El primer día fue mejor de lo esperado, aunque tienen puestas sus esperanzas en el turismo extranjero
02 jul 2020 . Actualizado a las 08:09 h.Tal como habían anunciado, las ostreras volvieron ayer a sus puestos de A Pedra, o mejor dicho, los ostreros. A Isabel Seoane, la única que queda de las populares trabajadoras, la sustituye de momento su hijo José Rodríguez debido al riesgo que supone su edad. «Para ser el primer día nos ha sorprendido. Hasta la una hubo poca gente, casi nadie, pero después empezó a llegar de forma escalonada hasta las tres y media. La mayoría no sabía que abríamos hoy y ha sido mejor de lo que esperábamos todos, lo comentan incluso los restaurantes», explica José.
El otro puesto lo ocupó Fernando Martínez, veterano de la rúa Pescadería, más conocida como calle de las ostras. «Hemos traído poca mercancía para ver cómo funciona, no sabemos cómo va a salir. Tendremos que empezar poco a poco, porque esto va a ir muy despacio.», comenta.
Está convencido de que lo único que hay que hacer ahora es tener paciencia. «No queda más remedio que probar y esperar. No pensamos en dejarlo por ahora si no hay pérdidas. Veremos cómo va por meses, en agosto lo sabremos. Es un producto perecedero y tenemos que ver muchas cosas», añade el ostrero.
Los restaurantes de la calle han ido abriendo en los últimos días, aunque aún quedan algunos que lo harán a mediados de julio. El más atrevido fue el Casa Vella. Su propietario, José Antonio González, decidió levantar el cerrojo hace un mes. «Hemos tenido gente, no de locura, pero los clientes habituales. Ahora es más complicado porque ya somos más negocios y tenemos que repartirnos», comenta el encargado del local, Basilio Rivero, quien prefiere ver el panorama con optimismo.
Aunque cuidan mucho a su clientela habitual, porque viven de ella, reconocen que necesitan el plus del turismo. «Trabajamos con el nacional y el extranjero. Vienen ingleses, alemanes y peregrinos de muchos sitios, aunque de momento no ha pasado ninguno», añade Rivero.