Trump: de negar el coronavirus a contraerlo

Laura Inés Miyara
Laura Miyara REDACCIÓN

SOCIEDAD

Donald Trump
Donald Trump TOM BRENNER | REUTERS

El presidente ha sido objeto de críticas por la falta de rigor científico en sus intervenciones contra el coronavirus

02 oct 2020 . Actualizado a las 11:59 h.

Tanto Donald Trump como Melania Trump, la Primera Dama de Estados Unidos, han dado positivo por coronavirus. El mandatario lo anunció a través de su cuenta de Twitter, y agregó: «¡Lo superaremos JUNTOS!». A un mes de las elecciones presidenciales en el país norteamericano, la postura de Trump en la lucha contra la pandemia parece completar, con este anuncio, un ciclo que va desde su negación inicial hasta la entrega de un bono de más de mil dólares a todos los ciudadanos para paliar la crisis, pasando por sus duras críticas a China, llegando a describir la enfermedad como «el virus chino» en más de una ocasión.

En enero, el presidente anunció por primera vez en una conferencia televisiva la llegada del coronavirus al país. Se trataba de un caso importado desde Wuhan. En esa oportunidad, Trump dijo: «Lo tenemos totalmente bajo control. Va a estar bien». En el mismo mes, el mandatario twitteó: «China ha estado trabajando muy duro para contener el coronavirus. Estados Unidos aprecia mucho sus esfuerzos y transparencia. Todo saldrá bien. En particular, en nombre del pueblo estadounidense, quiero agradecer al presidente Xi». En esas semanas aparecieron las primeras medidas: testeos de temperatura a los pasajeros que llegaban de Wuhan en los aeropuertos de Los Ángeles, San Francisco y Nueva York. El 31 de enero, se implementó una controvertida restricción en los vuelos.

Su postura optimista se mantenía en febrero, cuando dijo en otra conferencia de prensa que el virus «va a desaparecer. Un día, como un milagro, desaparecerá».

Para marzo, Trump tomaba más en serio la amenaza del virus, aunque siguió sosteniendo que desaparecería. «Siempre me tomé muy en serio el virus chino y he hecho un muy buen trabajo desde el principio, incluida mi decisión inicial de cerrar las ‘fronteras' con China, en contra de los deseos de casi todos», aseguró en Twitter.

Más adelante, cuando distintos países en todo el mundo comenzaban a decretar el uso obligatorio de las mascarillas, que previenen en gran medida el esparcimiento de las partículas del virus, Trump se opuso a llevarlas. En una sesión informativa en la Casa Blanca, dijo: «Con las mascarillas, será realmente algo voluntario. Puedes hacerlo, no tienes que hacerlo. Yo elijo no hacerlo, pero algunas personas pueden querer hacerlo y está bien... Cuando saludo a los presidentes, primeros ministros, dictadores, reyes, reinas... No lo veo por mí mismo, simplemente no lo veo».

Frustrado por el avance de la pandemia, Trump decidió retirar el apoyo financiero de Estados Unidos a la Organización Mundial de la Salud (OMS), como una represalia contra China. Asimismo, el presidente no dudó en criticar a nivel interno a los alcaldes y gobernadores que en los primeros compases de la pandemia se apresuraron en adoptar restricciones. Trump contaba aun con la desaparición del virus y advertía de los efectos económicos que acarrearían los cierres, en un momento en el que pretendía vender la economía como su gran bandera de cara a la reelección en noviembre.

A finales de julio, el presidente había adoptado, finalmente, las mascarillas, aunque con ciertos matices. Desde entonces, solo se ha la puesto en actos públicos en contadas ocasiones e incluso esta misma semana se burló de su rival demócrata, Joe Biden, por llevarla todo el tiempo, diciendo: «No uso la mascarilla como él. Cada vez que lo ves, lleva mascarilla. Podría estar hablando a 200 pies (60 metros) de ellos y aparecer con la mascarilla más grande que he visto». «Mucha gente no lleva mascarillas. Hay muchas personas que creen que las mascarillas no son buenas», alegó a mediados de septiembre durante un evento organizado por ABC News.

Tampoco ha guardado las distancias con otras personas, aunque, según la Casa Blanca, todo su entorno se hacía pruebas frecuentes de coronavirus, y apenas ha variado sus actos públicos en campaña. Especialmente polémico fue el acto organizado el 13 de septiembre en Las Vegas, por ser bajo techo e incumplir las normas estatales que prohibían la reunión de más de 50 personas en lugares cerrados. «Estoy en el escenario y está muy lejos», justificó entonces en una entrevista y, de hecho, al día siguiente repitió el formato en Arizona, según Europa Press.

La falta de rigor científico en las declaraciones de Trump ha sido también objeto de críticas. El epidemiólogo de la Casa Blanca, Anthony Fauci, ha ido perdiendo protagonismo público a medida que se han hecho evidentes sus diferencias con las tesis presidenciales. Trump llegó a plantear, en abril, la posibilidad de tratar el coronavirus con luz solar o aplicando una inyección de «desinfectante».

En mayo, aseguró que estaba tomando hidroxicloroquina, un fármaco contra la malaria, como medida de prevención frente a un posible contagios. Solo un mes después, la agencia que regula los medicamentos en Estados Unidos (FDA) retiró la aprobación de emergencia que había dado para esta sustancia como tratamiento frente al covid-19, al considerar no solo que era ineficaz sino que podía tener efectos secundarios.

Con 74 años, Trump es un paciente de riesgo, aunque, por el momento, según escribió en Twitter su esposa, Melania, ambos se sienten «bien» y se encuentran en cuarentena, tras posponer todos sus compromisos para las próximas semanas.