El Pacífico avisa de que está despertando La Niña

SOCIEDAD

El fenómeno oceánico podría favorecer que la temporada de huracanes sea muy activa en el Atlántico

23 jun 2020 . Actualizado a las 14:12 h.

Un nuevo ingrediente se suma al cóctel atmosférico actual. Uno que refuerza la idea de que la temporada ciclónica en el Atlántico podría ser muy activa, algo que se está cumpliendo. Ya se han formado tres tormentas tropicales cuando estamos al inicio de la época de ciclones. Las aguas del Pacífico ecuatorial se están enfriando intensamente. Las anomalías negativas son un indicio de que el océano más grande del planeta está entrando en la fase de La Niña.

En condiciones normales en el Pacífico los vientos alisios que soplan de este a oeste provocan que las conciones sean frías y secas en la costa de América del sur y cálido y húmedo en el litoral noroeste de Australia y la zona de Indonesia. Cuando los alisios se detienen, las condiciones naturales se invierten y se produce el fenómeno ENSO, conocido como El Niño.

En Perú y Chile, al igual que en Galicia, la presencia de un anticiclón oceánico, como el de las Azores, genera afloramientos costeros de aguas frías y nutrientes que permiten que los bancos de pesca de estos países sean de los más productivos del planeta Para los trabajadores del mar la Navidad es la época del año más importante. Si la meteorología les impide faenar, las pérdidas pueden ser cuantiosas. Por ello, en el siglo XIX, los pescadores peruanos bautizaron como El Niño a una corriente de aguas cálidas que aparecía entre tres y cinco años, coincidiendo con el nacimiento de El Niño Jesús, y que paralizaba la pesca en el peor momento para ellos

Los vientos pueden debilitarse, pero también intensificarse y reforzar la situación habitual, es decir más tiempo seco y gélido en América y cálido y húmedo en Australia, dando lugar a La Niña. Ambos eventos tienen repercusiones que trascienden a los países a los que afecta directamente. El Niño que se desarrolló en el 2016 favoreció que la temperatura media global terminase siendo la más alta desde que existen registros.

Cuando el Pacífico está en fase negativa o La Niña los efectos se contagian al Atlántico, permitiendo que haya unas condiciones óptimas para la formación de huracanes. La huella de La Niña en el vecino océano se percibe a través de la cizalladura, los vientos que soplan en las capas altas de la atmósfera. Cuando estos vientos soplan con fuerza, algo que ocurre en la fase de El Niño, la actividad ciclónica siempre es menor. Cuando un sistema de bajas presiones está naciendo es una criatura muy débil y un viento fuerte puede inhibir su desarrollo. Sin embargo, cuando se produce La Niña la cizalladura es menor y, por tanto, desaparece ese elemento que impide que un ciclón pueda crecer sin obstáculos.