Francia se plantea repartir mascarillas gratis

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SOCIEDAD

Una pareja, en el Louvre
Una pareja, en el Louvre CHARLES PLATIAU | reuters

Las familias desfavorecidas podrán obtenerlas ya desde la semana que viene y aquellos con patología previas obtendrán un reembolso en las farmacias. El Gobierno estudia ahora distribuirlas entre el resto de la población para generalizar su uso, obligatorio en lugares cerrados

21 jul 2020 . Actualizado a las 23:51 h.

Francia observa con creciente preocupación la proliferación de nuevos brotes del covid-19, pese a que las cifras todavía no son alarmantes, por lo que se está planteando distribuir mascarillas gratis a la población para generalizar su uso, obligatorio en lugares cerrados.

El presidente del consejo científico que asesora al Gobierno, Jean-François Delfraissy, reconoció este martes que desde hace dos o tres semanas se ha registrado un repunte de focos, sobre todo en áreas hasta ahora poco afectadas por la enfermedad, como el oeste del país, pero que pese a ello «ningún indicador ha pasado a rojo». A su juicio, el país camina «sobre un filo inestable» y podría mantenerse en las semanas que vienen si se refuerzan los controles o bien «caer en algo que se parezca más a (la situación en) España, a Cataluña, con lo que ha pasado en Barcelona».

Con los 25 fallecimientos a lo largo del fin de semana que fueron comunicados este lunes, un total de 30.177 personas han muerto por la pandemia en Francia. En su último boletín semanal de situación, el pasado viernes, la agencia sanitaria francesa señalaba que el número de casos confirmados había aumentado un 19 % respecto a la semana anterior, para situarse en los 3.844. Especial preocupación sigue suscitando el avance de la enfermedad en el departamento de Mayenne, en el oeste del país, donde la tasa de contagios es de 52,7 casos por 100.000 habitantes.

Al margen de los brotes locales, las autoridades se muestran inquietas por los casos importados, especialmente de turistas durante el período estival. En una entrevista en BFMTV,  Delfraissy se mostró partidario de imponer ciertas restricciones a los países de mayor riesgo, aún siendo conscientes de que «el mapa puede cambiar rápidamente, y España, por ejemplo, puede convertirse en un país de riesgo». Aunque el Gobierno no ha tomado ninguna decisión en ese sentido, el primer ministro, Jean Castex, adelantó el pasado fin de semana que habría que hablar con España sobre un eventual cierre de la frontera si empeora la situación en Cataluña.

Ante lo que las autoridades consideran una «relajación» de las medidas de protección entre la ciudadanía, el presidente del consejo científico reiteró su llamamiento al uso de mascarillas, obligatorio desde este lunes en los lugares cerrados. Esta obligatoriedad ha abierto la puerta a que el Gobierno considere ahora su gratuidad, una medida que el ministro de Sanidad, Olivier Véran, anunció este martes en la Asamblea Nacional que será aplicada desde la semana que viene con las familias más desfavorecidas. «El Estado distribuyó rápidamente cinco millones de mascarillas gratuitas a la semana a través de los ayuntamientos. Vamos a reanudar esas distribuciones gratuitas para los casos precarios. Además, dos millones de personas con patología previas podrán obtener un reembolso en las farmacias», dijo. También el ministro de Economía, Bruno Le Maire, admitió que la posibilidad de repartir máscaras gratis a la población está sobre la mesa, aunque no hay una decisión tomada.

El Ejecutivo decidió imponer un tope de 95 céntimos al precio de las mascarillas quirúrgicas. La multa por no usarla en lugares públicos bajo techo es de 135 euros. Al mismo tiempo se redoblan los esfuerzos para impedir, sobre todo en las concentraciones de transporte público, que sus usuarios puedan usar el tren, el avión o el autobús cuando están contagiados, a la espera de que los test rápidos de saliva -todavía poco fiables según Delfraissy- mejoren su eficacia. La compañía estatal de ferrocarriles, SNCF, anunció este martes que ha puesto en marcha un dispositivo experimental de «terminales sanitarios» en tres estaciones parisinas para medir la temperatura corporal a distancia de aquellos viajeros que así lo deseen.