La atención social en Vilagarcía ha crecido un 27 % bajo la pandemia

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

SOCIEDAD

MONICA IRAGO

320 personas que nunca antes lo habían hecho recurren ahora a la cobertura municipal

13 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

No será fácil concretar el daño que una pandemia como la que el coronavirus ha desatado provoca en una sociedad determinada. Será necesario tiempo y estudio para extraer conclusiones y medir la repercusión de lo que está sucediendo. Aun así, determinados datos contribuyen, si no a un conocimiento certero, sí al menos a la configuración de una primera impresión sobre la profundidad de este fenómeno, de alcance planetario pero efectos muy locales. Es el caso, por ejemplo, del esfuerzo al que está siendo sometida la cobertura social de un lugar como Vilagarcía. Desde el 16 de marzo, un día después de que se estableciese el estado de alarma, los servicios municipales han llevado a cabo 1.164 atenciones de todo tipo.

El refuerzo del área que dirige la concejala Tania García ha permitido establecer prestaciones específicas, como el teléfono de atención psicosocial que se mantiene en funcionamiento las 24 horas o la red de voluntarios que proporcionan acompañamiento telefónico y distribuyen a domicilio alimentos y medicinas. Pues bien, un número en absoluto despreciable de esas actuaciones bajo la pandemia, un total de 320, fueron solicitadas por personas que nunca antes habían recurrido al Concello para solucionar sus problemas a la hora de satisfacer sus necesidades básicas. Esto quiere decir que un 27,49 % de quienes se dirigieron a Servizos Sociais carecían de historial y que, por lo tanto, la cobertura municipal a la población se ha ampliado en esa misma proporción desde que el coronavirus llamó a la puerta. Entre ellas hay familias de varios miembros, lo mismo que hombres y mujeres que viven solos.

Desde distintos niveles de la Administración, y la municipal está entre ellos, se han arbitrado ayudas para trabajadores, empresas, profesionales autónomos y sectores concretos. Pero existe un sustrato impermeable a la regulación, formado por quienes obtienen los ingresos que les permiten ir tirando de actividades que no están sometidas a ningún contrato. Trabajo en el hogar, cuidado de niños, ancianos y dependientes, empleos esporádicos. En definitiva, economía sumergida que se queda sin agarraderas en tiempos de crisis generalizada. «É pronto para cuantificar algo así, pero obviamente trátase dun problema grave e recorrente», apunta García, cercano a la desprotección radical.

Aunque Cáritas ha cifrado en un 40 % el incremento de personas que han acudido a sus servicios por primera vez en los últimos dos meses, y alertado de que la cifra de demandas se ha triplicado en España, no es posible, de momento, comprobar si este porcentaje se repite en Arousa. Francisco Fernández, director de Cáritas Interparroquial de Arousa, explica que su equipo está cerrando los balances de marzo y abril. «En calquera caso, si podemos confirmar que existe un aumento importante, malia que non poidamos poñerlle aínda cifras», indica. No tanto por lo que respecta al comedor social de Vilagarcía, que se ha estabilizado tras unas primeras semanas frenéticas, como por la entrega de alimentos y las ayudas directas al pago de alquileres y recibos.