Incomprensión, dudas y éxodo en Ourense

SOCIEDAD

José y Camilo son primos. Suelen quedar todos los días. Ahora no podrán hacerlo por las restricciones
José y Camilo son primos. Suelen quedar todos los días. Ahora no podrán hacerlo por las restricciones Santi M. Amil

Muchos ourensanos muestran sorpresa ante las restricciones de reuniones de no convivientes

03 oct 2020 . Actualizado a las 20:17 h.

Los ourensanos están acostumbrados a ver a su provincia destacar negativamente en los ránkings de pensiones, envejecimiento, emigración... Y, ahora, también por las restricciones aplicadas para contener la expansión del coronavirus. Hay otras ciudades en España con peores datos, pero ni siquiera en Madrid se han restringido las reuniones de personas no convivientes como sí se ha hecho en Ourense.

Desde la medianoche del sábado, salvo en contadas excepciones, como las actividades laborales, dos personas que no vivan bajo el mismo techo no pueden estar juntas en la ciudad ni la vía pública, ni en las terrazas ni en ningún espacio privado. Se provocan, por lo tanto, situaciones que rozan el absurdo. Manuel Vidal trabaja con su hermano en el mesón O Queixo, «pero para venir aquí no podemos ir juntos por la calle».

Pero más allá de la anécdota, los empresarios del sector viven con inquietud la situación. Renunciar a los grupos de amigos, a los cafés entre compañeros de trabajo o a las cenas es un golpe más para bares y restaurantes. «Nosotros no podemos hacer de policías para saber si la gente que viene vive en la misma casa o no, pero el problema es que la gente en estas condiciones ya no va a venir», dice otro hostelero.

Segundas residencias

Lo cierto es que muchos ourensanos optaron por trasladarse a segundas residencias en la costa o en la aldea para pasar el fin de semana y en Ourense, especialmente por la tarde, se notaba menos movimiento del habitual. Los ourensanos que se quedaron en la ciudad afrontaron las nuevas restricciones con muchas dudas. En el Xardín do Posío hablamos con José Santos y Camilo Menor, que son primos. Suelen quedar todos los días y los encontramos en un banco charlando. No viven juntos, por lo que en teoría no podrían estar reunidos de ese modo, pero desconocían el detalle de la norma. «As medidas tiñan que vir antes, para non deixar avanzar tanto, pero cando o lume xa está acendido é malo de apagar. Sempre imos por detrás», explica uno de ellos.

Paseando por la calle aparecen Antonio Goitia y Ángel Fraile. Al preguntarles si conocen las nuevas restricciones responde el primero de ellos: «Algo hemos leído, creo que no están permitidas más de seis personas». Y, claro, hay que explicarle que no es así, que están prohibidas reuniones incluso de dos personas si no conviven en la misma casa. En este caso, los chicos viven juntos, es decir, cumplen la norma, pero se muestran sorprendidos. «No lo sabíamos, la verdad. Como cambian todos los días... Pero bueno, para no llegar al extremo en el que están en Madrid, no nos parece mal», dice el joven.