La reapertura de bares y comercios no consigue aplacar la curva de los ERTE

Rubén Nóvoa Pérez
rubén nóvoa OURENSE / LA VOZ

SOCIEDAD

Santi M. Amil

La provincia mantiene a casi 18.300 trabajadores en expedientes temporales

29 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La recuperación de la actividad en las calles de Ourense es evidente según van avanzando las fases de la desescalada. Si en la fase 0 apenas había movimiento, en la 1 la apertura de los negocios que podían hacerlo fue paulatina. En la recientemente inaugurada fase 2, el movimiento fue a más con un importante incremento en el número de locales de restauración que se decidieron a abrir sus puertas, toda vez que ya se podía atender en el interior de los locales. Esa reactivación del comercio y de la hostelería, los dos sectores más afectados por el impacto de la crisis del coronavirus en la provincia de Ourense, no ha supuesto sin embargo suficiente para doblegar la curva de los ERTE. A finales de abril, con el confinamiento todavía en su fase más dura, en la provincia de Ourense había 17.822 trabajadores en un expediente de regulación temporal de empleo. Los últimos datos actualizados por la Consellería de Economía esa cifra no solo no ha bajado con el inicio de la desescalada, sino que ha crecido hasta situarse en los 18.297 trabajadores en ERTE. Son un total de 4.320 expedientes los que se lanzaron. Llegó a afectar a 19.451 empleados

En el análisis por municipios y sectores, quedó claro desde el primer momento que en el caso de la provincia ourensana, la ciudad ha sido la más afectada con casi la mitad de los expedientes activos. Por sectores, dos de cada tres ERTE pertenecían al sector servicios. Más de 6.300 personas tan solo en la ciudad sobre un total de 7.258 afectados.

Analizando estos datos se comprueba que el recorrido hacia la recuperación del empleo en la provincia, Ourense todavía se encuentra en la fase 0 de su particular desescalada. Y es que en el caso del comercio y de la hostelería, los autónomos que han optado por reabrir sus puertas lo han hecho tirando de los recursos humanos imprescindibles para tratar de cuadrar la balanza. Ese difícil equilibrio es lo que hace que sean otros muchos los que opten por permanecer cerrados.

El textil se encuentra en plena fase 2, ya con los negocios más grandes y con el centro comercial en funcionamiento. Eso no significa que los ERTE hayan desaparecido. Valga un ejemplo. Adolfo Domínguez anunciaba la semana pasada que el expediente de regulación temporal por fuerza mayor previsto hasta junio crecería y se graduaría hasta mediados del año que viene para más de 800 trabajadores. La compañía manifestó su intención de ir recuperando sus trabajadores, en base a que fuera posible ir reabriendo tiendas. Los sindicatos rechazaron la extensión del ERTE, que sin embargo empezará a ser efectivo a partir del 1 de julio. A pequeña escala es una tendencia que se puede replicar en muchos negocios locales, toda vez que el gran interrogante es que sucederá a partir del 1 de julio, cuando caduquen los ERTE de fuerza mayor.