«Al principio, la gente buscaba bombonas debajo de las piedras»

Bea Costa
bea costa VILAGARCÍA / LA VOZ

SOCIEDAD

MARTINA MISER

La demanda domiciliaria se mantiene, pero el sector nota el bajón por el cierre de bares y restaurantes

07 may 2020 . Actualizado a las 13:05 h.

La bombona es una producto imprescindible en muchas casas y negocios por eso los empresas de distribución de butano son consideradas una actividad esencial que debe seguir funcionando durante el estado de alarma. Una de ellas es El Hogar, que lleva cuatro décadas operando desde Vilagarcía y sigue sin bajar la guardia, también ahora. Nos habla de todo ello, su gerente, Breixo Redondo.

-¿Desde el punto de vista operativo, cómo les está afectando esta situación?

-No varió mucho. Lo que varió es a la hora de interactuar con el cliente. Seguimos saliendo con los camiones cada la mañana, pero procuramos no entrar en las casas de los clientes, y, cuando hacen el pedido, se les se avisa para que tengan la bombona en la puerta con el dinero preparado, para evitar la proximidad y protegerlo así a él y al repartidor. Por supuesto, van equipados con guantes, mascarillas y geles hidroalchólicos y cada vez que están con un cliente o cogen una bombona tienen que desinfectarse las manos. Otra de las ramas del negocio es el de servicio oficial de averías y mantenimiento. Este lo tenemos parado y lo único que se hace es atención de pequeñas averías. En ese caso desplazamos a un mecánico.

-¿Qué tipo de incidencias está habiendo?

-Nada fuera de lo normal, alguna bombona que no encaja, un calentador que no funciona, un regulador que no está bien...

-¿Se acabó lo de llegar con la bombona hasta la cocina?

-Ahora lo hacemos mucho menos, la gente es más reacia a dejarnos entrar, y tampoco nos preocupa porque no nos interesa. Pero hay que tener en cuenta que la bombona pesa 25 kilos y hay mucha gente mayor.

-Supongo que el reparto puerta a puerta se complica...

-Se complica por que la entrega de cada bombona se dilata en el tiempo, por el cambio de guantes, por el lavado de manos y a los repartidores les resulta incómoda la mascarilla. Pero lo que más complica el trabajo, sobre todo al principio, es la psicosis que se creó, porque nos mandaron a trabajar sin tener conocimiento de como iban a ser las cosas.

-¿Se venden más o menos bombonas con motivo del estado de alarma?

-Las dos primeras semanas, la carga de trabajo en el reparto fue increíble, por la cantidad de pedidos que teníamos y por el nerviosismo que había en el ambiente. La gente empezó a hacer acopio y a buscar bombonas debajo de las piedras, aparecieron bombonas que tenían en casa olvidadas desde hacía años. Después bajaron los pedidos y todo fue más fácil porque el personal también le empezó a coger el tranquillo. Este mes vendimos entre un 12 o 13 % menos y esto está muy relacionado con la hostelería. Los bares, los restaurante y los pequeños hoteles están cerrados, y se nota. La falta de pisos turísticos también se nota, porque en Semana Santa siempre hay un repunte por este tema y este año no lo hubo.

-Se habla mucho de los cambios que esa crisis va a conllevar desde el punto de vista social. ¿Cree que va afectar al sector y a la figura del butanero en concreto?

-La figura del repartidor siempre estuvo bien valorada. En estos días muchos recibieron muestras de cariño por parte de la gente. Hay que tener en cuenta que la mayoría de nuestros trabajadores llevan mucho tiempo, hay quien lleva treinta años llevando la bombona a la misma casa. No, no creo que vaya a haber cambios.

-Alguna anécdota habrá esto tiempo de excepcionalidad...

-Puedo contar que a uno de nuestros repartidores le dejaron un par de cervezas de propina junto a la bombona y los clientes también dejaron alguna nota dando las gracias. La gente está agradecida.

-La bombona es la energía más barata y se avecinan tiempos duros económicamente, ¿va esto a beneficiar al negocio?

-Esa es la gran incógnita. Aunque venga una crisis, no creo que vaya a haber un repunte muy significativo del consumo de gas butano. Ya lo vivimos con la crisis del 2008, y entonces no hubo un repunte significativo. Son muy pocos los clientes que tenían gas o corriente y se cambian a la bombona.