—¿Empieza ahora la etapa más difícil como se dice?
—La gente debe saber que salir de esta crisis depende de cada uno de nosotros. Está claro que algunos no lo hacen bien porque ya los hemos visto en las imágenes de estos últimos días, pero quiero pensar que es algo puntual y que realmente somos conscientes de que debemos actuar correctamente. La situación es muy dura, aunque si lo hacemos mal no avanzaremos durante meses.
—Sin embargo, hay gente pidiendo acelerar las fases e incluso poner fin al confinamiento
—Opino que es un gran error. El coronavirus no se trata de ninguna gripe común y no podemos arriesgarnos a saturar el sistema sanitario otra vez y provocar que cualquier otro problema que podamos tener no pueda ser atendido en condiciones. Como sociedad esto no podemos permitirlo, como tampoco que se hunda la economía.
—¿Se respira tensión en las reuniones?
—El ambiente es de que estamos ante un problema con muchas incógnitas, pero reconocemos que criticar no vale de nada. Todos intentamos aportar.
—Ha tenido que venir una pandemia para valorar el papel de la ciencia
—Cierto, pero con algunos matices importantes. Los científicos españoles son punteros, pero su papel no debe centrarse solo en el ámbito académico. Si algo ha puesto de manifiesto esta pandemia es que no todo gira en torno a la epidemiología. Hay que afrontar desde la ciencia otros ámbitos como la economía, el transporte, las relaciones diplomáticas o la agricultura. Tiene que haber una relación más fluida entre los expertos y la sociedad. Además, esta crisis no es un cisne negro sino un rinoceronte blanco
—Explíquese
—El cisne negro es un evento de la naturaleza muy raro. Mucha gente sabía que esto iba a pasar, como por ejemplo Bill Gates. Esto se parece más al símil del rinoceronte blanco: hasta que no tuvimos el peligro muy cerca no reaccionamos. El científico no solo debe entender el virus sino también saber cómo va a afectar a la sociedad en su conjunto, al sistema sanitario, al producto interior bruto y a los peluqueros. Lamentablemente estas interacciones no existen. Además, debe hacerse entender.
— Suena a crítica
—Los científicos vivimos en una torre de marfil y la población no nos molesta. La ciencia tiene que estar mucho más integrada. La relación con los medios de comunicación es un buen ejemplo. Muchos consideran que el periodista es un incordio porque tergiversa su conocimiento. Creo que debemos pasar del valor del científico por su conocimiento a sus habilidades. Cuando aprendamos esto, entenderemos por qué es útil que un astrofísico integre un comité de expertos en una pandemia y que un periodista trabaje con físicos sobre cambio climático.
J. V. Lado
El nombre de los 12 expertos que forman el jurado encargado de decidir que comunidades, provincias o áreas sanitarias pueden acceder a partir del lunes a la fase 1 de la desescalada es toda una incógnita. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CAES), Fernando Simón, fue tajante en su comparecencia. «No les voy a dar nombres de ninguna persona del equipo porque, en todo este proceso que llevamos de varios meses, las presiones que sufre cualquier persona de la que se da el nombre, por parte de la sociedad en general y de los medios de comunicación en particular, acaban haciendo muy difícil que pueda trabajar con la suficiente libertad. Lo que mejor podemos hacer es que hagan su trabajo correctamente y de la forma más independiente posible», señaló el epidemiólogo.
Seguir leyendo