El coronavirus sí distingue y se está cebando en los barrios más humildes

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Una mujer de compras en el barrio de A Milagrosa, uno de los más populosos de Lugo y que está sometido a restricciones por la transmisión del coronavirus
Una mujer de compras en el barrio de A Milagrosa, uno de los más populosos de Lugo y que está sometido a restricciones por la transmisión del coronavirus ALBERTO LÓPEZ

La alta densidad y el hacinamiento favorecen la transmisión del virus

31 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Es como mirar un negativo: dos mapas que se superponen casi al detalle, pero uno es exactamente el contrario al otro. Donde en uno hay sombras, en el otro hay claros. Y viceversa. Ese negativo revela que una de los clichés que está dejando esta pandemia es solo eso, una frase. Y ni siquiera es correcta. Porque sí, el coronavirus sí distingue. Y se ceba en los barrios en los que las rentas son más bajas. Ocurre en Madrid, ocurre en Barcelona. Ocurre en A Coruña y también en Lugo, con A Milagrosa estrenando restricciones: a menor renta media, mayor incidencia de la epidemia.

«Isto é coñecido e non acontece só en Galicia. Está estudado e aceptado a nivel internacional». Carlos Ferrás, profesor de Xeografía Humana de la Universidade de Santiago, se refiere al caso de Nueva York, una de las mayores aglomeraciones humanas del mundo y donde la incidencia ha sido muy alta y estuvo claramente focaliza en los barrios de la clase trabajadora. «Niso estamos de acordo os xeógrafos: hai unha relación directa entre densidade demográfica, é dicir, hacinamento, e a incidencia de coronavirus». Así que los barrios con grandes torres de apartamentos, densidad demográfica, mucho cemento y poco espacio natural son el caldo de cultivo que desencadena la transmisión.

En esos barrios suelen vivir los estratos sociales más humildes y lo hacen en muchas ocasiones en viviendas en las que hay poco espacio: pisos de 70 metros cuadrados o menos en los que pueden vivir más de cuatro miembros. Más aglomeración, más contacto, «que favorece a transmisión polo contacto físico e o encontro que significa a diario a convivencia de tantas persoas en pouco espazo», explica Ferrás Sexto.

«As clases traballadoras ocupan traballos manuais e de cualificación baixa ou media. E estoume referindo ao sur de Madrid, os barrios da Coruña, o norte de Santiago...». Hay una relación directa entre ingresos, trabajos semicualificados, hacinamiento, tipología de vivienda... Todo conduce siempre al mismo factor: la convivencia estrecha o lo que es lo mismo: la densidad demográfica. Un ejemplo es el tipo de brotes: fuera de los barrios populares hay casos importados y propagación por lugares o actividades «onde se dan as condicións: matadoiros, conserveiras. Onde hai aglomeración e pode haber problemas de ventilación».

«Dende o punto de vista histórico é unha continuidade do que acontecía por exemplo coa tuberculose», que tuvo gran incidencia en zonas urbanas de Galicia a mediados del siglo XX, explica el profesor de la USC. Las pestes medievales estaban vinculadas a los centros urbanos. Y solo hay que pensar en la industrialización del XIX.

Una oportunidad para hacer un retorno ordenado al rural

 

 

Si está bien estudiando por qué el virus sí distingue clases, la siguiente pregunta lógica es si se puede hacer algo para evitarlo. «Hai que buscar distintas maneiras de ventilar e de desaglomerar as altas densidades nos barrios populares», subraya Carlos Ferrás. Hay que hacerlo con una profunda reflexión a medio plazo sobre el tipo de urbanismo que se está haciendo y así «por exemplo, retirar automóbiles, poñer carrís de sentido único ou peonís para que poida haber máis espazo, áreas verdes...». En definitiva, limitar la densidad de población por metro cuadrado disponible.

Y también cambiar la tipología de vivienda: «Haberá que pensar en vivendas apropiadas para protexer a saúde pública» y buscar a medio plazo un incremento de metros cuadrados mínimos por persona. «Haberá que revisar os estándares», aclara Ferrás Sexto, que apunta además a un cambio en la tipología abriendo porches, terrazas y favorecer viviendas ventiladas.

Es, además, una oportunidad. «Pode representar un salto adiante na relación entre a gran cidade e o campo. Podería ser unha oportunidade para desaglomerar sobre as áreas rurais cunha planificación dun retorno ordenado e controlado» desde las grandes áreas urbanas para evitar una posible especulación.

El sustrato rural de Galicia también juega a favor. Lo hace no solo frenando la expansión del virus por la dispersión poblacional. La revitalización planificada y ordenada «pode revalorizar a súa imaxe exterior de cara a atraer capital internacional non só para residentes, tamén para a industria tecnolóxica».