José Santos: «As festas e os bailes son o meu maior vicio, a ver se podo ir pronto»

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

SOCIEDAD

marcos creo

A sus 83 años, llevando en soledad el período de confinamiento, el sonense dice que le dio la vida vivir en una casa

06 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Confinado y solo en su vivienda de Caamaño, bastan pocos minutos de conversación para darse cuenta de que José Santos Martínez es una persona animosa a la que difícilmente podrá quitar su optimismo un virus que le ha obligado la permanecer en casa más tiempo del que le gustaría. El plan de desescalada le permite salir una hora al día, pero este hombre de 83 años comenta que no ha aprovechado el ligero levantamiento de las restricciones porque, asegura, «non hai a onde ir. Non podes saír a tomar un café a ningún sitio».

Como lo de las relaciones sociales todavía está en cuarentena, José Santos Martínez continúa haciendo lo mismo que desde el decreto del estado de alarma el pasado 14 de marzo: «Teño unha pequena horta, e iso deume a vida, igual que a terraza. É a vantaxe que teño. Agora dou voltas ao redor da casa».

«Non hai a onde ir. Non podes saír a tomar un café a ningún sitio».

Padre de una hija que trabaja en Santiago y de un varón que reside en Austria, José Santos es un hombre emprendedor que desarrolló buena parte de su actividad laboral emigrado en Londres. Después de haber pasado tantos años fuera, sentencia: «De Galicia xa non quero saír».

 Diversidad de ocupaciones

Explica que comenzó trabajando en el mar, pero decidió dejarlo para probar fortuna en el extranjero: «Traballei en Londres. Primeiro como chofer, despois estiven nun comercio de moda e posteriormente convertinme en mordomo».

Al hablar de su etapa como asistente, recuerda que en una de las casas en las que estuvo hasta que decidió a regresar de nuevo a Porto do Son tenía a varios empleados del personal doméstico a sus órdenes: «Facíanse bastantes actos sociais aos que acudían moitos invitados. Había que preparar todo». Además de ocuparse del trabajo diario.

Transcurrido el tiempo dejó Londres, pero el suyo no fue un retorno definitivo: «Con 60 anos volvín marchar para exercer de novo como mordomo». En esta ocasión estaba en una residencia más pequeña: «Tíñame que encargar eu de todo, non había outro persoal».

Sabe apañárselas solo porque indica que «os fillos nunca quixeron ir para Londres». Con su experiencia, ocuparse de las labores domésticas no le supone ningún problema: «Cociñar dáseme ben, e son bastante curioso». Sin embargo, reconoce que ocuparse de la limpieza se le hace cuesta arriba: «Vén unha persoa para facelo, unha traballadora mandada polo departamento de Servizos Sociais do Concello».

«Cociñar dáseme ben, e son bastante curioso»

Durante este largo período de confinamiento, José Santos ha estado encargándose de hacer la compra y de ir a la farmacia. Eso sí, lo menos posible. Sin embargo, se ha visto privado de algunas de las cosas que le distraen: «As festas e os bailes son o meu maior vicio, a ver se podo ir pronto».

No pierde la esperanza: «Agardemos que o virus vaia marchando e para xullo poidan volver abrir as salas e se retomen os bailes que se fan para maiores nos municipios da bisbarra». El sonense no se imagina un verano en casa sin poder pisar una celebración ni compartir un rato de esparcimiento musical.

Otra de sus aficiones es acudir a los mercadillos, pero también en este caso existen muchas dudas de cuándo volverán a celebrarse como antes. Por ahora solamente se ha autorizado de nuevo la comercialización de productos perecederos.

Mientras la normalidad no se restablece, este vecino de Caamaño procura invertir su tiempo de la mejor manera posible, entre la huerta de su vivienda, asomarse a la ventana o estar en la terraza. Mirar la televisión también constituye otro de sus entretenimientos. Lo más importante, manifiesta, «é que non veña o virus ese».