Michael Douglas quiere mudarse a su mansión de Mallorca

Arantza Furundarena BILBAO / COLPISA

SOCIEDAD

ANDREW KELLY | Reuters

El matrimonio Douglas se refugia en su finca mallorquina para huir del coronavirus y no descarta hacer de la isla su residencia habitual

25 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Le llamé dos veces y me colgó el teléfono». Así se expresaba Diandra, la exmujer de Michael Douglas, en el 2014. A él le habían diagnosticado un cáncer de garganta y ella decidió retirar una demanda en la que le reclamaba el pago de los derechos de una película. «No quiero pelear más», anunciaba por entonces Diandra. Y lo ha cumplido. Douglas ha conseguido comprarle por fin a su ex la mitad de s'Estaca, la espectacular finca mallorquina a la que durante décadas ninguno de los dos quiso renunciar y que cada uno podía disfrutar alternativamente durante un semestre al año. Ahora que ya es toda suya, Michael, junto a Catherine Zeta-Jones y sus dos hijos, se ha instalado en su propiedad de Valldemosa, y no descarta convertirla en su residencia habitual, según han comentado amigos del actor a la revista Vanity Fair. «Lazy, hazy, crazy days of summer (Perezosos, brumosos, locos días de verano)» escribía en su Instagram Zeta-Jones el pasado domingo. Y lo ilustraba con una foto en la que la actriz parecía acabar de despertarse de la siesta... Tumbada en un sofá, con el mar Mediterráneo al fondo y rodeada de mullidos cojines tapizados con tela de llengües mallorquinas, el escenario no podía ser más típicamente balear.

En otra imagen, Catherine presentaba a su hija Carys, de 17 años, posando en el jardín de la finca.

De hecho, ha sido la adolescente Carys, con su lógica adicción a las redes sociales, la primera de la familia en publicitar su estancia en Mallorca a base de rutilantes posados en los que lo mismo presume de intenso bronceado sobre el blanco inmaculado de una pared encalada.

Con sus 77 hectáreas y más de mil metros cuadrados construidos, s'Estaca es una antigua finca agrícola situada en la costa norte de Mallorca, al pie de la sierra de Tramontana y relativamente cerca de Deià, uno de los pueblos más bohemios de la isla, famoso por haber acogido, entre otras celebridades, al escritor Robert Graves, cuyos restos reposan en su cementerio, al magnate Richard Branson, y a una recién divorciada Lady Di... La mansión de los Douglas también comparte municipio con la cartuja en la que pasaron aquel famoso invierno en Mallorca el gran Chopin y la escritora George Sand. Pero la casa, encaramada sobre un acantilado de vistas incomparables, es todo menos accesible. Y ello a pesar de aquellas escandalosas fotos robadas con un potente teleobjetivo que inmortalizaron la pasión de la pareja al borde de la piscina en los inicios de su romance.

Bodega, cine y spa

La casa dispone actualmente de gimnasio, spa, bodega, cine, biblioteca y diez dormitorios con baño, pero originalmente fue una finca rústica. A mediados del siglo XIX el archiduque Luis Salvador de Austria la adquirió, la reformó y se la cedió a la legendaria Catalina Homar, su presunta amante... «Durante mucho tiempo nadie quiso comprar esta casa -desveló en una ocasión Diandra Luker-, porque decían que el fantasma de Catalina deambulaba por ella como alma en pena». Ya fuera por el fantasma de la bella campesina o por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, lo cierto es que los Douglas llevaban seis años tratando de vender la casa sin conseguirlo, y eso a pesar de haber rebajado el precio de venta desde los 50 millones de euros iniciales a los recientes 29 millones.

Al final ha sido el coronavirus lo que ha movido al célebre actor a adquirir la totalidad de la finca, decisión que tomó el pasado mes de mayo. Quizás porque a sus 75 años (25 más que su mujer), el antaño tiburón de Wall Street y hoy decadente y sarcástico maestro de interpretación en El método Kominsky se siente más seguro en la isla de Mallorca que en California, estado que encabeza el ranking de contagios en un país donde ya se han registrado más de cuatro millones de infectados por el covid-19 y más de 140.000 muertos.

Atrás quedan los desencuentros con Diandra, los graves problemas de drogadicción de su hijo Cameron, que pasó una larga temporada en prisión, su autoconfesada adicción al sexo o los violentos vaivenes de la personalidad bipolar de Catherine Zeta-Jones... Los Douglas en Mallorca se sienten ligeros, felices y relajados. Aunque este verano pandémico y atípico quizás no puedan frecuentar el mercadillo de Valldemosa o algunos de sus restaurantes favoritos... Aún así, el actor lo tiene claro: «Es uno de mis lugares favoritos en el mundo». Recién fallecido su padre Kirk, Douglas se refugió allí.