«Sen cobrar nada do ERTE, botas moitos números para chegar a fin de mes»

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Michael trabaja en el Morrigan, un bar con siete empleados de Lourenzá. palacios
Michael trabaja en el Morrigan, un bar con siete empleados de Lourenzá. palacios PALACIOS

Michael Sante tiene 27 años y volverá al trabajo el lunes sin percibir aún nada de la prestación extraordinaria

25 may 2020 . Actualizado a las 23:22 h.

El último ingreso de la cuenta bancaria de Michael Sante Penedo es de mediados de marzo. Le ingresaron los días que trabajó en el bar Morrigan de Lourenzá hasta que se decretó el estado de alarma y el local tuvo que bajar la persiana. El último sueldo íntegro que cobró este joven es el de febrero. El cobro del ERTE se retrasa y Michael volverá al trabajo el lunes. «Son dos moitos que están sen cobrar. Dende o 14 de marzo non percibín nada», explica Michael. Sin embargo, es el único de los siete empleados que sufre este retraso. El lunes se reincorpora toda la plantilla del Morrigan.

Problemas con el SEPE

«Un día, unha camareira recibiu unha carta no que aparecía un número de conta erróneo. O sorprendente é que era o meu. Chamei ao SEPE e dixéronme que os meus datos non aparecían. A día de hoxe sigo sen saber o que pasou», cuenta este hostelero.

Michael tiene la suerte de vivir con sus padres y, por suerte, los dos siguieron cobrando. «Levámolo como puidemos, pero son moitos cartos os que están por aí adiante. Costa moitísimo e botas moitos números para chegar a fin de mes. En certo momento, vénseche o mundo enriba», asegura el joven, que también cuenta que no tuvo ingresos y, al mismo tiempo, tuvo que hacer frente a numerosos gastos.

Cuando empezó el confinamiento, Michael no se esperaba que la situación fuese para largo. Pero con el paso de los días, Michael fue buscando cosas que hacer y con las que entretenerse.

Desde hace una semana se está mentalizando para enfrentarse a esta nueva situación desde el bar familiar del que forma parte. «O medo que temos é a que a xente non cumpra coas medidas restritivas. Pero á clientela habitual coñecémola, polo que con eles sabemos de sobra que o van respectar e entender en todo momento», asegura Michael, que se crio en Lourenzá y estudió Hostelería en Foz. Tiene 27 años y lleva desde casi once trabajando en el sector.

El lunes, el Morrigan abrirá sus puertas con medidas excepcionales: aforo limitado, nadie en la barra, sin servilleteros ni periódicos. «Saquei do bar todo o que se podía tocar, por dicilo dalgún xeito. Se me descoido, o bar está á metade do que era», cuenta el joven, que también cree que con trabajo, sacrificio y unión superarán esta crisis. «Hai que saír adiante entre todos. Non hai que ter medo, pero si ter moitas precaucións e, ante calquera dúbida, preguntar», sentencia el joven.