Tormenta en la BBC tras la prohibición a sus trabajadores de opinar en Twitter

juan francisco alonso LONDRES / E. LA VOZ

SOCIEDAD

DPA vía Europa Press

El nuevo director general Tim Davie negocia a la baja los salarios de sus estrellas

23 sep 2020 . Actualizado a las 08:59 h.

El desembarco de Tim Davie en la dirección general de la BBC no ha pasado desapercibido. Así tanto las primeras medidas que ha tomado como las declaraciones que ha pronunciado desde que el pasado 1 de septiembre se hizo con las riendas de la emblemática corporación de la radio y televisión pública británica han producido titulares y provocado tormentas. «Hay audiencias en el Reino Unido que se sienten lejos de nosotros», dijo la semana pasada el flamante jefe del que es considerado internacionalmente como el ideal de un medio de comunicación de servicio público. Davie indicó que esto no solo se debe al cambio de consumo producido por las nuevas tecnologías, sino a otros factores como la manera «metropolitana» como la BBC aborda ciertos temas o los contenidos que produce.

Precisamente para reenganchar a los espectadores que han abandonado a la corporación, Davie se ha propuesto «renovar los votos con la imparcialidad» y, por ello, hace dos semanas anunció que aprobaría unas nuevas normas sobre el uso de las redes sociales, en particular Twitter, por parte del personal de la cadena. «Si quieres ser un columnista obstinado o un activista partidista en las redes sociales, esa es una opción válida, pero no deberías trabajar en la BBC», soltó Davie el 3 de septiembre, durante su primer discurso al personal de la organización.

El anuncio de Davie, por supuesto, provocó una tormenta dentro de la BBC. «Puedo entender esta medida para quienes trabajan en las redacciones, ¿pero en toda la BBC?», se quejó en Twitter el historiador Bendor Grosvenor, quien conduce un programa sobre arte. «Si la BBC contratara a personas que no tienen opiniones o que tienen miedo de expresarlas, se volvería aburrida y tímida. La BBC se nutre de la innovación y la creatividad», prosiguió Grosvenor, quien formuló una contrapropuesta: «¿No sería mejor concentrarse en el equilibrio que en el silencio?»

Un periodista y un camarógrafo de la corporación pública reconocieron a este periódico, bajo condición de anonimato, que la declaración de Davie ha causado molestia entre el personal de la institución. «¿No tenemos derecho a la libertad de expresión? Por trabajar en la BBC debemos renunciar a nuestro derecho a expresar nuestras ideas y opiniones sobre lo que ocurre», declaró el comunicador, mientras que el cámara agregó: «Pareciera que quieren silenciar cualquier disidencia».

En los últimos tiempos a la BBC le han caído acusaciones de parcialidad tanto de las filas tories como de las laboristas, pero más recientemente varios de sus presentadores estrella se han visto envueltos en polémicas por comentarios emitidos al aire o en redes sociales donde criticaban la gestión del Gobierno de Boris Johnson de la crisis del covid-19 o el brexit.

Davie también debe hacer frente a los problemas de caja que enfrenta la corporación, los cuales obligaron a su antecesor a anunciar el despido de hasta 500 periodistas o a comenzar a cobrarle a los mayores de 75 años 157,50 libras anuales (171,56 euros) por el derecho a ver la tele.

Sobre esta última medida, el flamante director general de la BBC reconoció que «no era buena publicidad», pero que no había otra opción. Sin embargo, para probar que los sacrificios tenían que hacerlos todos, él mismo se redujo su salario y de paso consiguió que el exfutbolista inglés Gary Lineker, la estrella mejor pagada de la cadena pública, aceptará recortar en 400.000 libras (435.700 euros) su contrato anual.