de la ética y la filosofía del derecho al mundo digital, asesora de los Gobiernos español y alemán

04 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Lorena Jaume-Palasí ha fundado varias oenegés como Ethical Tech Society y AlgorithmWatch y se ha especializado en la ética aplicada al mundo digital y la inteligencia artificial. «No sabemos mucho sobre los efectos de las tecnologías en las personas, nos faltan estudios y capacidad de entender», afirma desde Berlín, donde reside.

-¿Qué está suponiendo la pandemia para el nuevo mundo digital?

-No es la primera pandemia que tenemos, ha habido muchas desde la época de los romanos, que han sido momentos catalizadores para la creación de nuevas medidas administrativas. Muchas de ellas permanecen y amplifican las diferencias sociales. En ese sentido, vemos que en cierto modo estamos reviviendo ciertos debates que ya tuvimos en otros siglos, en especial sobre si las medidas que estamos adoptando fomentan la solidaridad y la empatía en la sociedad o justo lo contrario. Yo diría que una de cal y otra de arena, unas medidas fomentan la solidaridad, pero se podría mejorar. Por ejemplo, si introducimos apps es importante también hacer más test, digitalizar las entidades, tener más rastreadores manuales, establecer incentivos políticos para que la gente comunique que está contagiada, porque hay muchas personas que no se pueden permitir estar 14 días en cuarentena. Las infraestructuras digitales van a ser las infraestructuras del siglo XXI, pero hay que tener cuidado porque sabemos históricamente que las infraestructuras son una forma de poder, como dijo Foucault. Las infraestructuras, incluidas las digitales, no pueden ser perfectas, sino que van a excluir a gente de forma muy sutil. Por eso, lo que las legitima en una democracia es su capacidad procedimental y sus mecanismos de inclusión y de reparación para compensar este tipo de problemas.

-¿Qué efectos tienen las nuevas tecnologías en el ser humano?

-La tecnología lo único que hace es amplificar lo que ya existe, nuestras convenciones sociales y nuestras ideas. La app de rastreo, por ejemplo, se puede utilizar para dividir a la sociedad o para fomentar la solidaridad. Forma parte de un ecosistema, debe ir acompañada de incentivos políticos y medidas económicas que la complementen.

«La tecnología es simplemente un artefacto cultural en el que proyectamos esperanzas y deseos»

-¿Cómo nos están cambiando la digitalización y la inteligencia artificial?

-No mucho. Todo lo que estamos haciendo ahora en cierto modo tiene mucho más que ver con lo que esperamos de la tecnología. Creemos que puede predecir cosas, de la misma manera que creíamos que podía hacerlo la estadística, pero nos dimos cuenta de que simplemente identifica patrones de comportamiento. No sirve para predecir comportamientos individuales, sobre todo en situaciones que no corresponden con la normalidad que teníamos. La tecnología es simplemente un artefacto cultural, en el que proyectamos esperanzas, visiones, deseos. Lo que sí estamos viendo es que las sociedades occidentales somos extremadamente individualistas, lo queremos todo personalizado, no pensamos en la comunidad. Eso choca con la tecnología que está basada en la estadística y que entiende muy bien al colectivo, pero falla en el momento en que tiene que ser adaptada a las necesidades personales. Hay que entender que son infraestructuras, que no son personalizadas, sino que son sociales. Son como las carreteras y los puentes, que se construyen donde existe una necesidad social. Esto quiere decir que vamos a tener que pensar más a nivel social, más en el bosque y menos en el árbol. Si somos capaces de hacerlo como sociedad, la tecnología puede ayudar. El problema es que no hemos entendido para qué sirve la tecnología y qué limitaciones tiene. El bosque es más que la suma de todos los árboles.

-¿Y para qué sirve la tecnología?

-Sirve a nivel colectivo, para identificar patrones de comportamiento en una sociedad como promedio, ver qué correlaciones existen. La inteligencia artificial puede automatizar partes de procesos, pero no sustituir al ser humano, eso sería como decir: vamos a sustituir al carnicero por el cuchillo o al policía por la pistola. Es un instrumento, como el cuchillo o la pistola, pero no es el carnicero o el policía.

«La imprenta, el teléfono o el coche, que fueron criticados por las élites, han ayudado a democratizar el poder»

-¿Tienen motivos los que tienen miedo a que los Gobiernos y las grandes compañías controlen sus vidas cada vez más?

-Lo que sabemos históricamente es que al pueblo se le ha oprimido con tecnología, pero como recalcaban Mandela o Marcuse también ha sido utilizada por el pueblo para reclamar poder. La imprenta, el teléfono o el coche, que fueron criticados por las élites en su día, han ayudado a democratizar el poder. No se puede decir que la tecnología subyuga al ser humano y lo convierte en objeto, aunque es una infraestructura, es decir, hablamos de poder y dependiendo de cómo se use claro que se puede subyugar a la población. Una app de rastreo se puede utilizar como instrumento de vigilancia masiva, dependiendo de qué datos se extraigan. En todo caso, el control no es cuestión de la tecnología, sino de los Gobiernos, depende mucho de los procesos en los que se implementa la tecnología. Esta será democrática si el proceso que la implementa es abierto, transparente e inclusivo.

-¿Google y Facebook tienen más poder que los gobiernos democráticos?

-Un Gobierno que controla la policía, que puede entrar en su casa y quitarle la libertad metiéndole en la cárcel es la forma más explícita de poder que hay. Obviamente, tanto Google como Facebook son parte de la infraestructura pública, si se apagan tiene amplias repercusiones en nuestra vida diaria a nivel laboral, personal, social y organizativo. Pero no se puede equiparar.

«Lo decisivo es el uso que el hombre hace de la tecnología»

-¿Con estas nuevas tecnologías, la digitalización y la inteligencia artificial, vamos hacia un mundo mejor?

-Lo decisivo es el uso que el hombre hace de la tecnología. Yo puedo coger un martillo e ir pegando a la gente en la cabeza, pero también lo puedo usar para construir casas. Si utilizamos la inteligencia artificial para crear soldados automatizados y matar apretando botones es terrible, si lo hacemos para ver cómo podemos mejorar y complementar es positivo. Las personas somos muy buenas infiriendo y deduciendo, en ponernos en la situación de los demás. La tecnología hace mejor algunas cosas que a nosotros no nos salen tan bien. Si la vemos como algo que va a sustituir al ser humano no la entenderemos porque no puede hacer lo que hace este, sino otras cosas, no tiene intencionalidad, no entiende lo que está haciendo, simplemente computa.