Ante un invierno de covid y gripe, la vacuna gripal es la mejor recomendación

LA VOZ REDACCIÓN

SOCIEDAD

MARTINA MISER

En la temporada 2018-19 se produjeron en España 35.344 hospitalizaciones con gripe confirmada

23 sep 2020 . Actualizado a las 10:44 h.

La llegada del frío plantea la pregunta de cuál será la evolución del covid-19, en especial cuando este invierno aparezca la temporada de gripe, que cada año causa miles de hospitalizaciones, por lo que la recomendación es vacunarse contra esta última para luchar mejor contra la pandemia.

«Animamos especialmente a las personas que presentaban con anterioridad afecciones médicas subyacentes a que se vacunen contra la gripe», dijo el director de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan.

La principal preocupación ahora, según Ryan, es que «el aumento de casos de covid-19 y gripe se produzca al mismo tiempo y ello dificulte enormemente a médicos y enfermeros a la hora de tratar los casos más graves».

«Vacuna que algo queda», señala a Efe el virólogo y profesor de Microbiología de la Universidad de Valladolid, Raúl Ortiz de Lejarazu, para quien, de cara a la temporada de gripe hay que lograr la máxima cobertura posible de vacunación.

Una vacuna que no es eficaz al cien por cien, pero que suprime ingresos en hospitales, reduce ingresos en UCI y la mortalidad. En definitiva, «reduce la sobrecarga del sistema sanitario».

En la temporada 2018-19 se produjeron en España 35.344 hospitalizaciones con gripe confirmada, según datos del Centro Nacional de Epidemiología perteneciente al Instituto de Salud Carlos III.

Si con la vacuna de la gripe «podemos evitar que cuatro pacientes vayan a ingresar en un hospital o que uno solo que vaya a ocupar una cama de UCI, estaremos protegiendo a nuestros médicos y sanitarios y aliviándoles de un trabajo adicional», enfatiza el virólogo.

La temporada de vacunación contra gripe empieza a lo largo de octubre, pero la posibilidad de adelantarla este año, debido a la covid-19 «no tiene ningún sentido», asegura Ortiz de Lejarazu.

La vacuna contra la gripe genera anticuerpos que se van perdiendo con los meses, por lo que, cuanto antes se ponga, antes irán desapareciendo. «No podemos vacunar seis meses antes», ya que, como recuerda, las epidemias de gripe se dan en enero y febrero.

Ambas enfermedades comparten síntomas, como la fiebre, la tos y el dolor muscular, por eso, su aparición puede hacer dudar de qué enfermedad se trata, mientras que otros como la pérdida del olfato o el gusto son propios del actual coronavirus.

Investigadores de la Universidad del Sur de California (USC) han determinado, en un estudio, el orden probable en el que aparecen los síntomas del covid-19, que sería: fiebre, seguida de tos y dolor muscular, luego náuseas y/o vómitos, y después diarrea.

La temporada de la gripe llegará en pocos meses al hemisferio norte, pero en el sur ya están saliendo de ella y países como Australia o Nueva Zelanda «no han tenido casi gripe», señala Ortiz de Lejarazu.

Puede ser -apunta- porque allí se ha hecho un «esfuerzo de vacunación enorme», por las medidas de protección individual, como el uso de mascarillas, o por restricciones como la movilidad entre territorios, que aún sigue vigente.

«Todas esas medias han hecho que la gripe, que tienen un número reproductivo básico (R0) menor que el de la covid se frene, porque -recuerda- las barreras que sirven para la covid también lo hacen para otros virus respiratorios».

Otra pregunta aún por responder es si ambas enfermedades pueden tener alguna interacción. Científicos del Instituto Max Planck (Alemania) y del Instituto Pasteur (Francia) sacaron este mes un estudio que no descarta esa posibilidad.

La investigación ha sido incluida en el repositorio de artículos medRxiv, lo que supone que sus resultados aún no han pasado la necesaria revisión por otros expertos para ser publicada en una revista científica.

El equipo, haciendo un modelo, analizó datos de comienzo de año, cuando la gripe circuló con el coronavirus en algunas zonas de Europa y encontraron «pruebas consistentes» de un aumento medio de entre 2 y 2,5 veces de la transmisión del SARS-Cov-2.

Sin embargo, Ortiz de Lejarazu no considera normal que ambos virus puedan tener una interacción y cita otros artículos en esa dirección.

Existen virus que tienen periodos de circulación muy largos, como el SARS-CoV-2 o los rinovirus del catarro, pero los picos epidémicos «no suelen coincidir».

Los virus respiratorios -indica con un símil- «son como los bomberos, no se pisan la manguera. Cada uno hace su propio pico epidémico» y, aunque, en algún momento, pueda coincidir el inicio de uno con el máximo de otro, la tendencia no suele ser esa.

Además, la infección por cualquier virus respiratorio desencadena -dice- un respuesta inmune inespecífica, «que funciona frente a todos los virus», lo que hace más difícil la infección por otro.

Si contra la gripe la recomendación de Ortiz de Lejarazu es «vacuna que algo queda», contra el covid-19 es «mantente alerta, porque la lucha contra esta enfermedad es una carrera de fondo». Este virus «va a estar tiempo con nosotros y hay que adaptar muchas cosas de nuestra vida ordinaria a esta situación».