Las organizaciones sociales triplicaron la demanda de usuarios con la crisis

Maite Rodríguez Vázquez
MAITE RODRÍGUEZ OURENSE / LA VOZ

SOCIEDAD

Cáritas triplicó el número de servicios diarios
Cáritas triplicó el número de servicios diarios MIGUEL VILLAR

Cáritas sirve más de 600 raciones en su comedor en Ourense y Cruz Roja atendió a 2.500 personas en toda la provincia

10 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Las entidades sociales han visto notablemente incrementada la demanda de sus servicios desde el inicio de la crisis por el covid-19, que enseguida tuvo repercusiones económicas. Quienes lo primero lo notaron fueron aquellas personas y familias con escasos recursos, a las que pronto se añadieron trabajadores de puestos con salarios que apenas les dan para vivir al día o autónomos que tuvieron que cerrar sus negocios.

Cuando el Gobierno decretó el estado de alarma, el 15 de marzo, el banco de alimentos de Ourense se encontraba realizando el reparto de veinte mil kilos de productos procedentes del fondo europeo FEAD, de un total de 210.000, que se distribuyen tres veces al año. Ese reparto ya entregado a las entidades sociales se ha ido complementando en las últimas semanas, ante las peticiones de los servicios sociales, parroquias y entidades benéficas de que necesitaban más, explica Cecilio Santalices, coordinador del banco en Ourense. Esta entidad no las distribuye a personas individuales. En las pasadas jornadas, repartieron el cargamento de un tráiler con diez mil kilos de plátanos, pero antes, cientos de kilos de patatas, 48.000 kilos de alimentos no perecederos, y 5.000 litros de leche fresca. El reparto de fruta, que normalmente se hace dos veces al mes, se había parado al inicio del estado de alarma pero luego se retomó, especifica Santalices.

Una de las organizaciones sociales que más ha incrementado su demanda de alimentos es el comedor social de Cáritas. «Después de la primera semana, la demanda creció exponencialmente. Pasamos de 250 raciones diarias a 660. El impacto fue muy grande. Empezó a haber autónomos que estaban pasando apuros, además de gente que estaba en la economía sumergida, empleadas de hogar a las que les dijeron que dejaran de ir a las casas, los ERTEs no se estaban cobrando...», enumera María Tabarés sobre la situación en el comedor de Cáritas. Además de atender a las personas que acuden al comedor de la ciudad, Cáritas Diocesana también se ocupa de las demandas de las parroquias, donde también se incrementaron las necesidades. En este comedor, Cáritas sirve tres comidas diarias: desayuno, almuerzo y la cena, para llevar. Mantienen además, servicio de ducha y lavandería. El incremento en Cáritas es más significativo si se tiene en cuenta que en esta época de coronavirus en los albergues municipales sirven comida, con lo que usuarios habituales del comedor social ya no acuden. Los que llegan ahora al de Cáritas son personas que, teniendo trabajo o no, carecían de ahorros o no les llegan para mantener los gastos corrientes mientras esperan para cobrar los ERTEs, además de quienes dependían de ingresos sumergidos que no pudieron solicitar las ayudas gubernamentales.

En Cruz Roja también observan un incremento importante de las solicitudes de ayuda, de gente nueva o de personas que hacía años habían participado en alguno de los programas o cursos de la oenegé pero desde entonces eran autónomas. María Martínez, responsable del área de inclusión social de Cruz Roja, apunta que siguen trabajando en distintos proyectos de intervención, pero durante esta crisis han puesto en marcha un plan específico. La entidad hace una valoración personalizada de las necesidades y cada individuo o familia. Desde que se inició este plan, Cruz Roja ha atendido a 2.500 personas de toda la provincia. Las ayudas incluyen vales para comprar en el supermercado productos básicos, pago de medicamentos y luego se pasa a otros aspectos. «Hay gente que no ha pagado el alquiler. A medida que la situación de urgencia se va solucionando, valoramos cada situación», indica Martínez.

En Cruz Roja corroboran que el perfil de personas necesitadas se ha ampliado con esta crisis. Numéricamente, son más del doble que en una situación normal, o casi el triple, matiza María Martínez. «Prevemos que la ayuda va a seguir siendo necesaria, aunque la evolución dependerá del contexto global y del territorio», considera la responsable el inclusión social. «Muchos autónomos no se sabe cómo saldrán de la situación. Espero que cuando se planteen políticas no sean pretexto para acentuar la brecha social que quedó desde la anterior crisis, con una clase media empobrecida, y que no quede gente descartada», opina María Tabares desde Cáritas.

El Banco de Alimentos retomó, tras los primeros dias de parón con el estado de alarma, el reparto de alimentos frescos a entidades sociales.
El Banco de Alimentos retomó, tras los primeros dias de parón con el estado de alarma, el reparto de alimentos frescos a entidades sociales. Santi M. Amil

Los repartos habituales del banco de alimentos son más frecuentes

Cecilio Santalices está acostumbrado a hablar de grandes cantidades de alimentos. Y es que desde el banco en Ourense los repartos de toneladas de comida son habituales. Lo que hace distinta esta situación, matiza, es que ahora son más frecuentes. El cierre de los colegios y de los comedores escolares ha incrementado también la demanda de las familias necesitadas. En el caso del banco de alimentos, están en medio, con la tesitura de entregar víveres a las asociaciones o entidades que están en contacto con las personas en situación de emergencia social, pero también de seguir reponiendo para su almacén. Santalices asegura que los donantes habituales, empresas de alimentación ourensanas y gallegas, «siempre han apoyado» y siguen sumándose otros, como los miles de kilos de tubérculos que donó la limiana Patatas Paz.

Nuevos voluntarios para suplir a los mayores ausentes por ser de riesgo

Las entidades sociales han contado con la gran colaboración de sus voluntarios para atender este incremento de demanda de ayuda. En algunos casos, los colaboradores de mayor edad han tenido que refugiarse en sus domicilios al ser personas de riesgo pero han llegado manos nuevas para ayudar. «Tenemos gente estupenda para atender el comedor, voluntarios nuevos que se ofrecieron porque no estaban trabajando. No tenemos capacidad de llegar a todos los domicilios de la población de riesgo que no puede venir a buscar el táper y hemos contado con ayuda de Protección Civil y de la Cruz Roja», indica María Tabarés.

En el caso del Banco de Alimentos, Cecilio Santalices agradece la oferta que les llegó desde la Diputación de poner a su disposición los medios de transporte del organismo provincial para colaborar en el reparto, e incluso de encargarse de alguna de las entregas con voluntarios. Santalices destaca la buena coordinación entre las distintas entidades para ayudarse unas a otras a suplir sus necesidades de la forma más rápida. Es algo que ya tenían desde antes y que con esta crisis se ha acrecentado, puntualiza.

Desde Cruz Roja, María Martínez señala que el voluntariado hace una labor «fundamental para ayudar a tantas personas y que esto sea ágil y rápido». Junto con los técnicos, explican las ayudas existentes.