Los Reyzábal, la millonaria familia de Barei marcada por la desgracia

C. A. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Barei es nieta del patriarca del clan Reyzábal
Barei es nieta del patriarca del clan Reyzábal Europa Press

Una de las familias más ricas de España ha vivido traumáticas pérdidas en los últimos años, la más reciente la de una menor de 14 años fallecida en Asturias

10 jul 2020 . Actualizado a las 00:09 h.

La historia de la familia Reyzábal está marcada por la fortuna millonaria que amasó su patriarca, Julián Reyzábal Delgado, que huyó del campo en Burgos, como hicieron tantos otros en tiempos de posguerra y hambruna, en busca de un futuro mejor. Lo encontró en Madrid, donde poco a poco fue realizando inversiones y terminó situando su apellido entre los de más poder de la ciudad. Invirtió en el mundo del espectáculo, desde salas de cine, discotecas o la productora que lanzó al estrellado a la pareja cómica de Fernando Esteso y Andrés Pajares, pero también en intereses inmobiliarios y hasta en cosmética. La familia fue dueña de la torre Windsor, que ardió en el 2005 rodeada de misterio, y sobre la que se levantó una ampliación de El Corte Inglés años después. Los siete hijos que tuvo con Milagros Larrouy Orive, José María, Eduardo, Julián, Florentino, Jesús Alejandro, Milagros y Fortunato se fueron introduciendo en el negocios y heredaron su fortuna tras su muerte en 1978 a los 76 años. 

La muerte de la pequeña Ana Reyzábal Rus con tan solo 14 años es la última de una larga lista de miembros de esta extensa familia que perdieron la vida prematuramente, como recordaba hace unos días quizás la cara más conocida del clan, la cantante Barei, nieta del patriarca. «En mi familia hemos aprendido a vivir con la muerte cerca, son parte de los mismo la vida y muerte. Desde que mi padre murió cuando yo tenía un año y pico, han sido tantísimas pérdidas de tantísima gente querida y tantísimos familiares que pensábamos que el cupo ya estaba cubierto, que no podía haber algo más dramático, pero sí. Con catorce años duele mucho más que a cualquier otra. Ojalá Ana esté bien donde esté, y viva en paz», explicaba.

Apenas unos años después de la muerte de Julián Reyzábal, morían dos de sus hijos. Eduardo, el segundo más mayor a los 45 años de un cáncer, y Fortunato, el benjamín, con apenas 42 años. Este último era el progenitor de Barei, que tenía menos de dos años cuando se quedó huérfana de padre. «Cada uno nace donde nace, pero mi padre, que era el vínculo, murió cuando yo tenía un año. Mi padre no siguió trabajando en la empresa de mi abuelo», aseguraba la cantante poco después de ser elegida para ir a Eurovisión. «Perder a un padre con un año te hace más insegura», añadía.

Pero la prematura muerte de dos de los hijos de Julián Reyzábal no era la única desgracia que el destino tenía preparado para la familia, aunque sí que es cierto que el accidente de Ana Reyzábal ha sido el más traumático por la edad de la joven, hija de Eduardo Reyzábal Fernández Villajurbin y nieta de Eduardo Reyzábal Larrouy, de tan solo 14 años. Aún así hace unos años la familia ya vivió la pérdida de Íñigo Reyzábal Gómez, que pereció un día antes de cumplir los 19 años en un accidente de tráfico en el año 2007. Era el hijo menor de Florentino Reyzábal. Viajaba con un amigo en un BMW 118 que chocó de forma frontal con un coche que circulaba en dirección contraria en la M-500. Su conductora declaró que se había equivocado y que no sabía por donde iba, pero ese error provocó la muerte del joven. Cinco años después moría su hermano mayor, Javier Reyzábal Gómez, a los 42 años. Estaba casado con Ángela Roig, hija de Francisco Roig (expresidente del Valencia) y sobrina de Juan Roig (dueño de Mercadona) y tenía dos hijos de corta edad. Esta última muerte desató una auténtica guerra judicial entre su viuda y la familia Reyzábal por la herencia, que incluso terminó con varias denuncias en los juzgados, según publicaba El Confidencial hace años.

No ha sido el único escándalo en el que se ha visto envuelta la familia en los últimos años. En el año 2018 Josué Reyzábal, hijo de Jesús Reyzábal Larrouy, se veía envuelto en un tortuoso proceso judicial con su exmujer, María Sanjuán, que lo denunció por malos tratos, aunque finalmente fue archivada. Los insultos del juez a la supuesta víctima, a la que se refirió como «bicho» e «hija de puta», provocaron mucha polémica

 Una familia devastada por la muerte de Ana Reyzábal

Barei explicaba a sus fans esta misma semana a través de un vídeo en Instagram el motivo de su ausencia en las redes sociales. «Hola familia, os hago este vídeo para deciros que si no he estado muy activa en las redes sociales estos días es por algo que muchos ya sabéis y me estáis preguntando», comenzaba explicando la artista. «Hemos sufrido una desgracia en la familia, la muerte de la hija de mi primo en un accidente en canoa en un campamento de verano. La muerte siempre duele pero cuando es en estas circunstancias y con estas edades, el dolor es inmenso. No me quiero imaginar, ahora que soy madre y siento las cosas de manera diferente, no me quiero ni imaginar el dolor que tienen que estar pasando. Supongo que solo con el tiempo podrán, de alguna manera, hacerlo llevadero del dolor, vivir con ello. Tiene dos hijos por los que tienen que seguir viviendo y salir adelante, pero estas noticias te rompen en dos», decía, visiblemente afectada. 

A continuación compartía con sus seguidores un texto de su hermana Lourdes Reyzábal, presidenta de la Fundación Raíces. «Algunas personas, desde muy pequeñitas, nos tocó aprender que esto es así. La vida y su muerte van unidas sin remedio. Como expliqué a mis hijas cuando empezaban a vivir y preguntaban sí su padre iba a morir... La vida y la muerte son como la luz y su sombra, inseparables y si intentas hacerlo te darás cuenta de que es imposible. Hoy hemos despedido a una niña preciosa, que empezaba a vivir, que ha sido un ángel ángel para mi familia, para sus padres y hermanos que hoy están rotos de dolor. La vida no va de años, no va de tiempo, va de que en cualquier momento dejamos de poder tocar a quien amamos, de poder hablar con quien queremos, de poder escuchar la voz de quien tanto necesitamos, de poder acariciarnos y dejar que nos acaricien, con las manos, con esa mirada, con una sonrisa. Hoy como siempre, besaré a mis hijas con el amor infinito que las tengo, abrazaré a mi madre y a mis hermanos, a toda mi familia, la que lleva mi sangre y la que quiero como si la llevara, mis amigos y quienes todos ellos aman y a quien hoy y cada día me acompaña en este viaja. Porque sé, que la vida va de esto. Solo le pido a la vida que el amor sea lo único que nos importe. Por esto va de seguir amando». 

Se investigan las causas del tráfico accidente

 Ana Reyzábal Rus se encontraba en un campamento de verano en la localidad cántabra de Comillas, que había programado distintas actividades de aventura a lo largo del día, según informó la Guardia Civil y publica La Voz de Asturias. Veinte adolescentes y cuatro monitores habían iniciado el descenso en torno a las 16:00 horas y, unas dos horas después, la canoa de dos plazas en las que viajaban la joven fallecida junto con otra componente del grupo volcó al llegar a una zona de rocas y rápidos, a un kilómetro de la localidad de Mildón, en el municipio asturiano de Peñamellera Alta.

Tras el vuelco, ambas salieron despedidas y quedaron sumergidas y solo una de ellas salió a flote sin que la búsqueda que realizaron los monitores tuviera éxito por lo que lo que uno de ellos se quedó en la zona y los otros continuaron el descenso para retirar al resto del grupo y pedir auxilio dado que la zona, por su orografía, no permitía la cobertura de teléfonos móviles. Unos cincuenta minutos después consiguieron contactar telefónicamente con el 112 para informar de lo ocurrido y uno de los monitores localizó, pasadas las 20.00 horas, el cuerpo de la joven semi-sumergido entre unas rocas sin que fuera posible su extracción a la superficie.

A esta dificultad se añadió el hecho de que en esa zona el río discurre encajonado entre la montaña y una pared casi vertical de unos 50 metros lo que hizo necesario el traslado al lugar del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) y del Grupo Rescate e Intervención en Montaña (GREIM).

Tras examinar la zona y hacer una limpieza de arbustos para descender, los agentes montaron desde un quitamiedos de la carretera una línea de vida para descender de forma segura hasta el río y una tirolina desde una orilla a la otra, de forma que sirviera de pasamanos para los buzos dada la fuerte corriente del río a lo que se añadía la dificultad de la falta de luz.

Dos miembros del GEAS provistos de equipos autónomos pudieron llegar hasta el lugar donde se encontraba el cadáver de la joven entre las rocas y extraerlo para izarlo después hasta la carretera AS-114, donde aguardaba el médico forense, y trasladarlos después al Instituto de Medicina Legal de Oviedo, según informó Efe.