«Pedíamos a Dios que no tuviéramos más enfermos, ese era nuestro miedo»

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Parte del equipo del CHUS de Santiago que atendió al última paciente con coronavirus ingresado en una uci en Galicia
Parte del equipo del CHUS de Santiago que atendió al última paciente con coronavirus ingresado en una uci en Galicia XOAN A. SOLER

El último paciente gallego en la uci con coronavirus da negativo, pero sigue en críticos

11 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cristóbal Galbán empieza a respirar con alivio. Él y su equipo en la uci del hospital de Santiago han pasado lo peor, aunque cruzan los dedos para que la pesadilla no se repita. Sería muy complicado volver a digerir una situación semejante, que los ha dejado exhaustos. El último paciente que atendían en la unidad covid-19 ha dado negativo en dos pruebas PCR. Era también el último de Galicia ingresado con coronavirus en las unidades de críticos, cuando en el peor momento de la pandemia, el 4 de abril, se llegaron a atender a 178 enfermos en toda la comunidad. Ahora, echando la vista atrás, todo parece un mal sueño.

Aunque, en realidad, el hombre ingresado en la unidad covid-19 del CHUS compostelano permanecerá en la misma zona de aislamiento. Seguirá en uci y, aunque podrían derivarlo a otra sala donde atienden al resto de los pacientes críticos comunes, los médicos prefieren no hacerlo. El paciente continúa intubado y con ventilación mecánica. «De momento va a seguir con nosotros para que no haya ningún tipo de cambio. Lo tenemos en su sitio, con el respirador y con todo el equipamiento que hemos estado utilizando con él», explica Cristóbal Galbán, el responsable del servicio. El enfermo, de 76 años y con comorbilidades previas asociadas a una patología coronaria, se mantiene estable, pero las secuelas del virus son malas compañeras de viaje. La infección, como le pasó a muchos otros afectados, derivó en una neumonía bilateral que desembocó en un distrés respiratorio agudo. El oxígeno no le llegaba a los pulmones ni a la sangre.

«Va a seguir intubado y con ventilación mecánica», advierte Galbán, quien cree que, si todo va bien y no hay ningún contratiempo, en dos semanas más se podrá decidir si continúa en uci, donde ingresó el pasado 14 de mayo, o se envía a planta.

Si se recupera, tal y como esperan los médicos, tampoco lo tendrá fácil, al igual que el resto de los pacientes covid-19 que pasaron por la uci. «Con esta enfermedad experimentan una gran pérdida de fuerza y de masa muscular y, si no tenemos un cuidado especial, se quedan desnutridos. Es una enfermedad que come mucho, ya que, después de salir del hospital, aún les quedan por delante meses de intensa debilidad en los que necesitan de una rehabilitación apropiada», explica el intensivista.

Galbán confía en que todo salga bien y que el último enfermo de la uci salga también de un hospital en el que se atendieron un total de 48 pacientes en situación crítica por la infección.

La situación más comprometida se vivió cuando las dos unidades habilitadas en el hospital llegaron a atender al mismo tiempo a 27 personas y los médicos tampoco sabían si iban a llegar más. «Pedíamos a Dios que no tuviéramos más enfermos. Ese era el miedo, porque cuando tienes una onda epidémica y empiezan a subir los casos nunca sabes hasta dónde van a llegar. Fue el momento más crítico, en el que no sabíamos lo que se nos venía encima. Y, claro, tienes miedo de no poder contar con los recursos suficientes para atender a los pacientes».

Afortunadamente no fue así. Los límites no se sobrepasaron e incluso existía la posibilidad de habilitar más camas uci si hicieran falta. No fue necesario. Ni tampoco fue preciso tener que decidir a quién salvar y a quién no. «En ningún momento -constata Galbán- hemos tenido que elegir a nadie, ni por su edad, ni por su gravedad. Cualquier enfermo que pudiera obtener un beneficio con el ingreso en la uci, se ha atendido. No nos hemos encontrado con una última cama para estos enfermos». E incide en que, «por suerte, contamos con los recursos, tanto de equipamiento como de protección, aunque tuvimos algunos problemas con las mascarillas, como todo el mundo. Tampoco faltaron respiradores en el momento más duro».