Última hora del coronavirus en el mundo: Sin distancia ni mascarillas, así fue la protesta contra el Gobierno italiano en Milan

La Voz

SOCIEDAD

Carlo Cozzoli

Rusia roza los 400.000 contagios mientras EE.UU. y Brasil son los países más afectados por la pandemia, que supera ya a nivel global los 365.000 fallecidos

30 may 2020 . Actualizado a las 16:35 h.

La imagen de manifestantes sin mascarilla en Milan, epicentro del covid-19 en Italia, ya se ha convertido en una de las fotos del día y no por la realización de una manifestación pacífica, sino el hecho de no mantener la distancia social mínima y por la falta de las mascarillas entre muchos de los asistentes.

Rusia roza los 400.000 contagios confirmados

Rusia está a punto de alcanzar los 400.000 casos de covid-19 con un incremento diario entre 8.000 y 9.000 nuevos pacientes desde hace una semana y una tendencia cada vez más clara a la reducción de los índices de transmisión.

Según los datos divulgados hoy por el centro operativo de lucha contra la pandemia, la cifra total de contagios durante la última jornada ascendió a 396.575 en 83 regiones rusas, tras la detección de 8.952 nuevos casos. De ellos, 3.747 pacientes (el 41 %) son asintomáticos.

 

A nivel global, el virus deja ya más de 365.000 víctimas mortales y más de 5,9 millones de personas contagiadas en todo el mundo, con Estados Unidos y Brasil a la cabeza por número de contagios, totales y diarios, según el último balance de la Universidad Johns Hopkins.

Precisamente desde EE.UU., su presidente, Donald Trump, anunció que el país romperá su relación con la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la que acusa de estar controlada por China y haber gestionado mal la emergencia sanitaria del covid-19.

Portugal, a fase 3

Control fronterizo en el puente internacional que une Tui y Valença do Minho
Control fronterizo en el puente internacional que une Tui y Valença do Minho Oscar Vázquez

El Gobierno luso del socialista António Costa aprobó, como estaba previsto, el paso del país a la tercera fase de desconfinamiento por la pandemia de covid-19 a partir del lunes, con restricciones puntuales en Lisboa y su área metropolitana. El motivo es el alza de infectados durante la última semana en la zona, al contrario de lo que sucede en el resto de Portugal y los archipiélagos de Azores y Madeira, donde apenas hay casos y la pandemia además de estar controlada cada día cuenta con menos infectados, fallecidos y hospitalizados.

Costa también dijo «no tener prisas para abrir las fronteras terrestres con España», a pesar de la insistencia de Bruselas para que lo haga el 15 de junio. «Tenemos una excelente relación con el Gobierno español y todo llegará cuando tengamos las garantías suficientes para nuestros ciudadanos», afirmó.

Con 32.203 positivos en el país, 257 en las últimas 24 horas, la mayoría de ellos, 231, en el valle del Tajo y en la zona metropolitana de Lisboa, convertida ya en «el último bastión del coronavirus», en palabras de la ministra de Salud del país, Marta Temido, que también ha informado de 13 nuevos fallecidos, hasta un total de 1.396 decesos totales desde la declaración de la epidemia. El número de pacientes recuperados asciende a 19.186. 

Por ello, el Ejecutivo luso se ha visto obligado a realizar una excepción en la capital portuguesa y en su área metropolitana, que tendrán que esperar, al menos hasta el jueves, para abrir los centros comerciales, permitir las reuniones de más de 10 personas, abrir las tiendas de más de 400 metros cuadrados y las ferias. En el punto de mira de las autoridades están una empresa de servicios de Azambuja, a la entrada de Lisboa, y dos barrios en las ciudades dormitorio de Loures y Seixal, donde se han detectado decenas de casos los últimos días. El primer ministro confirmó ayer que se va a reforzar la vigilancia en estas localidades, «realizar test masivos y aislar a los sospechosos e infectados para evitar que aumenten los casos».

Cambios a partir del lunes

Desde el lunes, los restaurantes y cafés al sur del Miño podrán tener un aforo del 100 %, siempre y cuando haya una distancia entre mesa y mesa de metro y medio y se coloquen barreras acrílicas entre comensales. Abren los centros comerciales y se permiten las reuniones de hasta 20 personas, salvo en la región de Lisboa. El 1 de junio, los alumnos de preescolar vuelven a clase, deja de ser obligatorio el teletrabajo, abren los gimnasios, cines, salas de espectáculos y teatros, cumpliendo las normas impuestas por la Dirección General de Salud. Y se reanudan las celebraciones religiosas y peregrinaciones al santuario de Fátima, que se vuelven a permitir ya desde hoy.

El 3 de junio regresa la liga de fútbol a puerta cerrada. Y en las playas, desde el 6, se controlará el aforo, que se indicará por semáforos y se podrá consultar en una aplicación informática.

Disputa diplomática entre Suecia e Italia

Las disputas entre países a cuenta del covid-19 no son exclusivas de EE.UU. y China -el primero, esencia del liberalismo, culpó al segundo, patria del comunismo, de haber creado el virus-, sino que dentro de lo que se conoce como mundo occidental también han surgido rencillas, en este caso entre la norteña Suecia y la sureña Italia, naciones entre las más afectadas en Europa.

El conflicto comenzó cuando un alto funcionario de salud sueco sugirió que el país gobernado por Giuseppe Conte carecía de capacidad para manejar la pandemia. Todo mientras Suecia registra uno de los mayores índices de mortalidad per cápita relacionados con el virus en el continente. Y a diferencia de Italia, España, Francia y Gran Bretaña, no impuso un confinamiento duro. Pero sus vecinos, Noruega y Finlandia, cerraron fronteras. Así, en la monarquía báltica que tiene como primer ministro al exsindicalista Stefan Löfven, con una población que viene a ser una sexta parte de la que tiene Italia, más de 4.200 personas han muerto, mientras que en la república mediterránea los óbitos fueron unos 33.000.

Nuevo brote en Corea del Sur

YONHAP

Corea del Sur es uno de los países que mejor han gestionado la epidemia, pero la alegría se resquebraja. En la madrugada del 2 de mayo en una zona de ocio de Seúl, un hombre de 29 años que desconocía estar infectado visitó cinco bares y contagió a 270 personas. Las autoridades lanzaron una operación de rastreo que se vio minada por la reticencia de muchos a reconocer que habían estado allí. Esta semana otro brote ha vuelto a sacudir Seúl. Y podría estar relacionado con el anterior, porque uno de los jóvenes que salieron por la noche, y que mintió en su declaración, pudo haber contagiado a un taxista que, a su vez, hizo las fotos de una celebración familiar en la que el virus también halló otro anfitrión. De ahí pudo saltar al centro logístico de Coupang, foco actual. Las autoridades volvieron a cerrar parques y museos, e impondrán nuevos límites de alumnos por aula.

China también ha vivido rebrotes y ahora solo una persona de cada familia puede salir una vez cada dos días para avituallarse. Y Hong Kong y la China continental están trabajando en burbujas seguras para viajeros. Son tímidos pasos hacia una «nueva normalidad» que es como un jarrón de porcelana: se puede hacer añicos en cualquier momento.