Portugal retoma las clases presenciales y abre tiendas y restaurantes a medio gas

Begoña Íñiguez / Mónica Torres LISBOA, VALENÇA / CORRESPONSAL, REDACCIÓN

SOCIEDAD

La vuelta a los institutos en Portugal se realiza con mascarilla, toma de temperatura y gel desinfectante
La vuelta a los institutos en Portugal se realiza con mascarilla, toma de temperatura y gel desinfectante RAFAEL MARCHANTE | REUTERS

Costa llama a «vencer el miedo» en el arranque de la segunda fase de la desescalada

19 may 2020 . Actualizado a las 14:40 h.

Con 29.202 infectados por covid-19, 1.231 fallecidos, 6.430 recuperados y 628 hospitalizados, 105 de ellos en la uci, y una tasa de contagio del 0,97 % , Portugal inició este lunes la segunda fase del desconfinamiento con la apertura de cafés, pastelerías, restaurantes, comercios de calle de más de 400 metros cuadrados, guarderías, museos, residencias de ancianos y la vuelta a clase de los alumnos de bachillerato. Contra todo pronóstico, los cafés, los restaurantes y las típicas pastelerías lusas, tan ocupadas antes del dos de marzo cuando se detectó el primer caso de coronavirus en el país, han abierto sus puertas a medio gas, con menos gente de lo habitual.

«Los portugueses se han tomado muy en serio el covid-19 y por mucho que les guste venir todos los días al café a beber su bica, café solo, y comer un pastel, tienen miedo y solo unos pocos se han animado a hacerlo el primer día», confiesa a La Voz Rui Pimenta, propietario de la pastelería Abelha d´Ouro. «No tiene más que ver cómo está esta barra, casi vacía, porque además del aforo máximo del 50 %, la distancia que hay que guardar entre clientes, no se puede tomar el café de pie, tiene que ser en la mesa o en la terraza, lo que obliga a cambiar de hábitos», explica Pimenta. En Az de Comer, otro café del céntrico barrio de Campo de Ourique, a las once de la mañana casi no hay gente ni en la terraza ni dentro, a pesar de las medidas higiénicas. «Somos conscientes de que a nuestros clientes les va a costar adaptarse a los cambios impuestos por el covid-19 y se lo van a tomar con calma», afirma uno de los camareros, Pedro Santos, quien desinfecta una mesa y la prepara para los siguientes clientes. «Es un aprendizaje para todos, pero lo vamos a conseguir, los cafés y pastelerías forman parte de nuestra cultura social, y aquí estamos para recibir con seguridad y manos abiertas a nuestros clientes», dice.

El reputado chef luso, Vitor Sobral, uno de los padres de la cocina portuguesa de hoy, abrió este lunes sus restaurantes de Lisboa, A Tasca da Esquina, A Peixaría da Esquina y O Talho da Esquina, con las debidas medidas de limpieza, seguridad, normativa y con el certificado Clean @Safe, limpieza y seguridad, creado por Turismo de Portugal para clasificar a los restaurantes, hoteles y establecimientos de hostelería que cumplan con los requisitos impuestos por la Dirección General de Salud lusa. 

«No bajar los brazos»

«Son tiempos de gran desafío y exigencia, pero no debemos bajar los brazos y debemos de luchar por seguir ofreciendo a nuestros clientes lo mejor, eso sí, adaptándonos a las imposiciones del covid-19», avanza Sobral, mientras con mascarilla sirve el vino, entrega a una cliente una bolsa para que ponga la suya e indica la manera de acceder al menú digitalmente, a través del móvil. «Hemos tenido que reducir las mesas, tener más cuidado con la desinfección, la protección y seguridad del cliente y la nuestra, pero forma parte de la vida, adaptarse y mejorar cada día», reflexiona. El chef alentejano culmina: «Esta es una responsabilidad de todos, quien entra aquí debe tener cuidado con su higiene de manos al entrar y salir y llevar la mascarilla hasta que se siente en la mesa».

A 200 metros de A tasca da Esquina se encuentra O Bitoque, la típica tasca, pequeña y con las mesas muy juntas. Su propietario, Adelino Tomás, muestra su preocupación a La Voz. «Reabrimos con mucha preocupación ya que en nuestro caso el aforo se reduce más de un 75 %, por la configuración del local». Explica que el suyo es «un negocio familiar; en la barra ahora solo se pueden sentar cuatro personas, y en el comedor, ocho como máximo, si son de la misma familia, o en dos mesas de cuatro». Y concluye: «El covid-19 ha sido un golpe fuerte»

Kilómetros de colas en la frontera de Tui

La frontera más antigua de Europa se queda cada vez más pequeña. El puente internacional de Tui es el único de los cinco de la provincia por los que se puede cruzar el Miño desde el 18 de marzo y, al incrementarse el tráfico por la desescalada, el embudo es proporcional. Los accesos al puente que recoge los flujos que debían circular por Tomiño, Salvaterra y Arbo registraron a primera hora de este lunes colas de más de 3 kilómetros en ambos sentidos. Esta situación complica aún más las dificultades que han de enfrentar a diario los trabajadores transfronterizos que, desde el día 11 han tenido que reincorporarse a sus puestos. A los kilómetros de rodeos, inasumibles para muchos, se les suma aún más tiempo para los trayectos.