Dos meses sin cepillo zarandean las arcas de las diócesis

Manuel García Reigosa
Manuel G. Reigosa REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Una feligresa enciende una vela en la iglesia de San Francisco de Santiago
Una feligresa enciende una vela en la iglesia de San Francisco de Santiago PACO RODRÍGUEZ

Las parroquias gallegas dejaron de recibir unos dos millones de euros de las colectas durante el cierre de los templos

24 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis del coronavirus obligará también a la Iglesia a apretarse el cinturón, toda vez que el covid-19 está atacando su principal vía de ingresos: las aportaciones directas de sus fieles, que se canalizan especialmente a través del conocido popularmente como cepillo. Atrás quedan dos meses en blanco. Y, aunque los templos han reabierto, deben respetar las restricciones de aforo, además de que sigue en vigor la dispensa de oír misa.

A principios de semana el vicesecretario de Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal Española, Fernando Giménez Barriocanal, daba cuenta de los datos económicos correspondientes al año 2018, con unos ingresos procedentes de los fieles de 326.019.428 euros. Si se reparten en doce meses, la cuantía es, en números redondos, de 27 millones de euros. Al propio tiempo significaba que la recaudación media por colectas en un mes anterior al estado de alarma era de unos 20 millones de euros.

Aportaciones de los fieles

Los datos de 2018 que reflejan las diócesis gallegas en el apartado referido a la aportación de fieles son los que siguen: Tui-Vigo, 4,9 millones; Mondoñedo-Ferrol, 1,9; Ourense, 4,45; y Santiago (en este caso en 2019), 7. En total suman 18,25 millones, que equivalen a 1,52 millones por mes. Tomando como referencia el cálculo de la Conferencia Episcopal para todo el Estado, esa cuantía se quedaría en alrededor de un millón de euros por mes a través de las colectas.

La Diócesis de Santiago ha confirmado que en la reunión del Consejo Económico de julio revisará a la baja las cuentas previstas para 2020. Y tampoco hay optimismo de cara al siguiente año, a pesar de ser Xacobeo.

Feligreses de la iglesia de A Barca en Muxía
Feligreses de la iglesia de A Barca en Muxía ANA GARCIA

Raúl Alfonso, delegado episcopal para asuntos económicos de la Diócesis de Ourense, se muestra igualmente constrictivo en sus proyecciones: «Case a metade dos recursos proveñen dos fieis, e nun 41 % dos contribuíntes a través de Facenda». Calcula que en el horizonte económico que se avecina van a bajar los dos capítulos. Por contra, las prestaciones de Cáritas a colectivos no dejan de incrementarse y, por consiguiente, los gastos.

La Conferencia Episcopal está intentando compensar el déficit de ingresos con las donaciones a través del portal www.donoamiiglesia.es que puso en marcha en 2016. Pero la previsión para todo el mes de mayo es de unos 2 millones de euros.

 

Poco a poco, más actividad litúrgica

La actividad litúrgica va recuperando el pulso muy lentamente. Alberto Cuevas, que pertenece a la diócesis de Tui-Vigo, subraya que «de momento, con muy poca asistencia», por las limitaciones en el aforo y por la recomendación a las personas de más edad para que no acudan.

Ese criterio también se aplica a los sacerdotes, según explica Rubén Amor, secretario del obispo de Mondoñedo Ferrol: «De momento, procuramos que oficien misa los más jóvenes, para salvaguardar la salud de los mayores».

Subraya que «el impacto económico va a ser grande» y que hasta que pase la pandemia será difícil de calibrar. Cuevas añade que en los dos últimos meses no hubo ingresos pero sí gastos, a los que se han añadido costes que no estaban previstos como los derivados de las desinfección de los templos.

Se va a resentir la estadística de bodas y comuniones

Lo que es seguro es que se va a resentir la estadística de bodas y comuniones. Solo en la diócesis de Santiago, en 2018 se celebraron 1.349 y 6.055, respectivamente.

Alberto Cuevas confirma que la mayoría de las nupcias han sido aplazadas hasta el año próximo. Las primeras comuniones pueden seguir el mismo camino, aunque todo dependerá de las conversaciones con los padres y de ver si se pueden adaptar a las restricciones de aforo.