Los colegios de Ourense apuran el paso en el tramo final del curso para la devolución del material

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

SOCIEDAD

María Pérez, a la derecha, es la directora del colegio de O Couto
María Pérez, a la derecha, es la directora del colegio de O Couto MGUEL VILLAR

Los trabajos grupales y la posibilidad de grupos reducidos, entre las incógnitas de cara al año que viene

06 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En la ciudad, colegios como Maristas, Franciscanas y O Couto dejan estos días un aspecto más sombrío. Falta el griterío de los recreos y las anotaciones en algunos encerados. En el primero de ellos, una alumna de Primaria incluso se dejó la mochila de ruedas al marcharse a casa antes de que se iniciase el estado de alarma.

Estos días, el personal de enseñanza y dirección de los centros escolares exprime las jornadas para organizar el material de los alumnos que se quedó en las clases tras el confinamiento, y que ahora están yendo a recoger las familias de forma pautada. Ni pueden ir en tromba ni de cualquier forma. Por ejemplo, en Maristas habilitaron un aula contigua al patio para ordenar los libros de texto y estuches que dejaron los pequeños y dejarlos en bolsas de papel individualizadas y por clases. Así, cuando llegan sus propietarios, van a tiro fijo a por ellas.

Ahora, los docentes del colegio planifican una graduación telemática para los alumnos que pasan de Infantil a Primaria. En ella, se convocará a los padres a una reunión por videollamada y también se les enviarán instrucciones para realizar un birrete que portarán los pequeños durante el acto. Simbólico y diferente, sí, pero quizá necesario tras un final de curso de lo más extraño.

«Ellos necesitan el contacto. Se les echa de menos y hay como una sensación de vacío desde que se fueron», decía Montse, una de las docentes que da clase entre cuarto y sexto de Primaria. Lourdes Parente, la jefa de estudios de Maristas, trabajaba esta semana tras una mampara de plástico, otro indicador de que mucho ha cambiado en apenas unas semanas.

Montse y César, dos de los profesores de Maristas
Montse y César, dos de los profesores de Maristas Pablo Varela

Clases a través de Google

En Franciscanas, mientras tanto, esperan poder cerrar el año académico sin problemas a través de Internet. Javier Padrón, uno de los profesores del colegio, indica que «el final de curso está a espera de las instrucciones de la Xunta». Por el momento, han encontrado un aliado en Google: «Por ahora, continuamos con las clases a través de su plataforma, de la que la institución es miembro, y la expectativa es terminar el curso a través de esta vía. Los alumnos de Bachillerato sí se han incorporado, de forma voluntaria, y todo está marchando según las expectativas y siguiendo siempre, insisto, las medidas de seguridad e higiene oportunas. Garantizar la seguridad de las familias, alumnos y personal es el principal objetivo».

Por otro lado, en el colegio ourensano se han realizado turnos para que las familias puedan acceder al centro a recoger el material que previamente se organizado y precintó para su reparto. «Y los préstamos de libros se llevarán a cabo también cumpliendo las más estrictas medidas de seguridad e higiene, con circuitos cerrados y precinto de material», añaden desde el colegio.

En O Couto miran al año que viene

La directora, el personal de administración y el conserje acuden a diario al colegio de O Couto para proseguir con los trámites que restan hasta que termine el curso, aunque con ojo puesto en el que vendrá. Entre los impresos que ya hay disponibles en el centro educativo está la solicitud para participar del fondo solidario de libros de texto y ayudas para su adquisición, además del material escolar, que sufraga la Consellería de Educación.

Mientras, sigue el goteo de devolución de los efectos personales que se quedaron en el recinto tras la llegada de la epidemia. En el caso de O Couto ya son pocos, e incluso hubo quien se quedó a resguardo en casa el día 13 de marzo ante la intuición de lo que se venía encima. «Esa jornada ya había sospechas y alguno ya no llegó a venir a clase», dice María Pérez, la directora.

En el colegio de O Couto estudian más de 400 niños, y ella explica que, al fin y al cabo, por mucha aplicación telemática que se precie, ese vacío físico se acaba notando y la enseñanza no es igual que siempre. «Aquí faltan los que son el centro de nuestro trabajo, los pequeños. Y se echa de menos su ruido por los pasillos», comenta. Ahora, la duda está en si, con los nuevos protocolos o el dibujo de futuro que realice la Consellería, se atenderá una vieja y constante reivindicación de los maestros: dar forma a grupos reducidos para intentar prestar más atención a los alumnos y no saturar las clases. «Pero otro tema será también el tema de las actividades conjuntas o colaborativas, porque tras el coronavirus es posible que todo eso también vaya a cambiar», agregaba Pérez.