Así se gestionó la epidemia del covid-19 en el área sanitaria de Lugo

m.meizoso / l. garcía calvo REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

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Los sanitarios repasan para La Voz los protocolos con los que se combatió la crisis

27 jun 2020 . Actualizado a las 17:30 h.

¿Cómo se gestiona un área sanitaria en una provincia especialmente envejecida cuando una pandemia se cierne sobre ella? Con trabajo en equipo y mucha organización. Esa sería la respuesta a lo que se vivió en el área sanitaria de Lugo, A Mariña y Monforte en los últimos meses. La fórmula con la que todo el entramado sanitario de la provincia hizo frente a la epidemia del coronavirus, contada para La Voz por quienes estuvieron en primera línea.

  • Lo que pasaba fuera

«Espero que lo hayamos gestionado con sentidiño», dice Rafa Monte, director asistencial del área sanitaria lucense. «Teníamos la ventaja de contar con la información que se producía en otras partes de España y la ventaja de la demora hasta que llegara a Lugo». Ese tiempo extra permitió al Hospital Universitario Lucus Augusti y a toda el área lucense cambiar circuitos, adaptar protocolos, crear un comité de crisis e involucrar a la atención primaria, fundamental en todo el esquema. En el caso del HULA, la propia estructura del hospital favoreció la creación de circuitos. Recuerda Juan Corredoira, jefe de infecciosas, la preocupación que se vivía en las semanas previas a la llegada de la ola. Miedo al colapso, a quedarse sin camas, a que enfermasen los profesionales. «Sin embargo, creo que todo funcionó bien, muy bien. En el hospital se seleccionaron muy bien los pacientes en urgencias. En la planta al principio empezamos un equipo relativamente pequeño que se fue ampliando y llegamos a estar 18 médicos atendiendo a estos pacientes. No era ningún servicio, era el servicio covid, en el que trabajábamos todos juntos. Aprendimos todos de todos» y dispusieron de los medios que necesitaban, añade.

  

  • La adaptación

Para manejar la epidemia, el HULA siguió una hoja de ruta clara. «A principios de marzo se limitó la actividad no esencial en el hospital, se mantuvo la quirúrgica para pacientes urgentes y la de pacientes prioritarios en consultas hospitalarias. Muchos profesionales hicieron teletrabajo y se potenciaron las revisiones telefónicas», recuerda Rafa Monte. El trabajo en equipo que se organizó en el HULA arrancaba en buena medida en urgencias, área que coordina Manuel García Novio. «Visto lo que sucedía en otros países, quedó claro que teníamos que separar a los pacientes de dos maneras: los respiratorios y los no respiratorios. Creamos tres puertas de entrada a urgencias, una para los pacientes respiratorios, otra para los no respiratorios y otra para separar también a los niños. Hicimos lo mismo en admisión, y una vez pasaban a un triaje, también los separamos para que no se uniesen. También separamos a los acompañantes para evitar la propagación. En los pacientes respiratorios hicimos una subdivisión: los de alto riesgo y los de bajo riesgo», explica García Novio, que valora como «muy bueno» el resultado de esa estratificación. A nivel de volumen, apunta que «aunque se habla de que vinieron pocos pacientes de las enfermedades comunes, vimos 8.000 en abril y marzo. Bien es cierto que el año anterior vimos 16.000. De los 8.000, separamos 1.000 que nos parecían posibles covid. De ellos, hicimos 803 pruebas y una vez hecha toda la selección, los pasábamos a las plantas de precovid o de covid». Hoy, en la desescalada, se mantiene la consideración de respiratorio/infeccioso en la primera criba en urgencias.

  

  • La formación

En todos estos meses los distintos servicios del HULA y atención primaria han trabajado de manera coordinada y atendiendo especialmente las indicaciones del servicio de medicina preventiva, en el que trabaja Raquel Barbosa, y que se adaptaba a las necesidades casi a diario. Al primero formaban al personal sobre cómo colocar o retirar epis, cómo desinfectar, cómo atender a los pacientes, cómo aislar a los que estaban ingresados sin covid. Más tarde llegaron las encuestas para buscar los contactos. «Luego, hubo días de tener cien llamadas de domicilios», recuerda Barbosa. Con ellos también había que hacer un trabajo de formación para evitar más contagios.

  • La UCI

La unidad de cuidados intensivos que dirige Ana Ferreiro fue clave en la batalla. Recuerda la incertidumbre que les acompañaba pero celebra que en ningún momento se viesen desbordados y que siempre tuviesen el material suficiente. «La pandemia ha demostrado el papel esencial de la medicina intensiva, la joya. Allí, el día a día es frenético y lento a la vez, es técnico y también emocional», describe. Recuerda además el alto peso emocional y la tecnificación que define a la unidad.

  

  • ¿Y ahora?

 Alertan los especialistas lucenses de que aunque lo peor de la pandemia parece haber pasado, esto no se ha acabado, ni mucho menos. Rafa Monte apunta que a día de hoy el área sanitaria está «mejor preparada que a principios de marzo para afrontar los brotes», y que herramientas como los diagnósticos precoces, los estudios de contactos y la identificación rápida de los mismos ayudan, pero es básico seguir respetando las medidas higiénicas. De ahí que insista Chus Pérez Taboada, directora de enfermería, en pedir cautela a todos los ciudadanos. Además, ahora el hospital está recuperando el pulso normal. En urgencias, por ejemplo, se están viendo al día unos 210 pacientes (unos 15 o 20 respiratorios), cuando antes de la pandemia promediaban unos 250. Hacen un llamamiento al buen uso de urgencias, sobre todo ahora que llegan pacientes que aguardaron varias semanas para acudir al médico al no querer pisar el centro en plena crisis.

La directora de enfermería del área sanitaria lucense, Chus Pérez Taboada
La directora de enfermería del área sanitaria lucense, Chus Pérez Taboada

La telemedicina y el control de las residencias, dos de las claves

Una de las herramientas que ayudó a que la pandemia no se cebase con el área sanitaria de Lugo fue la teleasistencia. «Durante el pico nos ha ayudado a vigilar a los pacientes que no necesitaban un ingreso urgente, y ahora estamos haciendo mucha llamada telefónica y controlando a pacientes de esta forma. Nosotros proponemos modos de asistencia, pero ha de elegir el paciente.

La teleasistencia ha venido para quedarse, y en ella es muy importante el papel de la enfermería», defiende Luis Pérez Llano, jefe de neumología del HULA. En la misma línea se pronuncia el responsable de medicina interna, Emilio Casariego. «La telemedicina con monitorización de pacientes ya se hacía en nuestro hospital con pacientes crónicos de diferentes patologías. Lo que se hizo fue adaptarlo a pacientes agudos y se ha demostrado que en ambos casos es eficaz, no sustituye las consultas presenciales, pero es un buen complemento». El papel de la enfermería en la teleasistencia es clave. En el protocolo covid, por ejemplo, llaman a los pacientes tres veces al día y recogen sus datos de temperatura, saturación y una encuesta respiratoria. Si se detecta alguna alteración, se actúa con celeridad.

  

  • Residencias de mayores

Una de las preocupaciones ante la llegada del covid era qué podía suceder en las residencias sociosanitarias, en las que hay ingresados más de 4.000 usuarios. «Aquí había un trabajo previo del servicio de geriatría, que tenía mapeadas todas las residencias que había en la provincia, unas 100, y eso valió para anticiparse. Establecieron una comunicación con todas las residencias indicando las pautas y también había una comunicación diaria con las residencias», recuerda Chus Pérez Taboada.