
La comunidad será una zona muy vulnerable en un futuro en el que 3.500 millones de personas vivirán con las temperaturas que se registran hoy en el Sáhara
07 may 2020 . Actualizado a las 10:40 h.El relato de la vida en la Tierra cuenta la historia de una búsqueda permanente para encontrar unas condiciones que garanticen la supervivencia. La especie humana no es una excepción. La población mundial ha aumentado en los últimos diez mil años de manera asombrosa gracias a la invención de la agricultura y a los sucesivos avances científicos y tecnológicos. Pero antes, el ser humano ha tenido que encontrar su nicho ambiental, un concepto ecológico que describe el rango de condiciones físicas donde una población local puede vivir y perpetuarse exitosamente.
En el caso de los humanos parece estar entre los 30 y los 60 grados latitud norte, donde se concentra el ochenta por ciento de los habitantes del planeta. «Uno de los parámetros que define este nicho es la temperatura media y el rango ideal para nosotros se encuentra entre los 11 y los 15 grados», apunta Gonzalo Míguez, profesor titular de Física en la Universidad de Santiago.
El calentamiento global amenaza con modificar las franjas climáticas y elevar la temperatura media hasta alcanzar unos valores insoportables en aquellas regiones donde la temperatura media ya es muy elevada, en torno a 25 grados. Según un artículo publicado en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences, si la humanidad no resuelve su dependencia de los combustibles fósiles, en el 2070 el valor medio donde conviven ahora mismo 3.500 millones de personas superaría 29 grados. La temperatura del Sáhara sería habitual en otros muchos países.
«Las zonas más castigadas serán especialmente la India y el sudeste asiático, donde hay miles de millones de personas. En el caso de la India, sus habitantes ya están acostumbrados a temperaturas de hasta 50 grados antes de que llegue el monzón, pero poco tiempo. Según este escenario el calor extremo se prolongaría durante meses. Realmente serán condiciones difíciles de soportar y resulta una incógnita saber qué va a pasar en un país con tanta gente. En este ambiente la civilización seguramente nunca se hubiese instalado en ese lugar del mundo», reconoce Míguez. Millones de personas tendrán que decidir si permanecen en sus hogares con un clima inhabitable o si migran.
Expansión cinturón tropical
Los autores del trabajo reconocen que el futuro que predice su investigación todavía puede evitarse. El escenario RCP8.5 propuesto por el IPCC (Panel de Expertos sobre Cambio Climático de Naciones Unidas) es el más pesimista de todos, aunque también realista mientras la comunidad internacional siga sin afrontar el origen del problema, la emisión de gases de efecto invernadero.
«No caso do continente europeo o aumento de temperatura afectará de forma desigual á parte norte e a parte sur. Así esperase que o aumento de temperatura afecte especialmente ás costas do Mediterráneo e beneficie aos países do norte, especialmente a Rusia. Galicia queda a medio camiño entre ambos extremos. As zonas máis cálidas veranse prexudicada pero, pola contra, as zonas montañosas poden verse beneficiadas. Isto apreciase claramente no cultivo da uva, xa que algúns estudos apuntan a que se fará necesario desprazar as viñas cara zonas máis elevadas da comunidade», apunta Damián Insua, investigador del Grupo de Física No Lineal de la USC.
Pero si la temperatura media global supera el margen de seguridad fijado por los científicos en dos grados, Galicia tiene mucho que perder y poco que ganar. Uno de los efectos previstos es una expansión del cinturón tropical. «Esto provocará, por ejemplo, que el clima Mediterráneo se mueva hacia el norte de Europa y habrá zonas con sequía durante el verano donde ahora mismo no la hay. En el sur de la Península pasarán a tener las condiciones que en la actualidad hay en Marruecos», sostiene Míguez.
Galicia será una de las regiones del continente más afectadas ante cualquier cambio de esta naturaleza ya que se encuentra en el límite entre dos climas, oceánico y mediterráneo. «Lo que se va a mover no es el centro de una determinada zona climática, sino sus bordes. Y como la comunidad gallega se encuentra justo en la zona de transición entre un clima lluvioso y otro más seco, esta expansión del cinturón tropical le afectará con más intensidad. Nuestra comunidad ya tiene una estación seca, el verano, aunque no es tan acentuada como en otros sitios, como por ejemplo el sur de Portugal. Por tanto, la sequías estivales propias del clima mediterráneo se va a mover hacia el norte y va a afectar especialmente a Galicia», advierte Míguez.