Italia concede excedencias remuneradas a profesores con graves patologías o que estén a cargo de un dependiente

Darío Menor ROMA / COLPISA

SOCIEDAD

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Los docentes en riesgo o que cuidan de un familiar dependiente podrán optar a esta media y no incorporarse este lunes a la vuelta al cole

13 sep 2020 . Actualizado a las 20:23 h.

Este lunes no va a ser igual para todos la vuelta al cole en Italia, cuando han pasado ya más de seis meses desde que el inicio de la pandemia obligara a cerrar las aulas. Preocupados por sus graves patologías previas o por llevar la enfermedad a casa, donde tienen a su cargo a ancianos u otras personas vulnerables que no pueden valerse por sí mismas, hay docentes que han optado por no trabajar este curso. Aunque no hay datos oficiales de cuántos maestros y profesores no se reincorporarán al trabajo por estos motivos, la ministra de Educación, Lucia Azzolina, adelantó que no se trata de un gran número.

«Mi padre falleció hace poco y tengo que hacerme cargo de mi madre, muy mayor y que empieza a mostrar síntomas de demencia. Durante los últimos meses del curso pasado, en los que me pasaba muchas horas con la educación a distancia, ella se metía en la habitación donde tenía el ordenador cuando estaba en medio de las clases conectada con los chicos», cuenta una profesora de un instituto de Roma que pide no decir su nombre. Tiene miedo de que la critiquen por acogerse a este tipo de excedencia, que permite recibir buena parte del sueldo durante un máximo de dos años cuando se tiene que cuidar a un familiar inválido. «Yo tengo cientos de alumnos adolescentes y me aterra que pueda contagiar a mi madre», confiesa la profesora, con la esperanza de reincorporarse en el curso 2021-2022 en caso de que se encuentre una vacuna contra el coronavirus en los próximos meses.

 

Edad media elevada

«En Italia la edad media de los docentes es bastante elevada respecto a los otros países europeos, pues los mayores de 55 años superan el 40 %; 400.000 personas que ya solo por su edad corren más riesgos si contraen el Covid-19», explica Elvira Serafini, secretaria general del sindicato de trabajadores educativos Snals-Confsal. La Seguridad Social italiana determina que los trabajadores vulnerables no son los mayores de 55 años, sino quienes cuentan con graves patologías previas y un perito determina que su salud corre un peligro por el contacto con los alumnos, por lo que se les permite no incorporarse este lunes a las clases.

Plantillas cortas

Elena Petrini, profesora de instituto en Roma, podría acceder a uno de estos permisos al haber superado hace pocos años una leucemia, pero ha decido acudir con normalidad a su centro. «Hago una media jornada por motivos familiares y quiero seguir trabajando. No estoy particularmente preocupada. Ya tengo a mi hijo en una escuela y a mi hija en otra, así que me podría contagiar igualmente», reconoce. Serafini confirma las palabras de la ministra y no cree que vayan a ser muchos los docentes que no se presenten por miedo al coronavirus. La secretaria general del sindicato Snals-Confsal considera que el verdadero problema de la escuela está en la falta de maestros y profesores en los colegios e institutos italianos, especialmente aquellos con plaza fija y, por tanto, más estables. «Vamos a empezar el curso con más de 200.000 interinos, cuyos nombramientos, en el escenario más optimista, se completará hacia la mitad de octubre», advierte Serafini. Esta falta de personal docente ha instado a algunas regiones, como Campania, Los Abruzos o Apulia, a retrasar la 'vuelta al cole' al día 23. En otros territorios, como el Lacio, muchos centros educativos también han optado autónomamente por postergar la reapertura a esa fecha, cuando haya pasado además la cita con las urnas del 20 y 21 de este mes en que se celebran elecciones en 7 regiones y un referéndum en todo el país. Muchos colegios son sede electoral y tendrán que cerrar el 22 debido a la necesaria desinfección de los espacios. El primer ministro, Giuseppe Conte, reconoce que no va a ser fácil la reanudación de las clases, para la que el Gobierno asegura haber invertido 7.000 millones en la mejora de los centros. Las aulas verán reducido el número de alumnos. Parte del dinero se ha dedicado además a comprar a toda prisa 2,4 millones de nuevos pupitres individuales y los 11 millones de mascarillas que se distribuirán diariamente.