Los bares de Ourense recuperan pulso a medio gas tras la reapertura de las barras

P. varela, María Cobas, Luis M. Rodríguez, Maite Rodríguez OURENSE / LA VOZ

SOCIEDAD

Hosteleros de la ciudad, O Barco, O Carballiño y Celanova constatan un repunte de actividad más allá de las terrazas

09 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La clientela regresa poco a poco a las barras de bar de los establecimientos hosteleros de la ciudad, aunque con el freno de mano puesto. Al mediodía de este lunes, las terrazas seguían siendo las protagonistas en el entorno de la Plaza Mayor y Santa Eufemia. En el Café Latino, mientras la mayoría optaba por consumir fuera de local, dentro estaba Noel, un ciudadano filipino que trabaja en un restaurante de la ciudad. «Cuando vengo a tomar un café, me quedo en la barra y lo tomo solo», decía.

Él parecía tomarse su tiempo, pero la mayoría de los que optan por sentarse frente a los camareros lo hacen porque van con prisa. «Si te vas a la mesa es porque has llegado con antelación o no tienes apuro», decía uno de ellos. Por ahora, las patatas o los cacahuetes en un bol se han acabado. Todo pasa por evitar el manoseo o el cruce de contactos. Aunque un contacto es precisamente lo que echaban de menos los trabajadores. «La gente que se sienta en la barra suele dar más conversación, y eso sí que se echaba de menos. Y los que vinieron hoy se sentaron a metro y medio o dos entre ellos», señalaban en el Latino.

Mientras, en el bar Pepinillo, en una perpendicular a la calle Progreso, se tomaba un respiro Miguel Cabanas, un joven que llegaba de Santiago por motivos laborales. «Lo primero que hizo al llegar al bar fue decir: ‘Ponme unha cervexa na barra’», contaba Andrés Fernández, el encargado del establecimiento. Técnicamente, el local ya estaba operativo la semana pasada, pero con una instalación exterior enfocada al reparto. Así que este lunes, en realidad, fue su vuelta definitiva. «Y realmente ya estábamos deseándolo», agregaba Fernández.

Con todo, los cálculos de los hosteleros reflejan que aún falta tiempo para que vuelva la imagen de los bares previa al estado de alarma. En el América, a escasos metros del Pepinillo, el único que estaba sentado en un taburete alto ante la barra era Víctor Manuel Mato, el dueño del local. En lo que iba de mañana, unas 90 personas habían pasado por donde estaba justamente él, pero la cifra sigue estando por debajo de la habitual. «En una mañana, aquí pueden llegar a desfilar por la barra unas 200. Y se nota cuando tiene más actividad la Academia Postal, por ejemplo, porque bajan a tomarse aquí los cafés en los descansos», decía. Mato, en cierta forma, se lo tomaba con algo de filosofía, a sabiendas de que volver a poner en funcionamiento el negocio no depende de regresar a consumir lo loco, sino de que el virus no vuelva a campar a sus anchas.

Retorno gradual de la clientela en los bares de O Barco, O Carballiño y Celanova

En O Barco, la entrada a la «nueva normalidad» fue floja. Lo aseguraba Manuel González, de Café Teatro Bajo 5. «De momento aún cuesta la entrada», decía a última hora de la mañana. Eso sí, aludía a la bajada de temperaturas como un buen aliado. «Parece que se va a quedar un día malo. Está nublado e igual entran dentro más», señalaba. En la misma línea hablaba Javier García, de O Retorno, en A Rúa. La mañana había sido buena, la gente tenía ganas de volver a entrar en el bar, y el aire frío invitaba a hacerlo. «La gente entra, y con este frío entrará más», decía.

Mientras, en O Carballiño, el lunes es el día de descanso de muchos establecimientos. Al final del día, coincidiendo con el término de la jornada laboral, hubo un poco más de movimiento en las barras y, como hasta ahora, también en terrazas como las de la cafetería Hawai.

En Celanova, algunos locales en los que la barra forma parte importante del espacio, como la taberna O Bodegón, esperaron para reabrir precisamente hasta ayer con el inicio de la fase tres. El mayor aforo permitido en interior permitió la reapertura de esta tradicional tasca de tapas, raciones y vinos. Y los clientes respondieron muy bien, según detallaba su responsable, Daniel Martínez. Además de la afluencia del público en este primer día, este hostelero celanovense destacó el respeto a las medidas de distanciamiento entre personas a lo lago de la barra y el uso mayoritario de la mascarilla en el local.