Agotadas las citas para ir por primera vez al cementerio tras 56 días

SOCIEDAD

Jesús Barreiro y Dulcina Chousa en el cementerio de San Froilán
Jesús Barreiro y Dulcina Chousa en el cementerio de San Froilán Óscar Cela

Los interesados que reservan una plaza por teléfono pueden acudir durante una hora en una de las tres franjas habilitadas entre las cuatro y las siete de la tarde

13 may 2020 . Actualizado a las 10:50 h.

Un total de 150 personas acudieron ayer por primera vez al cementerio de San Froilán después de ocho semanas sin la posibilidad de visitar a sus muertos tras la declaración del estado de alarma que obligó a cerrar el recinto. Los interesados tienen que reservar una plaza mediante una llamada al número de teléfono de la instalación 982 29 73 03. Para evitar que coincidan, los entierros se celebran solo por las mañanas y las visitas se dividen por las tardes en tres tandas de una hora, entre las cuatro y las siete, en las que puede entrar al cementerio un máximo de 50 personas por hora y no más de dos juntas.

«Temos dúas liñas de teléfono habilitadas e onte non pararon de sonar», señala uno de los operarios del Concello que supervisa junto al encargado y una persona de seguridad la entrada de los lucenses que contactaron para concertar una cita. «Moita xente viu o luns á tarde pensando que xa estaríamos abertos e se atoparon coa porta pechada», añadía el mismo operario.

Goteo incesante

Minutos antes de las cuatro de la tarde, la puerta metálica del cementerio era un goteo incesante de gente, la mayoría ataviada con mascarilla y guantes, cuyo uso es obligatorio para acceder. Tras comprobar desde el otro lado de la verja que su nombre y apellidos figuraban en el registro de citas previas para esa hora, con un aforo limitado a 50, el responsable les daba libre acceso.

Un luto de 16 años

Hace 16 años que Jesús Barreiro y Dulcina Chousa perdieron a un hijo, cuya tumba visitaban desde entonces todas las semanas. Hasta que el Gobierno declaró el estado de alarma. «É a primeira vez que pasamos máis dunha semana sen poder vir a visitalo», dice ella mientras a él se le acercan las lágrimas a los ojos. Son de los primeros en entrar al cementerio a las cuatro de la tarde. Lo hacen con un centro de flores que depositan unos metros más allá sobre la tumba.

El caso de Jesús y Dulcina no es aislado. Ayer eran varias las personas que a las puertas del cementerio reconocían la necesidad de volver a este espacio para reencontrarse con sus seres queridos. «Veño a ver á miña dona. É moi recente e paseino moi mal este tempo sen poder vir», señala José Luis Ferreiro, que apura las palabras para poder encaminarse al lugar donde descansa su esposa.

Manuela Díaz tiene enterrados en San Froilán a sus abuelos, a sus padres y a su marido. «Estou satisfeita de vir, non facía máis que pensar nas herbas que estarían medrando e trouxen un ferro para quitalas», dice al tiempo que enseña las flores que trae y la herramienta con la que se valdrá para arreglar el espacio.

Visita inmediata

Muchos de los que ayer habían pedido cita previa por teléfono para acudir al cementerio saludaban a Serafín Saavedra con cercanía porque suelen acudir al recinto una vez a la semana o cada quince días. Esa regularidad, interrumpida durante el estado de alarma, obligó a establecer el sistema de citas previas para evitar aglomeraciones en el acceso. «Había que regular dalgunha maneira a entrada porque todos querían vir enseguida», apuntó Saavedra.

A la entrada, él mismo les indicaba que el uso de guantes y desinfectante era obligatorio. Asimismo, también explicaba a los primeros usuarios, con cita a las cuatro de la tarde, que debían salir antes de las cinco, cuando empieza el segundo turno.

Aunque la mayoría de los usuarios se manifestó satisfecho con las medidas que, pese a las restricciones, les permiten acudir al cementerio, una señora lamentó que «para tomar cañas non miren tanto pola seguridade». En ese sentido, Saavedra comentó: «É imposible que fagas algo con toda a boa fe e que contente a todo o mundo».