Cirujanos de Santiago operan con una nueva prótesis los aneurismas de aorta

J.G

SOCIEDAD

Cedida

Favorece una intervención menos agresiva y una recuperación más rápida

14 ago 2020 . Actualizado a las 08:47 h.

Tres varones del área sanitaria de Santiago, mayores de 65 años, fueron operados con éxito por especialistas de cirugía vascular del Hospital Clínico de aneurismas abdominales de aorta con una nueva prótesis. Es un avance importante, pues esta enfermedad, grave y compleja, afecta a un 6 % de la población mayor de 65 años, sobre todo masculina. Su mortalidad es muy elevada, puede superar el 50 % cuando ocurre su complicación más compleja, la rotura del aneurisma de aorta. 

Así lo explica Nilo Mosquera, jefe del servicio, quién lideró el equipo quirúrgico que efectuó la intervención, con su colega Jorge Fernández Noya. Lo hicieron de forma pionera, pues es el primer hospital que utiliza esa prótesis tras su comercialización; por eso, dos de las intervenciones se retransmitieron desde el quirófano del Clínico para 20 hospitales de varios países, destaca el Sergas. Antes de fin de año se prevé que incorporen este procedimiento más centros, en España e internacionalmente.

En estos tres casos se utilizó una endoprótesis de aorta denominada Minos, de fabricación china. Es «a máis avanzada do mercado agora mesmo. A endoprótese é un tipo de material que se usa para operar os aneurismas de aorta hai máis de 20 anos, que agora se utilizan de forma habitual. A diferenza coas próteses convencionais é que as endopróteses se colocan na zona danada sen necesidade de cirurxía aberta; é un proceso percutáneo, a través da pel cunha punción, ou cun pequeno corte que se fai a distancia. É unha cirurxía máis rápida que a convencional. Estas operacións afectan á aorta por debaixo das arterias renais», detalla Nilo Mosquera. En Santiago hay ahora lista de espera para utilizar la Minos con más pacientes.

Esta endoprótesis favorece una intervención menos agresiva y una recuperación más rápida. El trabajo de los cirujanos vasculares con estos tres varones en el Clínico duró entre 30 y 40 minutos, a los que se agregan el tiempo de la anestesia y la recuperación posterior, indica Mosquera. Dos de esos pacientes recibieron el alta a las 24 horas; el otro demoró algo más «porque padeceu unha pequena arritmia no postoperatorio e tivemos que lle implantar a maiores un marcapasos. Esta endoprótese mellora as que había, dá máis garantía e seguridade; podemos ofrecer o mesmo de forma menos agresiva e cunha recuperación máis rápida, e isto é crítico agora por causa da pandemia do covid-19, cando se aconsella evitar ingresos de doentes ou que non sexan prolongados», sostiene Mosquera.

Sustituir la arteria dañada

La endoprótesis sustituye el segmento de la arteria dañado. La rotura del aneurisma de aorta, si no se detecta antes, en parte de las personas afectadas es la manera de debutar de la dolencia. La aorta se dilata progresivamente, no produce dolor ni otros síntomas, y cuando alcanza un tamaño que no le permite soportar la presión arterial rompe y se puede producir una situación «catastrófica», valora Mosquera, pues supone la muerte. La mortalidad es elevada, muchas veces inmediata, incluso de pacientes que llegan al hospital y por quienes no se puede hacer nada. «A mortalidade aínda é moi alta», admite.

Este nuevo procedimiento estrenado en Santiago se prevé que va a usarse bastante: en el Clínico se operan unos 60 aneurismas de aorta abdominal al año y este especialista calcula que podrá utilizarse en un 20 % de los casos, o algo más: «entre 12 e 15, que son moitos. A elección desta ou outra prótese depende da anatomía e da situación do doente que se opere. Esta é unha endoprótese convencional; outras veces hai que facer a prótese a medida. No caso da endoprótese Minos, o seu pequeno calibre facilita a eficacia dos peches percutáneos arteriais e así reducimos a agresividade da intervención, simplifica o procedemento e incrementa a seguridade para o doente», enfatiza Mosquera.

En estas intervenciones utilizaron además otro avance del que también fueron pioneros especialistas de este servicio del Clínico, hace 3 años: usaron como contraste inyectado en sangre CO2, para poder ver con pruebas radiológicas el árbol arterial. El contraste más habitual son moléculas de yodo, pero presentan un problema de toxicidad para el riñón y eso limita su uso y el número de pacientes que lo pueden recibir. El dióxido de carbono tiene el mismo efecto, pero no es tóxico y no perjudica el sistema renal ni tiene otros problemas. Hace 3 años en Santiago probaron también con éxito un sistema para utilizarlo, y que supuso una innovación que ahora usan más hospitales, dice Mosquera.