María Jesús Montero: «El Gobierno es fuerte y está unido, pese a quien pese»

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

SOCIEDAD

Moncloa

La portavoz del Ejecutivo admite que desconocía las negociaciones con EH Bildu

23 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es fuerte y está unido, pese a quien pese», aseguró ayer la ministra portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, tratando de despejar los síntomas de división que afloran en el seno del Ejecutivo tras la firma del acuerdo con EH Bildu para proceder de forma inmediata a la derogación de la reforma laboral de «manera íntegra». La firma de este documento por los tres máximos responsables parlamentarios del PSOE, Podemos y la formación aberzale, una negociación sobre la que Montero admitió no estar al tanto hasta que salió en la prensa, derivó en un nuevo enfrentamiento dentro del Consejo de Ministros entre los dos sectores abanderados por Calviño e Iglesias. La vicepresidenta económica mantiene que derogar la reforma laboral con este panorama sería «absurdo y contraproducente», mientras el líder de Podemos defiende que «lo firmado obliga».

Montero fue interpelada sobre la posición oficial del Ejecutivo, pero se limitó a garantizar el compromiso del Gobierno a dialogar con los principales agentes sociales antes de emprender cualquier cambio. Moncloa trata de salir al paso de la tormenta política desencadenada a raíz de la firma siguiendo la máxima futbolística de que no existe mejor defensa que la aportada por un buen ataque. Ataques dirigidos contra el principal partido de la oposición, un PP al que acusan de pretender utilizar la pandemia para «tumbar» al Gobierno. «La España del no. En este momento solo le apetece hacer ruido. El PP está con la calculadora esperando, como siempre, a tumbar al Gobierno. La derecha de este país nunca admite (que haya Gobiernos de signo distinto)», lamentó la portavoz. «Los partidos de Gobierno nos hemos sentido solos en estos últimos días», abundó la también ministra de Hacienda, profundizando en la línea abierta ayer por otros dirigentes socialistas como Ábalos y Simancas, que justificaron su pacto con Bildu como la única salida tras el rechazo del PP a «salvar vidas», algo que no pareció contar con el beneplácito de muchos dirigentes socialistas como Page, Vara, Lambán o Abel Caballero. Junto a Montero compareció Salvador Illa para anunciar las provincias que avanzaban de fase en el proceso de desescalada, intervención esta prevista para el final de la tarde, pero que Moncloa decidió adelantar al mediodía para centrar la atención mediática en los cambios y no en el pacto con Bildu.

Todos molestos por la inútil abstención de Bildu

Todos enfadados: oposición, aliados parlamentarios, barones socialistas, patronal, ministros y vicepresidentes que no estaban al tanto del acuerdo con Bildu... Nadie se explica las razones que llevaron a Sánchez a firmar un pacto con la formación aberzale a cambio de la abstención de sus cinco diputados en Madrid en la prórroga del estado de alarma, cinco votos que ni siquiera resultaron fundamentales para sacar la votación adelante, algo que hubiese sucedido aunque estos se hubiesen posicionado en contra. La explicación que ofrece Moncloa a través de sus canales no oficiales es que no les aportaba ninguna garantía que el resultado final dependiese solo de lo que votase Cs. De ahí la decisión de explorar una vía de acuerdo para atar la abstención de EH Bildu. Sin embargo, admiten cierta «torpeza» a la hora de ejecutar dicho acuerdo, y entienden que los aberzales les metieron un gol con la redacción del primer punto, en el que el Gobierno se compromete a acelerar la derogación de la reforma laboral de «manera integral», especialmente cuando la negociadora socialista, Adriana Lastra, tenía toda su atención en los otros dos puntos del acuerdo, que recogen beneficios fiscales para el País Vasco y Navarra. Incluso planea la duda de que fuese el propio Iglesias a través de Echenique el que maniobrase para que la redacción del primer punto quedase con esas palabras, favoreciendo así la interpretación que su partido hace del acuerdo de coalición firmado en diciembre. El vicepresidente segundo se apresuró a fijar postura en una entrevista radiofónica, idea a la que ayer dio continuidad su portavoz parlamentario: «Hemos acordado que nos vamos a cargar la reforma laboral, lo cual es una gran noticia para millones de trabajadores. Detrás de todo el ruido, los editoriales de Prisa y las tertulias, está esto», aseguró Echenique.

En el Gobierno temen que este racimo de enfados encarezca todavía más la votación de una nueva prórroga del estado de alarma en dos semanas. Otro de sus apoyos, Miguel Ángel Revilla (PRC), lamentó la existencia en el documento firmado con Bildu de «otro acuerdo más sibilino y denunciable» como la capacidad de disponer al País Vasco y Navarra de mayor músculo financiero: «¿Por qué a unos sí a otros no?», cuestionó, exigiendo una «rectificación» del Gobierno.

El PNV y ERC avisan a Sánchez de los peligros de usar la geometría variable

El acuerdo a tres bandas firmado el miércoles en el Congreso entre el PSOE, Podemos y EH Bildu no solo motivó una nueva grieta dentro del Consejo de Ministros, sino que también provocó el enfado de varios de los aliados parlamentarios de Sánchez, que se sintieron traicionados por el grupo socialista tras haber mantenido en secreto dicho acuerdo hasta que finalizase el proceso de votación de la nueva prórroga del estado de alarma. Este pelotón de molestos lo encabeza el PNV, que desde la moción de censura viene siendo decisivo a la hora de conformar mayorías parlamentarias. Su presidente, Andoni Ortuzar, advirtió ayer que el nivel de confianza con Sánchez «se ha ido gastando» desde el estallido de la pandemia y que en este mismo instante «tiene la luz de reserva encendida». El dirigente vasco no le auguró mucho recorrido a la legislatura si Sánchez sigue por esta vía: «La geometría variable sin coherencia es un circo». La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, circunscribió el acuerdo con EH Bildu, uno de los grandes enemigos electorales del PNV de cara al 12J, como algo «particular y puntual» para salvar el estado de alarma.

El otro gran aliado de Sánchez en la investidura, ERC, también evidenció ayer su disgusto a través de su líder, Oriol Junqueras, que lamentó el acuerdo del Gobierno con Cs y exigió retomar la mesa de diálogo pactada en enero, si no cumple, «no hace falta que cuenten con ERC», advirtió en Telecinco el líder independentista catalán.

Feijoo califica el pacto como un «disparate» 

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, tampoco ocultó su indignación por el acuerdo entre PSOE, Podemos y Bildu. «¿Qué le deben los españoles a Bildu?», se preguntó en una entrevista en la Ser. «Ver a todo un Gobierno pactando con Bildu, en plena crisis económica y social, y cuando estamos pidiendo dinero a Europa, supone un disparate político», dijo, episodio que calificó como «política frívola y de adolescentes que este país no merece».