Chiringuitos en tiempos de pandemia

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido A ILLA / LA VOZ

SOCIEDAD

MONICA IRAGO

Los establecimientos playeros de A Illa empiezan a desperezarse para recibir a los turistas con todo preparado

25 jun 2020 . Actualizado a las 20:08 h.

En un verano atípico, como el que estamos viviendo, los chiringuitos de playa no son ajenos a todo lo que está pasando. Varios han comenzando a abrir su puertas, pero son muchos también los que esperarán al mes de julio para levantar las verjas y comenzar a servir a unos clientes que, tantos años después, ya son prácticamente de la casa.

El Chozo, en la playa de Concerrado, es uno de los que ya están abiertos, pero todavía no al cien por cien de sus posibilidades. Será a partir del 1 de julio cuando ya lo haga con toda su oferta. «Estamos un pouco á expectativa», explica su propietario Manuel Fernández. El establecimiento, con ocho años de historia a sus espaldas, abrió el pasado fin de semana, pero todavía no ofrece comidas. El servicio únicamente es de bebidas, porque han decidido arrancar con una cierta dosis de cautela. Ayer, al mediodía, había movimiento en la zona, y más aún por la tarde, según confesaba el propio Manuel, que reconoce que el gran temor que tienen es que un posible tropezón tire por la borda todo el año. «Insistimos moitos nas medidas de seguridade, sobre todo no lavado das mans», explica. «Vivimos co medo dos rebrotes», afirma.

A unos metros de El Chozo, en la playa Salinas, está el Con Cocodrilo, uno de los chiringuitos más veteranos de A Illa, puesto que afronta ya su 18.ª temporada veraniega. Una temporada mucho más corta de lo normal precisamente el año en el que podrían haber abierto el primero de mayo por primera vez y no esperar hasta junio como siempre. «Foi unha pena, porque coincidía en ponte e fixo bo tempo», lamenta su propietario Juan Carlos Suárez. Ese factor del buen tiempo es el clavo ardiendo al que se agarran tanto Juan Carlos como Manuel. «Si hai bo tempo teremos xente», coinciden.

En el caso del Con Cocodrilo sí disponen ya de servicio de comidas. De hecho, ayer no era fácil conseguir mesa. Dice Juan Carlos que los clientes, que son ya fijos después de tantos años, comenzaron ya a llamar en mayo para preguntar si el chiringo estaba abierto y que será a partir de ahora cuando realmente comience lo fuerte de la temporada. Sí se ven ya algunos turistas, pero muy pocos de fuera de Galicia. En eso sí que no habrá muchas novedades con respecto a otros años puesto que solía ser a partir de San Xoán, cuando los chavales concluían el calendario escolar, cuando la afluencia de visitantes era mayor.

Es un negocio complicado el del chiringuito de playa. «Nun restaurante normal tes todo o ano para facer os clientes, pero aquí son so tres meses», explica Juan Carlos. Y de los tres más o menos buenos de cualquier verano, uno ya se fue prácticamente al garete por la pandemia y sus consecuencias. De ahí la importancia de fidelizar a una clientela que acaba traspasando el umbral de la barra para terminar convirtiéndose en amigos, y «quedan moitos por vir», afirma el propietario del Con Cocodrilo.

Algunos aún cerrados

Son una quincena los chiringuitos que abrirán sus puertas este verano en las playas de A Illa. Tanto el Con Cocodrilo como El Choco lo hicieron el fin de semana pasado, pero todavía hay varios que no lo han hecho. Afirman tanto Manuel como Juan Carlos que lo harán a principios del mes de julio con total seguridad. En el horizonte, un verano con muchas incógnitas, porque habrá que comprobar si el turista nacional, que es el principal visitante de la comarca, no ha cogido miedo a desplazarse por la amenaza del covid-19 y si vuelve a apostar por las Rías Baixas, como ha venido haciendo durante los años anteriores. Tanto Juan Carlos como Manuel son optimistas al respecto, o al menos esa sensación dan, y creen que un año más la comarca será el destino favorito de muchos veraneantes. A su favor juega la experiencia de tantos años ofreciendo al visitante lo que quiere degustar y el espectacular paisaje que rodea a sus negocios. Incluso en un día nublado como el de ayer, comer unas tapas prácticamente sobre la arena de la playa, es un lujo que no se da en muchas partes.