Los polémicos termómetros infrarrojos para entrar al trabajo: mediciones entre 32 y 34 grados de temperatura

Manuel Varela Fariña
M.Varela REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Radovan Stoklasa | Reuters

Las mediciones con aparatos de infrarrojos deben ser realizadas por profesionales sanitarios y con aparatos homologados

13 may 2020 . Actualizado a las 21:10 h.

La situación viene repitiéndose cada mañana desde hace varios días. La vuelta al puesto de trabajo para miles de gallegos supuso encontrarse, a la entrada del recinto, con un compañero de oficina apuntando a la frente con un termómetro de infrarrojos. En algunos casos se registraron temperaturas de entre 32 y 34 grados. «Se están dando mediciones con temperaturas no compatibles con la vida», advierte el doctor Lorenzo Armenteros, portavoz de Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). El especialista subraya que este tipo de mediciones, en caso de realizarse, deben ser ejecutadas por profesionales sanitarios que den «un diagnóstico diferencial», con aparatos homologados y siguiendo las indicaciones del fabricante.

Muchas empresas han adoptado estos aparatos como filtro para prevenir la entrada de trabajadores contagiados con el coronavirus. Armenteros apunta a que los precios de estos aparatos oscilan entre los 10 y los 500 euros, un hecho que «influye en la sensibilidad y la veracidad de las mediciones». Estos termómetros hacen una lectura de rayos infrarrojos sobre la piel, proyectando un puntero láser de baja intensidad para apuntar la zona en la que se efectúa la medición, que normalmente se realiza entre la frente y la sien. El hecho de que una persona lleve maquillaje o una crema hidratante, alteraría las mediciones. Incluso influyen las características de la piel. 

La distancia entre el aparato y la persona sobre la que se realiza la prueba debe ser inferior a los 40 centímetros, por lo que quien sostiene el termómetro debe protegerse de forma adecuada. Los principales sesgos en estas mediciones son el manejo del aparato, el tipo de lectura y la homologación del termómetro. De utilizar esta herramienta, el profesional sanitario debe seguir las recomendaciones del fabricante, utilizar un aparato homologado, hacerlo cerca del paciente y realizando el movimiento adecuado sobre la piel.

Armenteros remarca que la fiebre es solo uno de los síntomas que pueden aparecer, como el cansancio o la tos. Luego están los asintomáticos, por lo que rechaza extender estas prácticas para detectar contagios en las empresas. El doctor también duda sobre estas mediciones en cuanto a la ley de protección de datos y pide la creación de un marco legal desde las autoridades sanitarias. «¿Y si una mala medición con un aparato no homologado o realizada por alguien que no es sanitario prohíbe la entrada a un comercio, a un vuelo o al puesto de trabajo?», reflexiona el médico. Además, estas mediciones se realizan de manera pública, por lo que sus resultados comprometen la intimidad y la protección de datos de quien pasa por el termómetro. 

El portavoz de SEMG sugiere que, como sustituto al uso de estos termómetros utilizados por personal no sanitario, las empresas instalen cámaras termográficas para medir la temperatura corporal, como las que ya utilizan algunos aeropuertos.