«De nada sirve que yo lo haga bien si tú lo haces mal»

R. D. SEOANE A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

MARCOS MÍGUEZ

Enfermera supervisora de oncología, Mónica Pérez dice que en 19 años «de lo más terrible que he vivido es leerle una carta de despedida a una madre»

17 may 2020 . Actualizado a las 14:53 h.

Dice Mónica Pérez: «Todos tenemos ganas de terraza, pero no queremos volver a ver lo que hemos visto». Y ella ha visto mucho. Le han pasado por delante, y también entre las manos, no solo imágenes. Ha sentido el desconsuelo de las familias y de los enfermos solos: «Cada vez que nos acercamos a sus camas, ellos ven solo nuestros ojos», lo que les causa una impresión dura, muy poco empática, que se suma a los temores que ya guardan dentro de sí.

En una de las primeras plantas del Chuac que se vació para hacer sitio al covid, pocas cosas se le han hecho más duras que tratar de suplir el hueco de los más cercanos cuando llegaba el adiós. «Cuando las familias no podían entrar, la hija de la primera paciente que se nos moría nos pidió que le leyésemos una carta. Fue terrible, no éramos capaces, no podíamos parar de llorar. En 19 años de trabajo es de lo más difícil que he vivido», cuenta sobre el desgarro de ver abrirse los corazones para despedirse... a distancia. Así que sí, a Mónica se le escapa un «¡ay, mi madre!» cuando se le recuerda el primer día de terraceo tras el confinamiento.

«En 19 años, de lo más terrible que he vivido es leerle una carta de despedida a una madre»

«Lo hicimos tan bien... Hay que seguir siendo prudentes, si nos relajamos, corremos peligro y ponemos en peligro a los demás», insiste esta enfermera curtida en tristezas (es supervisora en oncología) que piensa que «la mayoría es prudente», pero hay quien se despista y acorta las distancias en exceso. «Pan para hoy y hambre para mañana», resume antes de añadir que, quizá, baste con pararse a pensar: «Hoy no te ha tocado a ti, pero mañana puede que sí».

A esa minoría «no les ha tocado de cerca, no han visto aquí a los suyos pasándolo muy mal», piensa, ni tampoco lo mucho que se peleó para sacarlos adelante de «algo que es muy grave, no es una gripita». Mónica insiste: «Dependemos unos de los otros y de nada sirve que yo lo haga bien si tú lo haces mal». Por eso pide un poco de «conciencia social» y por eso mismo advierte: «No vivimos sin coronavirus, convivimos con él, y esto puede volver a ponerse muy feo».