Eugenio, el niño que sorteó la bomba, anima ahora la residencia

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

SOCIEDAD

Eugenio Álvaro fue el gran animador de sus compañeros de la residencia de mayores
Eugenio Álvaro fue el gran animador de sus compañeros de la residencia de mayores RAMON LEIRO

A sus 96 años, este pontevedrés no perdió la sonrisa durante el confinamiento y trabajó por sacársela a sus compañeros de la residencia de mayores de Saraiba

07 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Los responsables de la residencia de mayores de Saraiba, ubicada en la zona monumental de Pontevedra, lograron mantener lejos el virus. Mientras el personal aplicaba protocolos y las puertas se cerraban a las visitas, hubo residentes que se encargaron de que aquello no fuese un valle de lágrimas. Eugenio Álvaro Cabrero, a sus 96 años y «con salud de chaval», fue uno de ellos. Ni perdió la sonrisa en la cuarentena ni dejó de intentar sacársela a sus compañeros. Les propuso teatralizar un sainete con él convertido en cura y una boda amañada de por medio. Eugenio también entretuvo a la parroquia contando su vida. Dice él que la tiene escrita porque su existencia «telita». Nació en Pontevedra pero, al ser hijo de ferroviario, oficio que heredó, recorrió España de estación en estación. Lo pilló la guerra siendo adolescente en el pueblo cacereño de Navalmoral de la Mata. Los bombardeos eran habituales: «Nos mandaban meternos en casa y permanecer cubiertos con colchones, que le quitaban algo de fuerza a la metralla. De repente, cayó la bomba enfrente de nuestra puerta y fue tremendo. Menuda fuerza tenía... y menuda alegría cuando vi que yo no tenía sangre», cuenta. Tuvo luego una intensa vida de ferroviario de la que podría contar mil historias. Pero prefiere pararse en otra cosa: en la mujer guapísima a la que logró enamorar y con la que estuvo siempre. Hasta que murió, dejando ese vacío que todavía siente.