Un bebé de año y medio, el inquilino más joven del Fogar do Transeúnte de Ourense

SOCIEDAD

MIGUEL VILLAR

El albergue acogió esta semana a una madre que perdió su trabajo y su techo por la crisis

06 jun 2020 . Actualizado a las 14:05 h.

El perfil de los usuarios del Fogar do Transeúnte de Ourense ha cambiado con el coronavirus. Los albergues para acoger a los sintecho son asociados con frecuencia a la marginalidad, pero cada vez llegan más casos de personas que, debido a la crisis, se han quedado sin trabajo y sin ahorros y no han podido seguir pagando sus viviendas. Eso es justo lo que le ocurrió a una vecina de Ourense de unos treinta años, que a finales de la semana pasada se presentó en el Fogar do Transeúnte con su hijo de año y medio pidiendo un techo en el que cobijarse.

Llegó a última hora de la tarde y los técnicos no sabían muy bien qué hacer. Las normas del albergue impiden acoger a menores de edad, pero «la situación era excepcional», explica la concejala de Asuntos Sociais del Concello de Ourense, Eugenia Díaz Abella, que precisa que inmediatamente se puso el caso en conocimiento del servicio de Menores así como de la Policía Autonómica, que tomó declaración a la mujer.

Se concluyó que la madre estaba perfectamente capacitada para hacerse cargo del niño —al que, además, aún da el pecho— y se decidió que podrían alojarse juntos en el Fogar do Transeúnte de forma provisional. Allí ambos han hecho su vida sin tener contacto con el resto de usuarios. Se habilitó una habitación exclusivamente para ellos y comían en horarios diferentes a los demás, aunque finalmente este jueves se decidió que el bebé pasase las noches en otro lugar.

Mientras, los servicios sociales trataban de buscar una solución al problema para garantizar que madre e hijo pudiesen estar juntos y esta ya ha llegado. Eugenia Díaz Abella explica que se puso en contacto con Cáritas y que la entidad ha encontrado un alojamiento definitivo al que se podrán trasladar el próximo lunes. Se cumplirá, de este modo, el que según la concejala era el principal objetivo en este caso, que era no separar a la mujer de su pequeño.

Y es que, «habitualmente todos tenemos una red familiar que sirve de colchón llegado el caso», explica Óscar Diéguez, miembro del equipo de coordinación de programas de Cáritas en Ourense. Pero puede darse el caso de que no haya esa familia en la que apoyarse y que de un día para el otro uno se vea en la calle. «Hoy en día tener un trabajo no garantiza nada porque hay mucha gente que vive al día y, al perder el empleo, van directos a la exclusión social», resume Diéguez.

De hecho, la crisis del coronavirus ha disparado las peticiones de ayuda a Cáritas. El comedor social que la entidad gestiona en Ourense ha llegado a triplicar las raciones que reparte hasta alcanzar las seiscientas diarias.

Precisamente, responsables de la entidad se reunieron este viernes con el alcalde ourensano, Gonzalo Pérez Jácome, para exponerle la difícil situación a la que están teniendo que hacer frente.

El gobierno municipal se comprometió a duplicar la dotación económica del convenio anual que tiene con Cáritas, que pasará de 125.000 a 250.000 euros.

Críticas políticas

La gestión de los servicios sociales municipales durante esta crisis está siendo objeto de críticas por parte de la oposición. Ciudadanos difundió un comunicado este viernes en el que alerta de la situación de «vulnerabilidad» del niño acogido junto a su madre en el Fogar do Transeúnte.

El portavoz del partido naranja, José Araújo, pide más «sensibilidad» al Gobierno local y dice que no es un alojamiento adecuado. La concejala de Asuntos Sociales dice, sin embargo, que el Concello actuó pensando en lo mejor para la familia. «No todo vale. No podemos jugar con estas cosas», sentenció Díaz Abella

Las llamadas telefónicas a Servizos Sociais en Ourense llegan a colapsar las líneas

En el Concello de Ourense, la demanda de familias en apuros económicos tras la irrupción de la epidemia colapsó las líneas telefónicas de Servizos Sociais. Puede dar fe de ello Amelia, una madre de dos hijos que miraba con temor este domingo, al ser el día que expiraba su permiso para acudir al comedor social de Cáritas a buscar alimentos para llevarse a casa. Finalmente, tras intentarlo repetidamente durante esta semana, consiguió que este viernes se le renovase el bono durante un mes más. «Estuve algo nerviosa, porque llamé un montón de veces y me salía el contestador o me decían que había más de veinte personas por delante de mí, esperando», contaba.

Desde el Concello constatan «un volume altísimo de chamadas aos teléfonos de Servizos Sociais, sobre todo durante os primeiros días da pandemia», y que «as traballadoras sociais atenderon todas as chamadas, pero é moi posible que o teléfono comunicase por ese volume do que falamos». En este sentido, explican que además de la línea fija también se emplearon teléfonos móviles para la asistencia a afectados: «Ás veces tivemos ata trinta chamadas perdidas que fomos contestando ao longo do día».

Cáritas de Vigo gestiona 40 entrevistas al día y tramita más consultas psicológicas

El responsable de Cáritas en Vigo, Eugenio Gonzalo Dávila, estimaba recientemente que, en el tramo final del confinamiento, llegaron a pasar cada día por la oficina cuarenta personas nuevas para ser entrevistadas durante una hora sobre sus necesidades en turnos de mañana y tarde. Muchos nuevos usuarios son precarios que lograron pequeños ingresos con empleos humildes y que, al iniciarse el estado de alarma, perdieron sus trabajos y retornaron a Cáritas.

Ahora hay muchos más nuevos que antes, cuando eran casi todos crónicos. Los que vuelven por Cáritas es porque ahora se quedaron sin nada y están muy mal, por lo que regresan a por ayudas.

Otro colectivo que acude a la oficina es el de extranjeros que necesitan hacer papeleo para tramitar la residencia. El problema común de los nuevos usuarios es que no tienen dinero para comida, alojamiento ni alquiler.

A todo esto se suma que esta oenegé recibe más peticiones de las habituales de usuarios que quieren recibir atención psicológica tras el confinamiento. Incluso piden cita para ser asesorados por psiquiatras.