Una enorme masa de polvo africano ha cruzado el Atlántico y se dirige al Pacífico

SOCIEDAD

NASA

Nunca antes se había observado tanta cantidad de polvo del Sáhara atravesando una distancia tan larga. Estas son las consecuencias.

23 jun 2020 . Actualizado a las 18:03 h.

Las irrupciones de polvo procedente del Sáhara en el Atlántico son relativamente frecuentes. Sin embargo, el episodio actual alcanza unas dimensiones históricas. Nunca antes se había visto tanta cantidad cruzando una distancia tan larga. Según la Agencia del Océano y la Atmósfera de Estados Unidos (NOAA) la lengua de polvo africano se encuentra entre 1.5 y 6 km sobre la superficie de la Tierra.

Gracias a los satélites, la ciencia descubrió hace unos años que estas enormes lenguas de polvo africano suelen recorrer una distancia de 10.000 kilómetros y alcanzar el Amazonas. Cada año se precipitan más de 180 millones de toneladas de polvo, que pueden atravesarlo por completo y acabar en el Amazonas. La arena del desierto cruza el océano empujado por los vientos alisios de componente este, los mismos que llevaron a Colón hasta América. El polvo va cargado de fósforo, un nutriente fundamental para la fertilidad del bosque tropical más extenso del planeta. África nutre de vida a América del Sur. Este intercambio de nutrientes entre dos regiones separadas por miles de kilómetros también tiene su huella en el clima mundial. El veinte por ciento del agua dulce que ingresa en los océanos proviene del Amazonas, un mecanismo muy importante para mantener el equilibrio en las corrientes oceánicas.

La masa de polvo ya ha llegado has diferentes zonas del Caribe, donde está favoreciendo que se formen unos espectaculares amaneceres y atardeceres, con tonos rojizos y anaranjadas, que dejan una atmósfera muy marciana. Eso sí, la presencia de las partículas en el aire también genera episodios de contaminación que pueden tener efectos negativos sobre la salud.

En las próximas horas el polvo del desierto se irá adentrando en el continente americano y no se descarta incluso que pueda llegar hasta el Pacífico, algo poco habitual. Este tipo de fenómenos tienen, además, un efecto sobre la meteorología en el Atlántico tropical ya que suele inhibir la formación de los huracanes. La previsión para los próximos meses sigue siendo de una actividad ciclónica muy superior a lo habitual debido a las altas temperaturas del agua del Atlántico.